No hay semana en que no nos dediquemos a hablar de cirugía estética. La obsesión por la imagen, por la juventud y por el éxito social nos llevan a estar siempre perfectos y, a la vez, a criticar a los que utilizan trucos para estarlo. Como si utilizar los atajos que ha creado la ciencia fuese un delito. Tenemos la misma facilidad para postrarnos ante los que consiguen vencer el paso del tiempo con la cara bien tersa como para despedazar a los que se atreven a reconocer su paso por el quirófano. '¡Eso es trampa!', deben gritar algunos, sin darse cuenta que aquí el problema no es el retoque sino la cantidad. ¿A partir de cuántas operaciones seguidas debemos empezar a sospechar que hay algo más allá de verse bien y atractivo?
El debate se ha abierto, como no, en Sálvame. Kiko Matamoros ha tenido que abandonar unos días su puesto de colaborador para someterse a una nueva intervención estética. Sus compañeros aprovechaban el momento para poner rápidamente el grito en el cielo. ¿Otra vez? Sí, otra vez. Las veces que el contertulio ha pasado por quirófano son innumerables y resultan ya un tanto sospechosas. ¿Se niega a admitir su edad? ¿Tiene algún problema de autoestima? ¿Está dispuesto a cualquier cosa con tal de aguantar el ritmo de vida de un tronista? Sus compañeros tienen claro que algo le ocurre al colaborador, aunque parece que su familia prefiere quitarle hierro e insistir en que son arreglillos sin importancia.
Esta afición desmedida por los retoque es un clásico cuando hablamos de celebrities. Todos tenemos en mente ese famoso que debería dejar de confiar en su cirujano de cabecera si no quiere acabar emulando al desaparecido Michael Jackson. ¿Creen que alguien se atreverá a decirles que frenen un poco? En los siguientes casos, sin duda, deberían:
Isabel Preysler
El interés mediático que ha retomado Isabel Preysler con su versión sentimental de Qué tiempo tan feliz ha hecho que nos volvamos a fijar en la imperecedera juventud de la socialité. Isabel no envejece, solo se transforma. No negaremos que está estupenda, que nadie diría está al borde de la jubilación y que tiene mejor porte que el grueso de la población, pero como continúe con la misma afición al retoque y las vitaminas, acabará fichando por The walking dead.
Belén Esteban
¿Cuántas veces ha reaparecido Belén Esteban para enseñar su nueva cara? Desde que la de San Blas se convirtió en la persona más famosa de España no ha habido quirófano que se le haya resistido. Entre los retoques de nariz, el rejuvenecimiento del rostro, las bolsas de los ojos, el pecho, el bótox y los truquitos estéticos, la colaboradora está más cerca del photoshop que de su versión real. Confiamos que su nueva vida también le haya traído un poco de contención quirúrgica.
Jorge Javier Vázquez
El cambio de imagen de Jorge Javier Vázquez es innegable. De aquel chico tirando a tímido y poco agraciado que comentaba las revistas con Ana Rosa ya no queda nada. Ahora es toda una estrella que sabe sacarse partido y aprovechar sus puntos fuertes. Un acierto que también tiene sus flecos negativos. No es necesario que se empeñe tanto en tener unos labios que no casan con su cara. Se nota, sí, y no precisamente para bien. Al presentador no le vendría mal dejarse llevar por la naturaleza durante un tiempo.
Cher
Un clásico atemporal cuando hablamos de retoques. ¿No han visto la imagen que corre por las redes sociales donde comparan a Cher con Concha Velasco? La cantante ha conseguido frenar el paso del tiempo y mientras las demás caen en picado, ella resiste como el primer día. Bueno, como el primero no, que aquella cara no la recuerda nadie, mejor como el segundo. Ahora vivimos con el miedo de que a su cirujano se le vaya la mano y destroce esta obra de arte que ha permanecido intacta a lo largo de los años. Declaración de patrimonio de la humanidad ya.
Julio Iglesias
Poco a poco nos vamos dando cuenta de que la cirugía no es cosa de mujeres, por mucho que a ellas se las juzgue con mucha más severidad. La última aparición de Julio Iglesias en el programa Salvados nos dejó algo muy claro: el cantante ha envejecido. Claro que su bronceado extremo y los retoques no ayudan demasiado. Cuando uno ha presumido de fama de conquistar y de latin lover, debe ser muy complicado asumir el paso del tiempo, pero llegados a cierto punto, menos siempre es más.
Ylenia
¿Sabrá Ylenia de la existencia de Donatella Versace? La ex concursante de Gandía Shore no ha llegado a los 30 y ya se ha operado todo lo operable. En su último descanso, motivado por un agotamiento que le impedía trabajar, aprovechó para retocarse el pecho y el culo, que se lo veía poco voluminoso. Y no es la primera vez, claro. El currículum quirúrgico de la de Benidorm es casi tan extenso como el de su amiga y confidente Belén Esteban. Que tome nota, que es fácil caer en los mismos errores.
Miguel Ángel Silvestre
Más que un acoso de adicción es una llamada de atención. ¿Qué está haciendo Miguel Ángel Silvestre? En sus últimas apariciones le hemos visto raro, muy raro. Intuimos bótox en la frente, vemos volumen sospechoso en los pómulos y unos labios que poco se parecen a los que tenía antes. Igual somos nosotros que tenemos poca vista, claro. ¿Qué necesidad tendrá un actor tan guapo de pasar por quirófano? Miguel Ángel, no lo hagas. No te hace falta y no te va a quedar bien. Haz caso.
Daryl Hannah
La aparición de Daryl Hannah en la presentación de Netflix en España hizo que todos los corrillos se llenasen de comentarios sobre su más que evidente afición al bótox. La actriz debe estar opositando para quedarse en el puesto vacante que ha dejado Nicole Kidman -que dice que se arrepiente del abuso el bótox pero tampoco vemos mucha mejora-. Lo peor de todo es que la culpa tampoco es suya. Ser una mujer madura en una industria que considera que a los 25 ya se es demasiado mayor debe ser duro.
La reina Letizia
Del papel institucional de la reina Letizia se habla poco, unos minutos en el telediario como mucho, pero de su afición a los retoques nos lo sabemos todo. La cara de la reina poco tiene que ver con la de aquella periodista que se comprometió con el heredero al trono. No es que esté peor, es que, simplemente, es otra. La reina aguanta como nadie un primer plano, ha conseguido imponer su estilo y salir victoriosa, pero tiene la batalla perdida en la sonrisa. Ahí es donde se ve el retoque. Demasiado se ve, demasiado.
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