No es fácil el negocio de la TDT en España si se habita fuera del perímetro de Atresmedia y Mediaset. La fuerza de estos dos grupos en el mercado publicitario y los elevados costes de producción de la televisión hacen que la supervivencia en el sector sea complicada. Un buen ejemplo es el de Trece (antes 13 TV), la cadena de la Conferencia Episcopal, que en los últimos años ha perdido decenas de millones de euros para tratar de hacerse un hueco en las pantallas de los españoles. Con un éxito limitado.
La empresa valoraba recientemente la “tendencia ascendente” de su audiencia; y lo hacía tras cerrar el pasado julio con el 2,5% de la cuota de pantalla. Ciertamente, su situación es mucho mejor que la de otros operadores de la TDT que viven al margen del duopolio, como Dkiss, de Blas Herrero (1,1%), Ten, de Secuoya (0,5%); o Real Madrid TV, que ocupa el farolillo rojo con un share residual del 0,4%.
Hace un año, la televisión de la Conferencia Episcopal marcaba un 2,2% de cuota de pantalla, mientras que en julio de 2018, un 2,1%. Desde luego, se encuentra muy lejos de las cadenas generalistas, como son Telecinco, Antena 3, La 1 y Cuatro; sin embargo, ha logrado superar a algunas temáticas respaldadas por los grandes grupos españoles -Neox y Divinity- o por las major internacionales, como Dmax o Paramount.
Algunos disgustos
La apuesta de los Obispos por mantener una ventana abierta en la televisión les ha deparado algunos disgustos. De hecho, el Foro Curas de Madrid acusó a Trece de ser el “altavoz de los sectores más reaccionarios” de la sociedad española y pidió a la Conferencia Episcopal que rectificara.
Ese hecho, sin embargo, resulta anecdótico en comparación con el principal quebradero de cabeza que ha generado esta televisión a sus dueños, como es el económico. Mientras la Cadena COPE fichaba a Carlos Herrera y lograba transformar sus pérdidas en beneficios, 13 TV perdía decenas de millones de euros en un mercado en el que los dos principales operadores acaparan el 85% de la tarta publicitaria.
Entre 2010 y 2018, la sociedad editora de Trece -13 TV S.A.- registró un déficit de alrededor de 90 millones de euros, lo que obligó al Grupo COPE a realizar diferentes operaciones financieras para 'rescatar' a esta empresa. La última que ha trascendido fue en 2019, cuando se utilizaron 33,6 millones de euros procedentes de la prima de emisión de antiguas acciones para compensar una parte de las pérdidas acumuladas, que ascendían a 61,6 millones de euros.
En su plantilla y en su parrilla de programación también se han producido recortes en las últimas temporadas, lo que provocó la marcha de algunas de las caras de referencia del canal. Todo, para reducir costes.
Principales pilares
La audiencia de sus programas no es millonaria, pero ha mejorado en algunos casos. Su espacio informativo de referencia, El Cascabel, de Antonio Jiménez, cerró julio con una audiencia media del 2,5% y 304.000 espectadores. El espacio El Cascabel Noticias logró pasar por primera vez la barrera del 2% de share (2,1%).
Especialmente buenos son los resultados de su ciclo de cine del oeste, que alcanzó una media del 4,6%, que es superior, por ejemplo, a la de canales como La 2. Los filmes que exhibe en su prime time lograron el 3%, en su conjunto, mientras que los ciclos de películas españolas, el 3,3%.
La supervivencia de este tipo de canales es compleja, entre otras cosas, por las dificultades para arañar décimas de tarta publicitaria al duopolio y por los costes que deben de asumir para configurar su parrilla de programación y su redacción, pero también para transportar la señal de televisión a las zonas de España donde emiten, que para los canales que emiten sin alta definición son superiores a los 2,5 millones de euros, según calculan fuentes del mercado.
Trece ha logrado una cierta mejoría, sin embargo, la rentabilidad, quizá, sean palabras mayores.