Así, mientras uno se consagra al deporte blanco, el otro, en vez de jurar en arameo intentando hacer la cuña, aguarda relajadamente su regreso tras un tratamiento termal en toda regla. La combinación, claro, resulta doblemente redonda cuando ambos le dan a la tabla y, después de una jornada en la montaña, lo celebran con menos ropa bajo un baño de burbujas.
Spas de nivel aparecen unos cuantos por las estaciones patrias, como el novísimo y ultra-chic El Lodge (www.ellodge.com/es) de Sierra Nevada o el imperecedero La Pleta (www.lapleta.com) de Baqueira. Balnearios-balnearios –es decir, con aguas mineromedicinales en lugar de agua del grifo aderezada con más o menos arte– hay sin embargo muy pocos.
En el Pirineo aragonés, a 8 kilómetros de la estación de Panticosa y a 20 de Formigal, el Panticosa Resort (www.panticosa.com. Tel. 902 25 25 22) presume de un decimonónico conjunto hotelero trasplantado al siglo XXI gracias a la remodelación orquestada por Rafael Moneo, así como de un balneario a la última. Sus más de 8.500 m2 engloban desde una piscina exterior calentita en la que hacerse arrumacos bajo las estrellas hasta un iglú en el que aumentar la presión arterial, zona de aguas termales con chorros, cascadas y saunas, amén de una veintena de cabinas en las que entregarse a cualquiera de sus tratamientos de bienestar o belleza. Uno de sus múltiples programas, la Escapada Esquí Panticosa, cuesta entre 241 y 305 € por persona, según la temporada, por cuatro noches en alojamiento, desayuno y forfait para toda la estancia. Como los Baños de Benasque (www.hotelesvalero.com/es/bbenasque) solo abren en verano, por esta zona únicamente quedaría la opción, si bien más alejada de las pistas, de las Vilas del Turbón (www.balneariovilasdelturbon.com/ Tel. 974 550 111), a 50 kilómetros de Cerler. Rodeado de montañas, este establecimiento que oficiara como refugio para niños durante la Guerra Civil cuenta hoy con un hotel de dos estrellas pero muy bien restaurado, así como con un coqueto balneario particularmente indicado para tratar afecciones renales y reumatológicas. Su programa básico de 4 días oscila entre los 268 y los 358 € por persona en función de si se elige contratar solo el alojamiento y el desayuno o la pensión completa, y además del hotel incluye reconocimiento médico, tomas de agua minero-medicinal, uso del gimnasio y de la piscina termal, una sesión de chorros, otra de piscina activa y de aquaterapia, otra de envolvimientos de arcilla y un masaje.
Ya en el Pirineo catalán, las Caldas de Boí (www.caldesdeboi.com), a 8 kilómetros de la estación de Boí Taüll, preveen reabrir sus puertas en abril de este año, por lo que antes solo podría optarse por el Balneari Sant Vicenç (www.hotelsantvicenc.com Tel. 973 38 40 10), a una media hora de las pistas de esquí de travesía de Lles y Aransa y poco más de las estaciones de La Molina y Masella. Su caserón centenario, en manos de la misma familia desde hace ya siete generaciones, alberga un hotelito con apenas dos estrellas pero lleno de encanto, así como un recoleto balneario revestido de piedra vista y cristaleras a la naturaleza cuyas aguas son particularmente idóneas para el reúma y ciertos problemas cutáneos y respiratorios. Sus paquetes de lunes a viernes cuestan 350 € por persona e incluyen las cuatro noches en pensión completa, acceso a la zona termal y una terapia diaria a elegir por el huésped.
No, no es lo mismoLa palabra spa puede tener más glamour, pero para que un establecimiento pueda considerarse un balneario ha de reunir una ristra de requisitos que no precisan los spas. Básicamente: contar con aguas mineromedicinales declaradas de utilidad pública, instalaciones adecuadas y un equipo médico al frente; todo ello estrictamente regulado a pesar de la frecuente confusión entre ambos conceptos. Si bien para disfrutar de unos días de relax tanto valen unos como otros y lo que prima entonces es la calidad y el estilo del establecimiento, cuando lo que se busca es un tratamiento basado en el poder del agua termal, la elección ha de ser sin duda posible un balneario.