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El tesoro renacentista de Úbeda

Úbeda no es normal. No es normal encontrar un conjunto urbano tan completo, tan bien conservado y sobre todo tan homogéneo. Y, además, de estilo renacentista. Renacentista del sur, dirán algunos puntillosos que encuentran diferencias sustanciosas entre estos palacios e iglesias de la provincia de Jaén con los de otras provincias situadas más al norte.

En cualquier caso, lo que ocurre es que aquí tenemos una ciudad ideal, creada casi de una tacada según unos principios urbanísticos entre los que no se incluía la necesidad perentoria de defenderse. Hablamos del siglo XVI, cuando hace tiempo que terminó la llamada Reconquista y todo el mundo tenía la cabeza en otra cosa.

¿A cuento de qué viene tanto esplendor arquitectónico en una pequeña ciudad? Todo ello debe relacionarse con un personaje: Francisco de los Cobos, que fue el promotor de una buena parte de los edificios majestuosos que todavía impresionan. De los Cobos fue el secretario de Estado de Carlos I —algo equivalente a presidente del Gobierno— además de haber acumulado unos cuantos cargos más desde los tiempos de los Reyes Católicos. Lo que se dice un pez gordo. El hecho de que fuera originario de Úbeda no debe llevarnos a sacar conclusiones precipitadas sobre su interés por esta ciudad.

Pero ahora resulta una maravilla pasear por estas calles que te llevan de asombro en asombro. La plaza Vázquez de Molina (o de Santa María) es uno de esos lugares como no hay dos. Ahí está la capilla de El Salvador, que tiene el detalle de ser el mayor mausoleo civil de España. Hay catedrales mucho menos imponentes que esta capilla. Al lado están los palacios del Condestable Dávalos y de las Cadenas (ocupados ahora por el Parador el Ayuntamiento). Algunos de estos edificios son obra del arquitecto Andrés de Vandelvira, otro de los genios renacentistas que dejó un buen puñado de obras por la provincia de Jaén.

Más allá de este cogollo maravilloso se extiende un conjunto rebosante de palacios, iglesias y, también, muchas casas modestas que ayudan a formar un conjunto superior. De vez en cuando se aprovechan de ello los cineastas para rodar películas de época —Alatriste, etc.— con el único trabajo de ocultar las señales de tráfico.

Parecería que se sabe todo de Úbeda, pero siguen apareciendo sorpresas. Una de las últimas fue el descubrimiento de una sinagoga cuya memoria había desaparecido. Ahora, convenientemente restaurada, la Sinagoga del Agua es una de las visitas más emocionantes que se pueden realizar en Úbeda.

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