En la época en la que Henry Stanley se adentraba en el corazón de África en busca del Doctor Livingstone y Leopoldo II de Bélgica se repartía las minas de diamante con John Rhodes, hubo un hombre que se rebeló contra la sociedad occidental y su conducta imperialista.
Julien Viaud, bajo el seudónimo de Pierre Loti fue un escritor contemporáneo a Émile Zola, afamado por su gusto a las culturas lejanas y su ferviente lucha contra el imperialismo occidental. E icono del exotismo literario de finales del XIX.
La pasión por la historia natural y su espíritu viajero empujaron a Loti a enrolarse en la Marina francesa. Sus grandes viajes por el Pacífico y el Índico. Por el mar Mediterráneo, los Mares del Sur y sus incursiones en África y Oriente Medio y Asia le dieron la oportunidad de dar sus primeros pasos como escritor, decorador, aventurero, artista y costurero.
Pueblos indígenas y Europa en declive
Fue testigo de la destrucción de algunos pueblos indígenas, provocando en Loti la necesidad de escribir y dibujar todos los lugares que iba conociendo. Transmitió la imagen de la Europa en declive y del nefasto papel que jugaba Occidente sobre el resto del mundo.
China, Tahití, el antiguo imperio Otomano, Japón, Vietnam, Marruecos y Egipto son sólo alguno de los países en los que Loti visitó y que le sirvieron de inspiración en su obra y en su vida. Trayéndose con sigo un pequeño retazo de cada uno de ellos. Escribió, dibujó y vivió en primera persona las maravillas de un mundo medianamente conocido y apenas explorado.
Su carácter sarcástico hizo que fuera juzgado por su estilo de vida.
Las extravagancias de Loti fueron más allá de sus novelas. Sus disfraces, su carácter sarcástico y su inocencia a la hora de mirar el mundo que le rodeaba hizo que fuera juzgado por su estilo de vida y por su forma de describir los nefastos efectos de las incursiones imperialistas en África y Asia provocando la pérdida de riqueza, la explotación y la paulatina desaparición de los pueblos indígenas.
Amor a la naturaleza
Loti fue nombrado miembro de la Academia de Goncourt y de la Academia Francesa gracias a su obra literaria. Publicó novelas casi autobiográficas como El matrimonio de Loti , Aziyadé o Madame Chrysanthème y otras como la mordaz crítica a la barbarie colonizadora de Los últimos días en Pekín. Siempre con la Marina, el amor incondicional y el poder de la naturaleza como protagonistas y el exotismo de cultural como telón e fondo.
Sólo temía a lo que el llamaba “el plazo fatal”. El miedo a la muerte marcó su vida y su obra. Lo único que le aliviaba era su obsesión por etiquetar y guardar todo momento de su existencia en su casa de Rochefort. Un refugio donde se pueden ver sus fotografías, sus disfraces, sus vestidos y sus escritos, conformando la peculiar percepción del mundo de Pierre Loti.
Una casa que es un museo
Una casa que nos evoca su gusto por las paradojas y las ambigüedades. El artista, el marino, el escritor, el académico y el aventurero. Que supo remover las conciencias y mostrarnos cómo eran las colonias del siglo XIX, su cultura y sus tradiciones. Un fiel ejemplo de la fascinación por lo lejano y lo exótico que le llevo a reproducir las maravillas que había visitado. Desde un baño turco a un salón de té argelino pasado por una mezquita o una pagoda japonesa. Lo que al principio fue sólo una vivienda familiar, se convirtió en un lugar capaz de trasportarnos de un extremo del mundo al otro.
Las paredes de su casa conforman uno de los mejores museos costumbristas de las colonias africanas, orientales y asiáticas de la época de Loti. También es el fiel reflejo de la compleja personalidad del artista y su decadente manera de vivir. Transformó la estructura de la casa en un lugar teatral donde fueron invitados grandes personalidades de la época a suntuosas fiestas. Dónde se entremezclan culturas y estilos. Desde Oriente a Senegal. Y del gótico francés al renacentista italiano.
Tras su muerte fue denostado por personajes como André Breton.
Tras su muerte en Hendaya y un funeral de estado fue olvidado y condenado como traidor por muchos aquellos que lo admiraron alguna vez y denostado por otros como André Breton. No obstante, su poderosa prosa a subsistido al paso del tiempo y su influencia en la literatura de viajes han despertado el interés por un hombre que supo anteponer su forma de entender el mundo a los convencionalismos de una época marcada por la expansión de lo occidental.