La explosión de sabor y quemazón que nos deja la comida picante es tan agradable para unos como desagradable para otros… Como siempre, se trata de una cuestión de gustos, aunque las últimas investigaciones nos animan a incrementar su consumo en nuestra dieta.
Alimentos en forma de chili, especias, guindillas y un largo etcétera cuentan con una serie de beneficios para la salud:
- Aceleración del metabolismo
- Disminución de la presión arterial
- Vivir más tiempo.
La capsaicina es un compuesto químico que produce una sensación de ardor en la boca al detectar el picante. Una percepción que va ligada a la temperatura, pero es un efecto ilusorio de nuestros receptores neuronales, ya que estos alimentos no están calientes.
Un estudio de la Universidad de Purdue en West Lafayette (Indiana) establece que el consumo de pimienta roja también puede ayudar a controlar el apetito y a quemar más calorías después de las comidas, especialmente en aquellas personas que no suelen consumir la especia de manera regular.
Además, según explica el investigador Richard Mattes, la comida picante lograría rebajar la hipertensión: “Una ingesta de capsaicina a largo plazo podría, efectivamente, favorecer el estado de salud de las personas hipertensas.”
Otro estudio de la Tercera Universidad Médico-Militar de China, analizó los hábitos alimenticios de 50.000 adultos y siete año después verificó los datos de mortalidad de alrededor de 20,000 de esas personas que murieron durante los siete años posteriores. Los resultados confirmaron que aquellos individuos que comían alimentos picantes unas seis veces por semana, tuvieron un 14% menos de riesgo de muerte prematura que aquellos que consumían una menor cantidad.