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El premio maldito: ganan un Goya y desaparecen

El mundo actoral está rodeado de supersticiones y, por supuesto, los premios Goya están repletos de pequeñas creencias, mitos y leyendas urbanas que marcan el destino de los recompensados. Semejante a la maldición del Oscar a la mejor actriz secundaria -célebre por 'gafar' carreras- existe la maldición del Goya revelación al mejor intérprete, pero no únicamente.

  • Candela Peña dando su discurso de agradecimiento en la gala de los Goya en 2013 / Gtresonline.

Algunos Goyas otorgados a actores principales, secundarios e incluso a directores han tenido como efecto el finiquitar muchos recorridos. Grandes profesionales en el campo cinematográfico ansían este máximo galardón. Sin embargo, este premio no augura un futuro más próspero. ¿La maldición de los Goya: mito o realidad?

Goya revelación



Ruth Gabriel ganó el premio a mejor actriz revelación por la película de Uribe Días contados (1994) e inició la maldición del Goya revelación. La actriz, que debutó su carrera televisiva en Barrio Sésamo, no consiguió despegar en cine.

Rosana Pastor ganó el Goya revelación (1995) por Tierra y libertad, y con el tiempo ha ido trabajando menos, o en producciones de menor prestigio.

Fele Martínez. La Academia del Cine reconoció su trabajo por Tesis (1996). Fele trabajaba de forma constante como actor, auguraba convertirse en uno de los rostros del cine y no ocurrió.

Miroslav Taborsky ganó el Goya actor revelación por La niña de tus ojos de Fernando Trueba (1998). Del actor checoslovaco nunca más se volvió a saber, al menos en España. Javier Cámara, nominado en esa categoría, declaró recientemente en la prensa acerca de Miroslav: “ahí se cumplió la maldición del actor revelación”.

Laia Marull posee un Goya revelación por Fugitivas (2000) y un Goya a la mejor actriz por Te doy mis ojos. Pero no se la ve en cine para todo lo que pronosticaba tanto premio.

Jesús Carroza lo ganó en 2005 por 7 vírgenes. También aparece en After, pero sigue siendo un gran desconocido del público. Ganar un Goya no ha sido sinónimo de fama.

Natalia de Molina ganó el Goya a la mejor actriz revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados (2014) y declaró: "No he recibido muchas llamadas de trabajo", "ni siquiera me reconocen por la calle". Cuando le preguntaron: “¿Ha oído hablar de la maldición de los Goya?” Contestó: “Sí, lo he escuchado. No temo a la maldición. Esta profesión es muy difícil y siempre hay que estar luchando. Que hablen de una maldición es lo de menos...”

Goya y en paro

Óscar Jaenada. Actor de prestigio, su personaje de Camarón (2005), fue recompensado por un Goya a la mejor interpretación masculina. Desde entonces ha probado suerte en producciones internacionales como El Che de Steven Soderbergh (2008), Piratas del Caribe 4 (2011) y en la pequeña pantalla española, sin éxito.

Candela Peña. Gran actriz, admirada por la profesión y recompensada con tres Goyas sorprendió al recoger su premio por Una pistola en cada mano (2012). “Os pido trabajo, tengo un niño que alimentar. [...] Yo llevaba tres años sin trabajar y por tres días de trabajo me dan esto. Por Dios, mira lo que me cunde”.

Carmelo Gómez es, al igual que Candela, ampliamente reconocido por la Academia. Dos premios Goya no le garantizaron trabajo. Gómez también declaró en 2009: “Estuve tres años en paro. [...] Cuando llega el descanso y no lo eliges, es un martirio”.

Jorge Sanz sí logró desarrollar una amplia carrera tras su Goya por Si te dicen que caí (1989). No obstante, a pesar de protagonizar películas como Amantes (1991) o Belle Époque (1992), ha tenido una trayectoria irregular e incluso pasó un tiempo “muy duro” sin poder trabajar.

Goya y aparte



Silke, nominada como mejor actriz revelación por Tierra (1996), se marchó a la India en una búsqueda personal. Considerada una de las musas alternativas del cine español, regresó sin generar las mismas expectativas.

Pilar López de Ayala tras su extraordinaria interpretación en Juana La Loca (2001), decidió alejarse, desaparecer durante tres años para poder asimilar su popularidad. La actriz declaró: “Los elogios y todo lo que supuso esa película, tardé en digerirlo”. A partir de entonces sus trabajos más destacados los ha realizado fuera de España.

Bebe estuvo nominada en la categoría de mejor actriz revelación por su papel en La educación de las hadas (2006) y se hizo con el Goya por mejor canción original. A los pocos meses de los Goya, cogió su furgoneta, se marchó lejos y no dio señales durante casi tres años.

Goya y adiós



Andoni Erburu ganó un Goya por Secretos del corazón (1997) y prefirió estudiar ingeniería técnica agrícola a seguir su trayectoria en el cine.

Micaela Névarez después de su papel en Princesas (2005) trabajó solamente en The War Boys (2009). Decidió dejar la interpretación y mudarse a Londres.

Jesús Carroza se apuntó a un curso de electricista a los meses de rodar 7 Vírgenes (2005), aunque intenta hacerse ahora un hueco en varios proyectos cinematográficos como secundario.

La actriz Mabel Rivera galardonada como mejor actriz de reparto por Mar adentro (2004), llegó a expresar lo que se vive: Si pones expectativas en un premio siempre se te van a frustrar, o casi siempre. Un premio no es una solución, es la recompensa posterior a un trabajo [...] No cabe esperar ofertas de los premios…”.

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