Su infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un cuarto claro donde huele a limonero. El puchero, la familia y el buen rollo. Su casa era pequeña pero llena de guasa, de cante y de gente. Y con una madre “de mirada limpia y risa permanente”.
Vivían los cuatro hermanos con sus padres y con su abuela, “que venía cada 3 meses”, y fue la que propició el gusto por el cine de Jorge. ¿Y su madre? “La mejor del mundo. Era amiga pero madre y no mezclaba una cosa con la otra”.
Cuando su madre falleció hace un año, “me dolió mucho y nunca se está preparado, pero quedaron en mi familia todos los sobrinos y nietos, y yo he cogido el bastón de mando de todos ellos”, cuenta Jorge.
Se presenta Ken, marido de Jorge Cadaval
Mientras Jorge cuenta que su hermano César empezó a dedicarse al humor en la Calle Calatrava desde el pub Panecitos en el 79 (a los 16 años) haciendo una parodia del Papa Clemente del Palmar de Troya, él relata que empezó uno o dos años después, haciendo siempre de americano, interrumpiendo a su hermano “por 500 pesetas, que en aquella época eso era El dorado”.
En ese contexto, el actual marido de Jorge, reaparece perdido por los alrededores de su casa, buscando al entrevistador y a su amado, el entrevistado.
Pero la entrevista ha seguido su curso y han recordado que a su padre le pusieron unos vaqueros cuando falleció. “Mi padre me pidió unos vaqueros, que le gustaban como si le hubiera tocado la lotería, y cuando le tuvimos que vestir al morir, recordé esa anécdota y decidí ponérselos una última vez. En ese momento se tiró un pedazo de pedo que yo pensé que seguía vivo”.
Y llegó el momento de hablar de su marido, Ken. “Es un tío divertido”. Ken es un americano al que parece andaluz, según cuenta Jesús Vázquez, que fue testigo de su boda. “Es muy norteamericano pero a la vez tiene un punto muy de Andalucía”.
Los dos se conocieron en un bar de Sevilla, cuando Ken hacía un Erasmus en Sevilla con 20 años. “Era raro porque cuando lo conocí estaba con Omaita pero yo no lo entendía”. Ken no hablaba español y a Jorge le encantaba hablar en inglés y le venía muy bien para practicar el idioma. “Hasta que un día me dijo una amiga suya que Ken estaba enamorado de mí y yo no tenía ni idea”, cuenta el morando mayor.
Y aparece César, el ‘Moranco’ pequeño…
César Cadaval se ha estrenado hablando de su vena artística. “Mi madre cantaba maravillosamente, no he visto a una persona afinar más. Y mi padre era más gracioso que nosotros”, ha revelado.
De hecho, César hizo una bulería con Camarón. “Fue una experiencia muy bonita porque hablé con Paco de Lucía para hacerla y Paco le pedía a Camarón que la cantara como yo”, recuerda.
También ha actuado con los del Río o con María del Monte. Pero, sin duda, ha sido más interesante su unión con los hermanos. Contra todo pronóstico, César se sintió “más unido a Carlos que a Jorge”. Pero con Jorge estuvo muy unido “porque era mi alma protectora en las peleas del colegio”.
“En nuestra casa el hermano mayor defendía al pequeño y se respiraba familia. Nuestros padres lo consiguieron”, recuerda el menor de los morancos.
César llevó coleta, pero “cuando conocí a Patricia, mi mujer, su hermano me invitó a un tinto en su casa y no pasaron tres minutos cuando le propuse dar una vuelta y la tonta dijo que sí”. En aquella época “yo era un macarra y me llamaran ‘el colita’, pero a parte de mi familia directa, lo más grande que me ha pasado en la vida han sido mi mujer y mis hijos”.
Por fin se encuentran: “Los Morancos”
Los hermanos se han encontrado en el armario de Bertín, probándose abrigos y chaquetas que el presentador compra en Estados Unidos. Así ha sido hasta que ha aparecido César Jr, el hijo de César.
Juntos se han sentado en la mesa y han recordado que el 22 de octubre es ‘el Día de Bertín Osborne’ en honor al presentador y cantante y al día en que salvó la vida a un chico borracho que se ahogaba en las aguas de Miami.
Rescatada esa anécdota, han continuado con otras tantas anécdotas y recordando a Antonia y Omaita, los personajes más carismáticos del dúo.
