Bertín Osborne ha comenzado el año 2016 tomándoselo con más tranquilidad que el anterior: “2015 ha sido un año bastante estresante a nivel personal, cualquier día me ingresan porque tengo cuatro frentes abiertos que me tienen agotado. Necesito unos días libres, porque si no, como dicen mis hijas, me va a dar un chungo”, señala a la revista Diez Minutos.
El presentador no tenía bastante con estar en el teatro y presentar un programa de éxito, sino que también decidió sacar un disco aprovechando su boom mediático y esto le ha pasado factura: "Hace dos semanas casi me ingresan, me dio un chungo de agotamiento, ya no podía más. Me tomé dos copitas de vino de Jerez y salí corriendo".
Aunque físicamente está “perfecto” y no tiene ningún problema, asegura que le “cansa mentalmente cambiar de chip cada dos horas”. Por eso desde las Navidades está desconectando en su casa de Sevilla: “En el campo todo es distinto. Apago el teléfono, se lo doy a uno y le digo: contesta si quieres”.
Si hay alguien en quien se apoya y le ayuda a quitarle trabajo esa es su mujer, Fabiola: “Ella me quita mucho. De la Fundación lo hace todo, y del marketing y la imagen corporativa también se ocupa aunque tenemos más gente”.
La pareja tiene muy buen feeling y se compenetran a la perfección en el programa. Quizás sea el año 2016 el elegido para que Bertín y Fabiola se casen de nuevo. Un deseo que ella ha dejado caer en varios programas aunque él asegura que “no habrá boda hasta que no vendamos la casa de Sevilla... Eso es lo que le pido a 2016”.