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El negocio de llamarse Bruce y apellidarse Jenner

Bruce Jenner se ha convertido en el 'Kardashian' más buscado. Desde que comenzasen a correr los rumores acerca de una posible reasignación de sexo del ex atleta hasta ahora, cada uno de los movimientos del padrastro de Kim Kardashian ha despertado una inusitada atención. Pero más allá del papel que pueda jugar en el colectivo transexual, el medallista -y toda su familia- no ha perdido oportunidad de rentabilizar la polémica. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar?

El mundo entero aplaudió la sinceridad de Bruce Jenner tras conceder su primera entrevista en exclusiva para hablar de su transexualidad. Sin medias tintas, ni ambigüedades, el ex atleta declaró que es una mujer, que siempre se ha sentido más mujer que hombre y que esta situación le ha ocasionado mucho sufrimiento. Habló de su carrera deportiva, de su vida sentimental y del apoyo que siente de toda su familia, que no ha dudado en apoyarle en este proceso que ha iniciado. Pocos testimonios podrían haber dado tanto para abrir los ojos de la sociedad hacia realidades que desconoce -o quiere desconocer-.

Y es que Bruce Jenner no es simplemente un famoso, es una de las personas más populares del mundo. ¿Se imaginan que Belén Esteban hiciese unas declaraciones en el mismo sentido? Pues ese es el nivel de impacto.

No obstante, no todo iba a ser tan positivo. Tras su entrevista en televisión, comenzaron a llegar las críticas hacia el ex atleta. Las más energúmenas se atrevieron a cuestionar el proceso, mofándose se su identidad de género -muchas desde las propias revistas que se nutren constantemente de contenidos de los Kardashian-, pero alguna otra, con mucho más sentido común, se atrevió a abrir el debate sobre el beneficio económico de toda esta polémica. ¿Resta importancia al testimonio el afán recaudatorio que se esconde detrás? ¿Cómo se puede combinar el proceso físico y mental por el que está pasando Jenner con el espectáculo televisivo que le rodea? ¿Debería autoimponerse algún tipo de límite? Para que luego digan que la familia Kardashian no sirve para nada más que no sea puro entretenimiento.

La transexualidad no se podía comentar durante la emisión del Keeping Up With The Kardashians anterior.

La planificación de las apariciones públicas de Bruce Jenner no ha sido nada casual. No es que el medallista olímpico haya tenido que comparecer para dar explicaciones o acallar rumores, es que era el momento idóneo para hacerlo. Los comentarios sobre su transexualidad hacía ya muchos meses que sonaban, pero, entonces, todavía se estaba emitiendo la anterior temporada del reality Keeping Up With The Kardashians, con sus hilos argumentales ya estructurados y no se podían permitir el lujo de arruinarlo. Cualquier declaración debía esperar a tener el visto bueno de los productores del show, que para algo es la excusa de la que vive toda la familia. Y así fue.

La entrevista de Jenner se gestó para que coincidiera con la promoción de la nueva temporada, pero sin arruinar nada de lo que el público todavía no había visto -están en juego demasiados millones de dólares-. Y el pack, además, no venía solo.

Junto a la entrevista, Jenner también firmó su propio spin off del reality donde se documentaría su proceso de reasignación de sexo -algo parecido, suponemos, a lo que hizo el hijo de Cher, Chaz Bono, con su transición de mujer a hombre-, además de, imaginamos, una nueva aparición en exclusiva tras completar el proceso hasta el grado que él decida realizar.

Sacando todo el jugo

Los restantes miembros de la familia, por su parte, tampoco han perdido ocasión. Kim Kardashian, la estrella que sustenta todo el tinglado, ya se ha sentado en televisión para hablar de su padrastro, como también lo han hecho sus hermanas y su madre. No en vano, el tema está muy candente y todo el mundo quiere escuchar la opinión de la familia. ¿Por qué, entonces, no sacarle algún provecho económico?

Los Kardashian han hecho de su vida su negocio. Simplemente existir ya es una fuente de ingresos y no van a permitir que algo tan trascendental en la vida de Bruce Jenner se quede sin la correspondiente facturación. Eso, evidentemente, no minimiza el impacto positivo que pueda tener en la sociedad, aunque sí lo empaña.

¿Se hubiesen producido las declaraciones del ex atleta en los mismos términos si no hubiese habido una compensación económica? ¿La intensidad del testimonio dependió del precio de la entrevista? ¿Todo cuando hablamos de los Kardashian? Puede que pequemos de ilusos, pero si alguna persona deja de sufrir tras haber escuchado la historia de Bruce Jenner, puede que todo este negocio esté ya más que justificado. Total, cosas mucho menos trascendentes vemos cada día y nadie se queja...

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