La victoria de Justin Trudeau en las elecciones canadienses hizo que su nombre se colara entre lo más buscado del día. Guapo, joven, atlético y de sonrisa deslumbrante, todo lo que se le pide actualmente a un político -tan solo tienen que echar un vistazo a los rostros de la regeneración democrática que tanto nos venden en España-. Pero, además, Trudeau no ha tenido muchos inconvenientes para posar ligero de ropa en el pasado y eso siempre vende mucho más. Sus fotografías a torso descubierto corrieron como la pólvora en las redes sociales de medio mundo. ¡Un político desnudo! ¡Dejen paso! Y es que algo tan sencillo como quitarse el traje y la corbata -y todo lo demás- se ha revelado como el truco definitivo para llamar la atención de los medios y del electorado. Aunque, ténganlo claro, no siempre funciona.
El auge sensual de Trudeau fue comparado, inmediatamente, en nuestro país con el momento dorado que vive Albert Rivera. El líder de Ciudadanos puede presumir de haber instaurado en España el destape político. ¿Dónde se encontraría actualmente de no haber protagonizado aquella campaña de 2006? Rivera se postulaba para presidente de la Generalitat y no se le ocurrió nada mejor para llamar la atención que posar desnudo en el cartel promocional, eso sí, tapándose los genitales con las manitas. La excusa oficial era presentarse libre de ataduras ante el electorado, sin nada -o casi nada- que esconder. Pero ya saben que en política todo vale con tal de vencer al adversario. Rivera se quedó sin su puesto en el gobierno catalán pero consiguió que todos los focos se posaran en el él. Lo que ya no esperábamos es que, casi diez años después, en esas manos que iban al pan se encontraría la llave del gobierno del país.
Pero la escuela nudista no se ha quedado solo para los triunfadores. Recordarán que en las pasadas elecciones municipales, el candidato socialista Luis Alberto Nicolás empapeló las calles de Meruelo, en Cantabria, con carteles con los que se postulaba para alcalde desnudándose íntegramente. Por delante y por detrás, para más señas, y tapándose las partes más conflictivas con una rosa. Al PSOE no le hizo ninguna gracia -del atentado estético mejor ni hablamos- y a sus electores parece que tampoco. Lo de rescatar el '¡y lo sabes' de Julio Iglesias para enfrentarse a sus rivales políticos fue la gota que colmó el vaso del despropósito. Ya puestos, podría haber emulado a John Erik Wagner, candidato a las elecciones danesas, que decidió posar solo con un sombrero y pistola a lo cowboy en su cartel de campaña. Tampoco ganó nada pero, al menos, la fotografía no era tan atroz.
En los últimos tiempos hemos visto desnudos a los representantes de las juventudes socialistas de Cataluña para reclamar la igualdad laboral entre hombres y mujeres, a los de la asociación universitaria Campus Jove de la Universidad de Valencia para luchar contra los recortes, a la candidata del Partido por la Libertad-Manos Limpias en el ayuntamiento de Portugalete, incluso el europarlamentario Matteo Salvini se desnudó -no del todo, tranquilos- en una revista italiana y acabó subastando las fotografías en Ebay para recaudar fondos para una organización sin ánimo de lucro. No se extrañen si para las elecciones de 2019 vemos a todos los candidatos a la presidencia del gobierno debatiendo sin ropa en algún canal de televisión. 'Contra la corrupción, el desnudo'. Confiemos que, para entonces, Mariano Rajoy haya dejado la política, que con verle bañándose en el río ya tuvimos bastante.
Y recuerden, si piensan dedicarse a la política, además de borrar su cuenta de Twitter por lo que pueda pasar, matricúlense en un gimnasio. El sudor de hoy serán los votos de mañana. Háganos caso.
