Corre un rumor por Madrid que afirma que hay un grupo de inversores que está dispuesto a comprar Unidad Editorial a Urbano Cairo, el presidente de RCS MediaGroup, su matriz italiana. Detrás de estos movimientos se ha situado a Borja Prado, quien desde hace varios meses ha expresado a quien quisiera escucharle su propósito de armar un conglomerado multimedia de medios conservadores en España para contrarrestar el dominio sobre la opinión pública que -consideran- tiene la prensa progresista.
Nada de eso se ha materializado, al menos, por el momento. Lo mismo sucedió con operaciones en las que también llegaron a aparecer los nombres de Prado, Jaime Castellanos, Blas Herrero y compañía, como la relativa a la fusión de Unidad Editorial y Vocento; al interés de Mediaset por la Cadena SER o a la compra de los medios de comunicación del Grupo Prisa por el dueño de Kiss FM. Los protagonistas siempre son los mismos. Los resultados, similares.
Dimisión de Mediaset
El nombre de Prado ha vuelto a generar titulares esta semana, después de que presentara su dimisión el pasado lunes como presidente de Mediaset. Lo hizo después de un año y medio en el cargo que podría definirse como ‘convulso’. El más agitado de la historia del grupo.
En este tiempo, se oficializó la OPA de los Berlusconi sobre la totalidad de las acciones de la compañía en España –de éxito menor de lo esperado- y se integró el negocio español audiovisual en la matriz neerlandesa Media for Europe. Entre medias, se confirmó la marcha de Paolo Vasile de Madrid después de 25 años de caudillaje del grupo, con buenos resultados económicos y de audiencia.
Por si fueran pocos estos acontecimientos, el pasado verano se produjo el fallecimiento de Silvio Berlusconi, el político italiano más importante en el último cuarto de siglo y el fundador del imperio de Mediaset. No es ningún secreto que nada volverá a ser igual en la casa tras su deceso. Su hijo, Pier Silvio, ha tomado el mando de las operaciones. Prado ha formado parte de su círculo de confianza, entre otras cosas, por el apoyo que le prestó durante la batalla empresarial que desató Vivendi contra Mediaset a finales de la década pasada, explican fuentes conocedoras de aquella operación.
La línea editorial
La figura de Prado ha estado rodeada de controversia en este año y medio. Las personas más cercanas a Vasile le acusaron de complicar los últimos meses de mandato del ejecutivo romano con algunas maniobras traicioneras. Jorge Javier Vázquez le ha señalado directamente como uno de los grandes responsables de que Sálvame fuera retirado de la parrilla de Telecinco. Y en el ámbito interno, sus discrepancias con Alejandro Salem –el actual consejero delegado- han sido tema de conversación durante meses.
Salem lo dejó claro en una entrevista a El País, concedida poco después de aterrizar en España: él había llegado para dirigir las operaciones, mientras que Prado tenía encomendadas tareas institucionales similares a las de su predecesor, Alejandro Echevarría. Valiosas, pero alejadas del centro de decisión.
Pese a todo, ha habido medios de comunicación que en este tiempo han asignado a Prado un papel importante en el intento de llevar la línea editorial de Telecinco y Cuatro hacia posiciones más conservadoras. Fuentes internas de Mediaset niegan que tuviera esa función asignada. Es cierto que el grupo intentó fichar a Vicente Vallés para dirigir sus informativos, pero también lo es que Prado no jugó un rol protagonista en ese proceso, detallan.
Tampoco fue suya la idea de reclutar a Francisco Moreno como director de Informativos; ni la de fichar a Carlos Franganillo –que procedía de la RTVE de la etapa PSOE- como responsable de su noticiario nocturno. Por otra parte, la jubilación de Pedro Piqueras se daba por supuesta desde hace mucho tiempo, al igual que estaba cantado el cierre del portal Nius o la recuperación de Noticias Cuatro. En este proceso, por cierto, ha colaborado Miguel Ángel Oliver, el nuevo presidente de la Agencia EFE y el anterior Secretario de Estado de Comunicación. ¿Giro conservador? Si Prado lo intentó... desde luego, no tuvo éxito o no fue escuchado.
La gran incógnita que se plantea es si este veterano empresario -y los inversores a los que se le suele asociar- impulsarán alguna operación mediática en los próximos tiempos, una vez se ha confirmado su marcha de Medaiset.
En los cenáculos madrileños el tema se plantea todavía hoy, aunque reconocen que el hecho de que Alberto Núñez Feijóo no haya alcanzado la presidencia del Ejecutivo ha dificultado considerablemente esa idea de configurar un grupo fuerte de medios conservadores para hacer frente a Prisa, que siempre ha dominado en el espectro de la prensa de izquierda.