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Marta Sánchez, muerta por dentro

Marta Sánchez se ha transformado en “Muerta Sánchez” para el común de los mortales. Su paso por el programa Tu cara me suena nos ha revelado una faceta de la cantante que hasta ahora no conocíamos, su desgana. ¿Qué le ocurre a la mujer que animó a las tropas en la Guerra del Golfo? ¿Qué le pasa a Marta Sánchez?

  • Marta Sánchez con Àngel Llàcer y Carlos Latre en el plató de Tu cara me suena (Gtresonline).

Este no está siendo el año de Marta Sánchez. O tal vez sí, ya que ha estado en boca de todos, aunque haya sido por motivos muy alejados de sus éxitos profesionales. La cantante terminaba 2013 inmersa en una tremenda polémica al protagonizar el anuncio más parodiado de los últimos años. Poco se imaginaba el resultado cuando la llamaron para interpretar junto a Raphael, Niña Pastori, David Bustamante y Montserrat Caballé una canción llena de buenas intenciones y sentimiento navideño. A los pocos minutos de estrenarse el vídeo, las redes sociales ardían con críticas y comentarios que no dejaban títere con cabeza. Por suerte para Marta, su actuación pasó bastante desapercibida, cosa que no evitó que la cantante se sintiera molesta ante las burlas. “Las parodias están faltas de respeto y de consideración a artistas que llevan muchos años”, declaró semanas después del estreno.

Desde el primer momento, la cantante se encontró incómoda en su silla.

Aun así, no dudó en protagonizar ella misma otra parodia del anuncio, esta vez en el programa Tu cara me suena, donde ha debutado, no sin polémicas, como jurado. El exitoso programa de imitaciones que presenta Manel Fuentes necesitaba de un nuevo miembro para sustituir a Carolina Cerezuela, que debido a la maternidad se encuentra alejada de la televisión. En un primer momento, intentaron parchear la baja con Carolina Ferre, ex concursante y amplia conocedora del mecanismo del programa, pero con el estreno de la nueva edición, hacía falta una cara nueva y la encontraron en Marta Sánchez. Pocas cantantes hay tan populares y con tantos años de profesión como Marta Sánchez, así que los productores del programa consideraron que podría ofrecer un punto de vista distinto y complementario al de su compañera y amiga Mónica Naranjo. Y Marta se lo creyó.

Desde el primer momento, la cantante se encontró incómoda en su silla. No por tener que valorar las actuaciones de los concursantes, o al menos no de aquellos a los que se les considera cantantes de verdad -cuestión distinta son las actuaciones de participantes como Florentino Fernández o Santi Rodríguez, con los que Sánchez no congenia demasiado-, sino por el tono de humor y las bromas que constantemente hacen el resto de jurados, en especial, Àngel Llàcer. Mientras los demás disfrutan de las actuaciones, se toman todo con humor, se suben encima de la mesa y gritan sin parar, Marta ha permanecido callada, en un segundo plano y mostrando en todo momento la poca gracia que le hacía estar allí sentada. Y claro, no hay nada peor que dejar ver el miedo.

Choque de trenes

Llàcer, persona histriónica y excesiva donde las haya, viendo la poca complicidad que mostraba la cantante, decidió ir tensando poco a poco el hilo para ver si Sánchez despertaba y se unía al club. El problema es que consiguió el efecto contrario. La tensión en cada programa fue aumentando hasta que explotó cuando llegó la imitación de la propia Marta Sánchez a cargo de Edurne. Sánchez le reprochó a la concursante que no se había aprendido la coreografía de su canción demasiado bien, Llàcer la llamó envidiosa, la cantante le echó la culpa a él y este le increpó diciéndole que se trataba de un programa de humor. “Yo en este programa me parto de risa, a lo mejor el que no entiende tanto que es de risa eres tú que ridiculizas en vez de reírte con la gente”, declaró muy seria la cantante, haciendo enmudecer al plató.

Marta Sánchez se desquitó en la radio: "Nunca firmé un contrato de payasa".

Pero Marta Sánchez no se ha quedado ahí. Por mucho que la dirección del programa la obligara a normalizar su situación por el bien del tono divertido y humorístico que caracteriza al show, la cantante seguía con la espinita clavada y se desquitó en un programa de radio. “Yo me lo tomo muy en serio a veces y realmente algunas de las bromas me gusta verlas desde fuera, no participar tanto en ellas desde dentro. Y eso ha dado pie a que sea más apática o menos participativa. Yo en un principio acepté ese labor para dar mi opinión como cantante, compositora e intérprete, nunca firmé un contrato de payasa”. Pero, ¿tenía razón la cantante? ¿Ese iba a ser su papel en el concurso?

Evidentemente, cuando uno cuenta con la presencia de Marta Sánchez es para que dé su opinión como cantante y así se lo trasmitirían a ella, pero también debería haber invertido un poco de tiempo en ver de qué iba a ser el programa. Contando que es la tercera edición de Tu cara me suena, la cantante no podía alegar desconocimiento. Por mucho que los concursantes ensayen, se aprendan coreografías y actúen en directo, no estamos ante un Operación Triunfo o La Voz. Se trata de un programa de humor, donde prima la risa ante la afinación. Y si uno no va a estar a la altura de las circunstancias, mejor se lo piensa dos veces antes de firmar el contrato. Así que Marta, viendo tus últimas decisiones profesionales, no podemos más que aconsejarte un cambio de representante. Tus fans lo agradecerán, tu carrera lo agradecerá, tu salud lo agradecerá. Haznos caso Marta, tú también nos lo agradecerás. 

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