En Marabilias ya hemos hablado del origen español de algunas intérpretes de Juego de Tronos, pero este pasa a un segundo plano cuando descubrimos que en el nutrido elenco de prostitutas que pueblan Poniente hay algunas actrices procedentes del cine X -sin duda más acostumbradas que Meryl Streep a pasearse en cueros ante la cámara-. Pero entre ellas destaca una. Antes de encarnar a Shae -el interés amoroso de Tyrion Lannister- la bellísima alemana Sibel Kekilli comenzó grabando vídeos pornográficos con otro nombre y con otra nariz.
Kekilli, que hace unos días estuvo en el festival Nocturna de Madrid para promocionar la serie, también tiene una nutrida filmografía en el cine convencional, como con la prestigiosa Contra la pared (2004), película que por su título podría ser porno, pero no: es un drama con intentos de suicidio premiado en Berlín.
La fama cuesta
Salir de La cocina del infierno cuesta trabajo y, si no, que se lo digan a Sylvester Stallone. El trabajo más mediático de Sly no ha sido ninguna entrega de Rocky, Rambo o Los Mercenarios, sino El semental italiano (1970), una película porno con toques vanguardistas y psicodélicos que le daban algo de arte al asunto. No obstante, en ella el mejor happening es el que sucede en la cama. Pese a ser el semental del título, el bueno de Sly no es la figura principal de la historia (porque entonces la había), centrada en la crisis matrimonial y de identidad de un ama de casa. Al fin y al cabo Stallone, que sólo trabajó dos días en la película, se limita a correr por la nieve como Heidi, sin ni siquiera aniquilar vietnamitas como haría más adelante.
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En el caso de Cameron Diaz, el tema parece una argucia promocional para su próxima película, Sex Tape, una comedia en la que una pareja sufre las consecuencias de un porno casero subido por accidente a la web. Pero no, no tiene truco. A principios de los noventa la rubia protagonizó She’s no angel, un porno suave con saborcillo bondage -que Google se ha encargado de difundir pese a los esfuerzos de Diaz de sacarlo fuera de circulación-. Pese a todo, a la rubia le funcionó muy bien el tema, ya que sólo dos años después protagonizó La Máscara junto a Jim Carrey, y el resto es historia. O no.
Hablar de sexo y Jackie Chan podría equivaler a desorden psiquiátrico o enfermedad mental, pero hemos de afrontar juntos la realidad. All in the family (1975), una comedia adulta sobre riñas familiares, existe. Y no sólo eso, sino que contiene escenas sexuales del astro chino que nos permiten comprobar las habilidades amatorias de quien después se haría famoso por no usar especialistas en las escenas de peligro. Aquí, tampoco los usa, y de hecho comparte protagonismo con otra estrella del cine asiático, Sammo Hung, en un reparto encabezado por -esta vez sí- una estrella del cine pornográfico chino.
James Franco lo mismo hace una película Disney -Oz. Un mundo de Fantasía- que te lame un cañón en la rara Spring Breakers. Embarcado ahora en su particular cruzada para deleitarnos selfies con legañas y recién levantado -antes que todo eso trató de llamar la atención de los agentes de Hollywood grabándose con su novia en la que es, sin duda, su película con menos guión junto a Spider-Man 3-. Franco (James, obviamente) debió de conseguirlo. Ahora ha inaugurado su faceta de director con una película gay, ha interpretado a Hugh Hefner en Lovelace, parodia a Kanye y Kim Kardashian junto a su amigo Seth Rogen (a quien le ha dedicado una expo desnudo) y sigue obsequiándonos con fotos suyas en Instagram. Lo dicho, un maestro.