No puede haber un final feliz. La brutal pelea que mantienen en las últimas semanas Pedro J. Ramírez y Casimiro García-Abadillo dejará heridas que difícilmente cicatrizarán. La relación, si es que continúa existiendo, ya nunca será la misma que fue entre dos periodistas que han trabajado juntos, codo a codo, durante veinte años en El Mundo. Las hostilidades se han recrudecido en las dos últimas semanas, aunque los problemas nacieron antes. Paradójicamente y sin importar demasiado a quién asista la razón, parece evidente que ambos van a conseguir lo que ahora mismo, por la tozudez de los hechos, más desean. El actual director del rotativo se librará de la alargada, alargadísima sombra de su antecesor. Y el fundador del periódico podrá volver a entrar en juego con una cabecera propia que a buen seguro acabará por fundar más temprano que tarde.
El fundador de 'El Mundo', fulminado por los propietarios italianos, siempre ha relacionado su destitución con sus famosas cuatros horas con Bárcenas y con la forma en que el diario informó sobre ese caso de corrupción
Los mandamases de Rizzoli Corriere della Sera Mediagroup (RCS), propietarios italianos de Unidad Editorial, editora de El Mundo, decidieron a finales de enero de 2014 destituir a Pedro J. como director del diario que fundó 25 años atrás, justo después de salir de Diario 16. Una decisión que cogió por sorpresa a muchos pero que vino precedida de un progresivo empeoramiento de las relaciones entre el periodista y, por ende, el diario que dirigía y el Gobierno del PP. Sin entrar en los motivos de aquel despido, que el propio Ramírez ha relacionado con sus famosas cuatro horas con Bárcenas y con la forma de informar sobre el caso por parte del diario, el caso es que los dueños de la empresa decidieron fulminar al único director que había tenido El Mundo y colocaron en su lugar a Casimiro García-Abadillo, hasta ese momento vicedirector.
Condiciones del despido y algunos choques previos
Al firmar esta destitución, RCS y Pedro J. acordaron una indemnización de al menos 13 millones de euros para el periodista. Según el contrato suscrito, el riojano seguiría ligado a Unidad Editorial, escribiendo en El Mundo un artículo por semana y presidiendo La aventura de la historia. Además, Ramírez se comprometía a no crear un medio propio durante un período de dos años. Si alguna de las dos partes incumplía algunos de los puntos del acuerdo, podría reclamar hasta 100.000 euros por incumplimiento a la otra parte. En un principio, unos y otros vendieron una sucesión ordenada al frente del rotativo. Aunque después llegaron algunos choques previos...
Uno de los principales tuvo lugar en marzo, cuando García-Abadillo reconoció en un artículo que el diario había cometido errores de bulto en sus investigaciones del 11-M. Algo que no gustó nada a Pedro J., que se pronunció en sentido distinto. Tiempo después tuvo lugar otro problema grave en el rotativo cuando trascendió que el actual director mantuvo un agrio enfrentamiento con la periodista Ana Romero a cuenta de una información sobre la abdicación de Juan Carlos I. Ahí el problema no fue con Pedro J., sino con su hija y el marido de esta, ambos empleados de El Mundo por aquel entonces, que denunciaron en Twitter la censura a su compañera. La respuesta de Abadillo fue suspender a ambos de empleo y sueldo. Curiosamente, Pedro J. negó que hubiera habido censura -es decir, negó la versión de su hija y defendió al director- cuando le preguntaron por este hecho en una entrevista en el propio diario.
María Ramírez y Eduardo Suárez, los dos afectados, acabaron por dejar el diario tiempo después. Parecía que aquel problema se había enterrado. Pero entonces vino otro asunto cuanto menos polémico. Pedro J. presentó en Cádiz su libro La desventura de la libertad junto a Ana Romero. Y desde la redacción de Madrid se ordenó que aquel acto no apareciera en las páginas de la edición andaluza del rotativo. Algo que, obviamente, tampoco contentó a Ramírez. Igualmente el pasado verano, a Abadillo y su equipo tampoco les hicieron ninguna gracia unas declaraciones de Pedro J. en las que éste amagaba con crear su propia cabecera. Y tampoco les gustaron algunas otras declaraciones del fundador porque ellos consideran que él ponía en solfa su independencia periodística.
Dos semanas de infarto
Durante su última entrevista antes del XXV aniversario, el periodista riojano se esforzó, tanto con la grabadora encendida como apagada, en no entrar en polémicas con García-Abadillo. Incluso, rehuyó contestar o suavizó sus respuestas cuando se le preguntó por ellas
En los últimos quince días la pelea entre ambos ha sido de infarto y ha alcanzado dosis inimaginables de tensión, con puñaladas y trampas cruzadas, de las que Vozpópuli ha sido testigo directo y cercano. Pocos días antes de que se cumpliese el XXV aniversario de la creación del periódico, este diario entrevistó a Pedro J. con motivo de la publicación en Francia de su obra El primer naufragio. En dicha conversación, el periodista riojano se esforzó, tanto con la grabadora encendida como apagada, en no entrar en polémicas con García-Abadillo. Incluso, rehuyó contestar o suavizó sus respuestas cuando se le preguntó por algunas de las polémicas antes mencionadas (la salida de su hija, el acto de Cádiz, la línea editorial del periódico). Su tesis era que se avecinaban los actos del cumpleaños del diario. Pero llegó el acto principal del XXV aniversario y empezó el embrollo que aún perdura.
En ese acto, celebrado en el Hotel Palace, estuvieron presentes todos los miembros del establishment a los que Pedro J. culpa de su salida. Allí se produjo el punto de inflexión. Ramírez estuvo en un segundo plano, no apareció en la foto con las principales autoridades y al término de su discurso rompió los folios que había leído, en lo que se interpretó como una forma de protesta porque no había dicho lo que realmente pensaba frente a los empresarios, banqueros y políticos que, según él, han sido muy felices con su destitución o hasta han tomado parte en ella.
Los peces y las peceras...
Dos días después Ramírez explotaba en twitter tras leer en un editorial que su salida del diario era "una cesión del testigo" que nacíó "fruto de un acuerdo empresarial", cuando en realidad se trató de una destitución evidente. Pedro J. denunció que le habían excluido de la foto, recordó que había sido despedido contra su voluntad y en su entorno se habló mucho del mal trato dispensado a su esposa, Ágatha Ruiz de la Prada. Por dichos motivos declaró la guerra. La respuesta del actual director del periódico llegó a través de una entrevista. "Pedro montará un portal. Será un gran competidor y nos obligará a ser mejores. (¿Pero le molesta lo que Pedro J. dice últimamente?) Personalmente, no. Él es como un pez al que sacas de la pecera y lo pones en la mesa. Se muere. Ya no tiene el agua para vivir. Él estaría más feliz teniendo un medio propio y dirigiéndolo y no en esta posición tan incómoda que le hace decir cosas que no me gustan". Tras estas palabras, parecía claro que el fundador respondería en su carta dominical.
Y así fue, bajo el título De peces y peceras, en evidente alusión a lo dicho por Abadillo. La carta incluía varios torpedos contra la línea de flotación de su sucesor. Además, reveló que Rizzoli le reclamaba 100.000 euros por haber refutado los motivos de su despido en los citados tuits contra el primer editorial en su contra. Al día siguiente, ya lunes 3 de noviembre, El Mundo publicó, como respuesta al artículo del domingo, un editorial muy duro contra el fundador, titulado, en línea con la metáfora citada, En esta pecera no existe la censura. Pedro J. volvió a contestar, en este caso mediante un texto colgado en su perfil de facebook, recién estrenado. Y envió un texto, en formato de carta al director, que todavía no ha visto la luz.
Ese mismo día, el pasado lunes, ambos oponentes acudieron a distintos programas de televisión para explicar su versión de estos hechos insólitos en la historia del diario. En Espejo público, Abadillo culpaba a la casa del Rey de la exclusión de Pedro J. en la foto del aniversario, entre otras cosas. Y Pedro J., en Al rojo vivo y Las mañanas de Cuatro, resumía su intervención en esta frase: "Casimiro me empuja a salir del periódico pero los accionistas no me lo permiten". Además, el fundador ordenó a sus abogados interponer dos requerimientos de 100.000 euros contra Rizzoli por haber violado el espíritu y la letra del pacto acordado por el despido.
Por último, el jueves por la noche, llegó un órdago de Casimiro García-Abadillo, que llegó a amagar con su dimisión ante el presidente de Unidad Editorial, un Fernández-Galiano que había intentado templar los ánimos y llegar a una solución, pero que finalmente cedió, empujado por los propietarios italianos, a las demandas del actual director. En ese sentido, Abadillo ha contado con el apoyo del consejero delegado de Rizzoli, Pietro Scott Jovane, alineado con sus tesis desde el principio. Así las cosas, se supone que El Mundo, con el apoyo de RCS, no va a publicar más artículos de Pedro J.
La dupla Jovane-Casimiro va a por todas y en la redacción del rotativo se habla, incluso, de un más que posible desalojo forzoso de Pedro J. en un plazo de 48 horas
Los últimos momentos están siendo los más tensos y desagradables. Casimiro comunicó a su antecesor y mentor que no iba a publicar su carta del domingo. Y lo hizo por email. Aunque Ramírez asegura que tiene un contrato que cumplir y este sábado envió su carta dominical. La dupla Jovane-Casimiro va a por todas y en la redacción del rotativo se habla, incluso, de un más que posible desalojo forzoso de Pedro J. en un plazo de 48 horas. El exdirector acabó publicando en su las redes sociales su misiva, una de las más esperadas, centrada en Mariano Rajoy, su gran enemigo político. Por si todo esto fuera poco, en la semana entrante se publicará un libro de Pedro J., editado por La Esfera de los Libros, de Unidad Editorial, donde se recogen, a modo de antología, sus mejores cartas de los últimos años. Pueden apostar, queridos lectores, a que en poco tiempo sus artículos aparecerán en otro medio.