A sus 34 años, David Gandy ha conseguido posicionarse en lo más alto de la industria de la moda. Ha sabido crear un personaje que combina a la perfección el gentleman británico y el sex symbol latino, la elegancia y el deseo, convirtiéndose a sí mismo en su propia marca. Hasta su llegada, los modelos masculinos se habían desdibujado. En la memoria quedaba el recuerdo de aquellos modelos de los 90 que compartieron reinado -aunque en una posición infinitamente inferior- con las tops que han pasado a la historia, como Claudia Schiffer o Naomi Campbell. Desde entonces, ya no ha habido modelos con personalidad propia. La tendencia hizo que los cuerpos se volvieran cada vez más esqueléticos y que los modelos volvieran a reducir su papel a lucir ropa en la pasarela. Pero, entonces, apareció él.
Los diseñadores Dolce & Gabbana conocieron al modelo en una fiesta de cumpleaños del fotógrafo Mariano Vivanco y se quedaron prendados de su físico. Antes, Gandy ya había protagonizado decenas de campañas -con 21 años ganó un concurso de modelos de la cadena de televisión ITV y fichó por una de las principales agencias de modelos de Londres-, pero fue el anuncio del perfume Light Blue el que le lanzó a la fama. En él aparecía con un minúsculo bañador blanco y acompañado por la modelo Marija Vujovic. Seguro que recuerdan haber visto los ojos azules de Gandy mirándoles desde las marquesinas de los autobuses o desde las páginas de las revistas. Dolce & Gabbana quedaron tan contentos con el resultado que le convirtieron en su modelo fetiche -ha repetido en dos ocasiones más la promoción de Light Blue, una en 2010 con la modelo Anna Jagodzinska y otra en 2013 con Bianca Balti-.
El modelo que hablaba
Pero Gandy ha sabido desprenderse de la imagen típica de los modelos y crearse una a su medida. “La gente tenía la imagen de unos modelos silenciosos. Yo fui el primero que llegó y dijo: ‘Soy modelo, quiere hacer de ello mi marca y estoy dispuesto a hablar sobre mi trabajo’. Antes ninguno había sido entrevistado en prime time. ¿Cómo esperas que la gente no tenga ideas preconcebidas?”, ha declarado recientemente. A Gandy le encanta provocar, pero siempre desde su estatus de elegancia y clase -sus declaraciones acerca de que no disfrutaba trabajando con Gisele Bündchen generaron mucha polémica, aunque Gandy salió al paso diciendo que simplemente se refería a que no son amigos, nada más-. Se declara apasionado del interiorismo, colecciona coches y relojes y huye de los escándalos que rodean a otros nombres propios de la moda. Y todo desde su posición privilegiada de veterano -les saca 10 años a la mayoría de los modelos actuales-.
“Estoy siempre solo. En aviones, en hoteles... Paso el setenta por ciento de mi tiempo en soledad”, ha declarado el modelo.
En 2013, Gandy apareció en la segunda posición de los modelos masculinos mejor pagados del mundo, con unas ganancias que rondaban el millón y medio de dólares, a años luz de la modelo femenina mejor pagada, Gisele Bündchen, que facturó 40 millones de dólares. Pero la categoría de top model no se consigue solo con campañas y desfiles -la fama de Gandy supera con creces la de Sean O’Pry, el modelo masculino mejor pagado de 2013-. El imperio que el modelo británico tiene montado a su alrededor le genera casi tantas ganancias como sus campañas. Gandy tiene un blog en Vogue, escribe sobre coches en GQ y es columnista de moda masculina en The Daily Telegraph, además de tener su propia aplicación sobre fitness para teléfonos móviles y dirigir su fundación Blue Steel Appeal -en homenaje a la mirada Acero Azul de la película Zoolander- para ayudar a los niños. Y aún le queda tiempo para ser uno de los hombres más deseados del planeta, pese a que se queja de tener las orejas y la nariz demasiado grandes.
De todos modos, no todo es perfecto en la vida de un supermodelo. “Estoy siempre solo. En aviones, en hoteles... Paso el setenta por ciento de mi tiempo en soledad”, ha declarado el modelo. “Vuelo más de noventa veces al año. Yo, personalmente, detesto la rutina, así que por eso me gusta tanto mi trabajo. Si hago lo mismo durante varios días me vuelvo loco”. Aun así, también dice que le gustaría reencarnarse en perro, para que su vida consistiera en recorrer el mundo mientras la gente le rascase la barriga. Por el momento, Gandy continúa escalando posiciones sin parar. Ya pudimos verle desfilando acompañado de modelos como Kate Moss, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres. Y es que es una estrella. Es el hombre al que todas las mujeres desean y el que todos los hombres quieren ser, y lo sabe. Tal vez ahí resida su secreto. Bueno, y en un físico espectacular que no duda en mostrar íntegramente a la mínima de cambio. ¡Larga vida al rey David Gandy!