-Me parece injusto el premio a la peor presentadora de 2013 a Mariló Montero.
-Pero hombre, Alberto, ¿estás loco? Le tenían que dar el premio a perpetuidad. No he visto cosa peor...
-Eres un exagerado, tampoco es para tanto.
-Lo que te pasa realmente es que la defiendes porque es paisana tuya.
-Oye, piensa lo que quieras, pero creo que es una gran profesional.
-Menudo crítico estás hecho si piensas eso...
Un servidor y un buen amigo cruzamos estas frases cuando comentábamos los primeros Gerardos, premios a lo peor de la televisión. Admito que seguía defendiendo mis tesis a favor de la presentadora navarra hasta que este viernes los hechos, tan jodidamente tozudos, me mostraron lo equivocado que estaba. Si ustedes creían que lo habían visto todo sobre Mariló Montero, estaban tan equivocados como yo. Ella siempre ofrece más, siempre nos sorprende, siempre vuelve a liarla. Para mi desgracia y el alborozo de mi oponente dialéctico, además esta vez utilizó precisamente su procedencia para avergonzarme de haberla defendido.
Ahí la tienen, mirando fijamente y hablando a un cerdo que habían llevado a La Mañana con motivo de la festividad de San Antón. "¿Sabes qué pasa? Que soy navarra y allí estamos acostumbrados a ver a los cerdos aplastados y muy churruscados, tenemos un problema", soltó. "Huye de Navarra porque allí nos lo comemos todo", remachó. Vean, vean el vídeo en la web del programa y opinen ustedes mismos. Quizás no les parezca para tanto e incluso lo consideren un momento jocoso para el recuerdo. En mi caso, ahora ya no me parece tan erróneo que algunos reputados críticos televisivos hayan elegido a Mariló como la peor presentadora de 2013 en la gala de entrega de los citados galardones.
Eso sí, la buena de Mariló siempre da que hablar, la verdad, y eso en el mundo televisivo es una virtud. Como también dio mucho que hablar en su momento un señor que esta misma noche reaparece en la pantalla. Me refiero a Alfredo Urdaci. El polémico exdirector de Informativos de TVE será entrevistado en Abre los ojos, ese programa de Telecinco para el que ni siquiera un adjetivador nato como quien esto escribe es capaz de encontrar calificativos. No recordaremos aquí y ahora el famoso episodio de "C-C-O-O" porque sería demasiado fácil. Pero, si uno lo piensa sesudamente, no encuentra motivos para esta entrevista. Con todo mi respeto al señor Urdaci, que ha sufrido un linchamiento brutal -quizás inicialmete fue justo, pero luego fue desmesurado y brutal, insisto-, desconozco, por más que discurro, qué aporta ahora mismo su testimonio en prime time. Solo se me ocurre que quiera hablar de cómo los Informativos que él dirigió y ahora comanda Julio Somoano viven una crisis interna bochornosa de consecuencias que no serán positivas.
El gran estreno
El acontecimiento televisivo de la semana que termina ha sido, sin duda, el estreno de otra temporada de Cuéntame. La popular (y populista) serie de TVE arrancó cosechando grandes datos de audiencia. Me barrunto que hasta los más amantes de la Transición consideran este producto como una visión demasiado almibarada de aquella época y repleta de tics ideologizantes. Pero aquí el único hecho, irrebatible duela a quien duela, es que ya va por la decimoquinta temporada y el público sigue fiel. Esto trae causa de que, problemas de guion aparte, estamos ante una serie producida de forma exquisita, en la que se cuidan los detalles y se gasta un presupuesto adecuado para conseguir una calidad superior a otras producciones nacionales.
Ahora la familia Alcántara y compañía se sitúan en 1982, año de muchos cambios en España y también entre los personajes de la trama... El grupo Los Secretos se ocupa de la sintonía de la cabecera. Además de Imanol Arias y el elenco habitual, aparecen nuevos intérpretes de reconocido talento, como Ariadna Gil y Verónica Echegui. Y la cadena pública hasta se ha sacado de la manga Ochéntame, otro espacio edulcorado y nostálgico que se emite a continuación de la serie más premiada. O sea, TVE estira el chicle todo lo que puede. Comprensible y hasta loable, en comparación con el sesgo sus Telediarios, claro.
No crean que tenemos obsesión por Televisión Española. Solo es que la cadena pública da muchas noticias estos días. Por ejemplo, se acaban de cumplir 100 ediciones del programa Entre todos. Contra este espacio se han vertido ataques de todo tipo y condición. Diferentes colectivos han exigido que desaparezca de la parrilla. Nunca debería haber empezado sus emisiones. Y, sin dejar TVE, también hay que mencionar el esperado regreso de ¡Mira quién baila!. El espacio estará conducido por Jaime Cantizano -se conoce que no hay un profesional válido para esto entre los seis mil empleados de la corporación- y en el jurado aparecen Norma Duval, la vedette con las piernas más largas de la historia de las vedettes, y Noemí Galera, conocida por sus temidas opiniones en Operación Triunfo.
Entre tanto baile y tanto programa de cocina no va a quedar hueco en la pantalla para una sola idea original
Nunca he sido muy fan de un programa donde vemos la evolución como bailarines de personajes de toda ralea que poco o nada tienen que aportar. Pero se trata de un producto bien resuelto y, esta es la clave de que exista, funciona a las mil maravillas. Tanto es así que Antena 3 estrenará este año ¡A bailar! y Telecinco hará lo propio con ¡Más que baile!, que va de patinaje, lo que en el fondo es otra forma de bailar. Entre tanto baile y los incesantes programas de cocina -esta semana se estrenó el prescindible Deja sitio para el postre (Cuatro)- no va a quedar hueco en la pantalla para otras ideas originales. Aunque en televisión son preferibles las copias que funcionan a las innovaciones que fracasan.
Para terminar, una predicción sencilla: Antena 3 va a arrasar el próximo lunes. En una misma noche, Gloria Lomana entrevistará a Mariano Rajoy y, de postre, el esperadísimo desenlace de El tiempo entre costuras. Obviamente, me quedo con lo segundo porque el contenido de lo primero es tan predecible como el ganador del Balón de Oro y tan vacuo como ese premio.