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Agenda Marabilias: Malasaña ha muerto, ¡viva Antón Martín!

Ha tenido un auténtico resurgir. Entre Doctor Fourquet, zona de galerías, La Latina y la Plaza Santa Ana, Antón Martín se ha convertido en el sitio perfecto para tomar un café, una cerveza o comprar un libro. Más variado. Más barato. Más bonito.

Al César lo que es del César… Durante los últimos años Malasaña ha acaparado el ocio alternativo –lo que sea que ese adjetivo pueda significar hoy día-. En sus calles se concentran locales míticos –desde el desaparecido Nasty hasta El Pepe Botella-; tiendas de diseño; peluquerías de autor; librerías-vinotecas.  La Latina es el recodo para el mojito, la caña y la juerga –especialmente las despedidas de soltero-. Buena parte del quehacer de fines de semana y noches ha permanecido concentrado en ambos barrios durante los últimos años.

Sin embargo, y cada vez con más insistencia, la zona de Antón Martín –muy cercana a Lavapiés, Sol y Tirso de Molina- se abre espacio a codazos: lugares nuevos, precios más económicos, opciones mejores y más variadas. Su cercanía con el Museo Reina Sofía y la nueva calle de galerías Doctor Fourquet, además de la posición privilegiada que tiene para llegar al Barrio de las Letras o moverse a Atocha han hecho de Antón Martín un lugar al que muchos miran como una opción más económica –e incluso mejor en calidad-. He aquí una selección de cinco razones por las cuales Malasaña pierde terreno frente a este barrio que comienza a revitalizarse.

Benteveo Bar. Es algo más que un bar de barrio. El Benteveo es un sitio acogedor. Pequeño pero coqueto. En él, lo vintage no es una pose, ni mucho menos una impostura, se trata de un gesto natural. Cada caña está servida con mimo, con aperitivos hechos al momento y con generosas tapas de jamón y tomate que invitan a repetir a la hora del aperitivo. Atendido por sus dueños, un grupo de argentinos encantadores, en el Benteveo se puede tomar una tosta tranquilamente mientras se lee el periódico, o tomarse una caña después de darse un paseo por el Rastro el domingo. Sus copiosos desayunos pueden presumir del mejor pan tumaca de la zona … Y si Olaya os sirve el café, tened por seguro que el fin de semana será perfecto; id y comprobadlo. Un lugar ideal, sea la hora que sea. Calle Santa Isabel, 15.

La Fugitiva Librería Café. No hay hora ni día para ir. Aunque un sábado por la mañana o un domingo por la tarde resulta irresistible. La Fugitiva Librería Café, en la calle de Santa Isabel 7, es un lugar acogedor. Sus altísimos ventanales y sus pisos de madera la convierten en un lugar novedoso y perfecto para sentarse a trabajar o leer, porque además de café y mesas, posee Wifi gratis. Está al lado de la Filmoteca Nacional. Entre sus especialidades, además de la variada oferta de libros, están las tortas de Azeitão, hechas con huevo. Su suave sabor de limón y  canela son el ejemplo de la excelente pastelería tradicional de la localidad portuguesa de Azeitão, muy próxima a Setubal.

El Terral.  Las siluetas recortadas de los personajes de Reservoir Dogs presiden una de las paredes de Terral, un magnífico bar-restaurante en la calle Santa Isabel, justo frente a la Filmoteca. Isabel, su dueña, descubrió el lugar vacío mientras esperaba a un amigo para ver la película de Tarantino. Y Voilá. He aquí el resultado: un bar de ventanas y puertas abiertas, en el que se puede desayunar, beber un café, tomar una cena sana y ligera o simplemente quedar para un cóctel. Todos sus productos, desde el café hasta las hortalizas, son ecológicos o pertenecen a los programas de comercio justo.  La carta sorprende por sus precios y su calidad ensaladas (tamaño familiar, 8€), bocatas (4€) o crepes (4,50€), zumos naturales (3,5€), bizcochos y tartas caseras (3€) y cócteles (6€). Abren a las 9.30 y cierran a las 2.00.

 La Integral.  No está exactamente en Antón Martín. Hay que caminar unos pasos. En una antigua panadería del número 25 de la calle León, que durante mucho tiempo surtió de pan y otras chucherías a los vecinos del barrio, abrió sus puertas desde hace casi tres años La Integral, una tienda diferente, original y curiosa como pocas. Podría ser una tienda de ropa como una galería, a su manera. María y Charo son sus dueñas. Formadas en el campo de las Bellas Artes cada una tiene su propia firma, La Doña y Micocotte. La Doña es un taller dedicado al diseño y fabricación de objetos de decoración y muebles. Micocotte es la línea visual de La Integral y la persona tras ella es Charo Trillo, la artista que pinta maravillosos cuadros a partir de fotografías antiguas. Ya sea sobre papel o madera, en acrílico, sobre lienzo o utilizando la técnica del collage. Algunas de sus obras se exponen en la tienda. Con ese nombre también se conoce la línea de ropa de La Integral. Un lugar original, distinto y con precios muy asequibles.

El Despertar. Es un clásico. Fundado a principios de 1981, de estilo modernista, El Despertar es un café de tertulias de primeros de siglo. cercano al Cine Doré y la Filmoteca Nacional, ha sido escenario de distintas películas, entre ellas  Cara de Acelga y En la ciudad sin límites. Entre sus especialidades está el  Café Quemado Holandés y el carajillo, aunque una buena jarra de cerveza bien tirada no tiene desperdicio. Además de ser un lugar donde se puede charlar –durante mucho, mucho tiempo- también es posible disfrutar del jazz (tienen conciertos de jueves a domingo). El local pertenece a La Noche en Vivo, que presenta lo mejor de las propuestas musicales de la ciudad.

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