Llegados a este punto del camino, con el negocio del papel en mínimos históricos, la ‘transformación digital’ a medio hacer y una situación económica complicada, la mayoría de los grupos de comunicación coinciden en afirmar que en los próximos meses se producirán concentraciones en el sector. Eso sí, ninguno reconoce haberse sentado a negociar una posible fusión. En previsión de lo que pueda suceder próximamente, el Consejo de Administración de Vocento habló hace unas semanas acerca de la posibilidad de entablar conversaciones con otros grupos para unir fuerzas. Según ha podido saber este periódico a través de fuentes internas, la gran mayoría de sus miembros estuvo a favor de esta opción, al considerarla como la más lógica.
Hubo un tiempo, hace un lustro, en el que encontrar el equilibrio en el órgano de gobierno de la editora de El Diario Vasco fue complejo. Principalmente, después de que los Urrutia y los Bergareche impulsaran un 'golpe de Estado' y exigieran la convocatoria de una Junta General de Accionistas extraordinaria para revocar al Consejo de Administración y provocar un cambio de rumbo en una compañía que, entonces, estaba inmersa en el período más duro de la crisis económica.
Las hostilidades finalizaron oficialmente unas semanas después con un pacto entre accionistas, aunque la batalla provocó a sus socios algunas cicatrices que aún son visibles. Dos de los que se enfrentaron al consejero delegado y a la familia Ybarra, Jaime Castellanos y Víctor Urrutia, han abandonado la compañía. El segundo, dando un portazo y tras asegurar que Vocento debería prescindir de ABC.
Sin embargo, Santiago Bergareche –la tercera patada del ‘bando rebelde’ - se mantiene como socio (4,7%) y presidente del grupo. Y en el Consejo de Administración no es ningún secreto que mantiene diferencias con el primer ejecutivo de Vocento, Luis Enríquez. De ahí que en el Consejo exista cierta incertidumbre sobre las fricciones que podrían surgir si se iniciaran las negociaciones con otro grupo. Principalmente, porque
La familia Ybarra está en sintonía con el equipo directivo de la compañía. Es decir, apuesta porque Vocento adopte un papel activo en el proceso de concentración de medios que se espera a corto y a medio plazo, pero insiste en que sería un error precipitarse y entablar alianzas con socios que puedan resultar nocivos. Su postura pasa por buscar posibles opciones para una fusión, sin que eso suponga que Vocento tenga que deshacerse de activos estratégicos -como ABC- ni 'hacer pactos con el diablo'.
La editora de El Correo cerró el pasado ejercicio con unas pérdidas de 60 millones de euros que atribuyó al efecto negativo que había generado sobre sus cuentas la reforma del Impuesto de Sociedades. Su resultado antes de impuestos fue de 34,8 millones de euros, frente a los 15,2 millones de 2015; y su deuda financiera se redujo un 39%, desde los 108,78 hasta los 66,4 millones.
Su presidente, Santiago Bergareche, reconoció el pasado abril, durante la Junta General de Accionistas, que la compañía no permanecerá en un segundo plano dentro del futuro proceso de reordenación del sector. “Vocento aspira a ser uno de estos grupos consolidadores y, por tanto, mantendrá una posición activa en este sentido”, destacó. De momento, niegan que exista cualquier operación al respecto, aunque la consultora Deloitte situó a la compañía, en un reciente informe, como una de las posibles candidatas a fusionarse con el Grupo Zeta. Y no es ningún secreto que, en 2014, mantuvo contactos con Unidad Editorial para tratar de integrar los dos grupos.