Gente

A Emilio Botín se le entiende en inglés y en español

Aunque hay muchos que piensan que los economistas son inhumanos, el Observatorio del Banco Central Europeo es una institución creada hace 13 años que entre otras cosas, premia a los investigadores del ámbito económico que persiguen que el ser humano (en su conjunto y no sólo algunos) viva mejor. 

Por este motivo, decidieron crear el premio German Bernácer para destacar a quien hace tamaña hazaña. La primera pregunta es obvia, ¿quién viene siendo, como dicen mis paisanos gallegos, este señor? Pues un hombre nacido en el siglo XIX en Alacant, considerado economista y humanista, que llegó a ser jefe del Servicio de Estudios del Banco de España y cuya obra Sociedad y Felicidad, asegura el consenso del mercado, se adelantó a muchos planteamientos desarrollados después por un tal Keynes, al que después hicieron Lord.

En nuestro país, sin embargo, tuvieron que pasar 30 años desde el óbito de este buen hombre para que alguien decidiera reivindicar su memoria. 

Como este premio es internacional el acto se desarrolló íntregramente en el idioma de Shakespeare, lo cual me permitió comprobar el nivel de inglés del mayor banquero de Europa y uno de los más importantes del mundo. Emilio Botín, luchador y disciplinado, habló en el idioma que con tanto tesón ha logrado aprender sin perder su hispano acento. Su mensaje de que quieren un supervisor bancario único, que sus competidores se sometan a las mismas exigencias que ellos y sobre todo, que el Santander tiene acuerdos de colaboración con 1.500 de las mejores universidades de todo el globo para apoyar el talento, fue entendible tanto para anglosajones como para hispanoparlantes presentes en la sala. Para demostrar su coraje, sacó la lengua al premiado cuando le dio la mano. 

El peso de las malas noticias

Fernando Restoy estaba también presente en el acto, pero hablando el gobernador el papel del subgobernador queda relegado necesariamente a un segundo plano. Luis Linde introdujo al premiado este año, un portento de la Universidad de Standford formado en Oxford y Cambridge, mientras que el vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, nos puso en antecedentes de la obra de Daniel Bloom, que combina como un cóctel perfecto, la incertidumbre con las políticas económicas. Algo de lo que un ciudadano portugués puede hablar largo y tendido, no sólo por ser temática de los fados sino por los padecimientos recientes en tierras lusitanas. 

Guillermo de la Dehesa, presidente del Observatorio y miembro del Consejo del Santander, bromeó asegurando que ya era hora de que le tocara el premio a un inglés. Daniel Bloom se disculpó diciendo que sus tres hijos hablan español pero él no, así que la próxima vez que le galardonen les traerá para hacer de intérpretes. Sus estudios vienen a decir que la incertidumbre es la enemiga de la recuperación, algo que no comparte el cabreadizo Paul Krugman. Bloom ha creado un índice que demuestra que las malas noticias publicadas en los grandes medios de comunicación globales impactan en la economía real. También enseña la importancia que tienen los directivos, pues según las decisiones que adoptan unos u otros, los problemas crecen o se aminoran.

Entre los asistentes pude ver a importantes liberales de FEDEA como Michel Boldrin y Tano Santos, que transportaba en sus tobillos unos calcetines regalados por el enemigo. También en primera fila se encontraba el exmiembro ejecutivo del BCE, José Manuel González-Páramo, tras alterar al personal pidiendo que se acaben con los estímulos y su tocayo y exsecretario de Estado de Economía, José Manuel Campa que respira salud en su coloradita cara. De Campa hay que decir que es el único miembro del Ejecutivo de Zapatero que reconoció la mala gestión realizada cuando todavía ocupaba el cargo, aunque como listo que es ya se maliciaba que el culete le olía a pólvora.  

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