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Madonna: ¿la caída definitiva de una diva?

Madonna no encuentra su lugar. Entre la presión para competir con las nuevas promesas del pop, las exigencias de inmediatez de la sociedad actual y la lucha para combatir el paso del tiempo, la cantante ha descuidado su papel de diva eterna. Igual ‘la ambición rubia’ se ha cansado de tanto trabajar y ahora prefiere ver los toros desde la barrera. O igual ha decidido tirar la toalla viendo que no tiene ya nada que hacer. ¿Asistimos al ocaso de una artista? ¿Conseguirá resurgir de sus cenizas como tantas veces lo ha hecho antes? El ‘expediente Madonna’ nos tiene desorientados.

  • Madonna, durante una actuación en Las Vegas (Gtresonline).

Hace un tiempo, Madonna se encargaba de marcar las tendencias. Durante décadas, la cantante fue una pionera en todos los sentidos. Era la primera en llevar determinada prensa, en utilizar determinado peinado o en inventar determinado baile. Sus estilismos se convirtieron en una seña de identidad -no hay nada más ochentas que su vestuario en la película Buscando a Susan desesperadamente, ni nada más noventas que los corsés de Jean-Paul Gaultier-. Todas las revistas esperaban con ansia la eterna reinvención de Madonna para organizar sus editoriales, todas las marcas querían que la cantante apostara por ellas en sus giras para garantizarse un puesto en el mercado, todos los productores querían trabajar con ella para revalorizar su trabajo al instante. Madonna era la gallina de los huevos de oro y todos lo sabían. Pero eso ya pasó. Ahora, Madonna siempre llega tarde. Y eso, entiendan, es un drama.

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Desde que lanzara su Hung up, con aparición dentro de una bola de discoteca en unos premios de la cadena MTV, Madonna no ha tenido hora buena. Su disco Confessions on a Dance Floor se convirtió en una revelación de la música de baile y le garantizó una buena cota de beneficios. Pero es que estamos hablando de 2005. Hace ya casi una década de que Madonna no ha conseguido repetir aquel éxito. Algo a lo que no estamos nada acostumbrados. Los tres discos anteriores al Confessions fueron un éxito. En 1998, nos deleitó con una de las joyas absolutas de la música pop, Ray of Light, disco mítico donde los haya. En 2000 publicó Music y puso de moda los outfits vaqueros y los complementos de oro. Y en 2003 lanzó American Life, con retirada de vídeo incluida por ridiculizar y atacar al ex presidente estadounidense George W. Bush. ¿Pero qué ha hecho desde entonces? ¿Quién se acuerda de Hard Candy y de MDNA? Ya se lo adelantamos nosotros, nadie.

La señora que siempre llega tarde

Madonna ha pasado de ser la creadora de tendencias a convertirse en la señora que siempre llega tarde. Ha decidido trabajar con productores cuando su carrera ya se había quemado produciendo a otras estrellas del pop, ha colaborado con cantantes cuando su popularidad se encontraba no precisamente en uno de sus mejores momentos -recordemos su single de lanzamiento de Hard Candy, con dueto incluido con Justin Timberlake- y ha tratado de marcar tendencia cuando los focos se posaban en las excentricidades de Lady Gaga y las reivindicaciones sexy-feministas de Beyoncé. Madonna se ha despistado y el público no se lo ha perdonado -excepto sus fans devotos, que todavía son legión-. Aunque las cosas como son. La que tuvo, retuvo, y así lo demostró en el espectacular show que organizó para el intermedio de la Superbowl. Toda una demostración de poderío para dejar claro que a la reina del pop todavía le quedaban muchos cartuchos por quemar. El problema es que, de momento, los debe tener guardados en la recámara.

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Como no hay que ser malpensado, valoramos la opción de que todo se trate de una estrategia de marketing. Que Madonna trate de engatusarnos con sus fracasos para, luego, reaparecer más brillante que nunca. Aunque sus locuras en instagram -no hay un perfil de celebrity más extraño en toda la galaxia de las redes sociales, con primeros planos imposibles y salidas de tono por las que debe terminar pidiendo perdón- y la eterna espera para el lanzamiento de su disco -cuando ahora lo que se lleva es publicar temas sin parar-, nos hacen pensar que Madonna no sabe por dónde tirar, que la diva quiere adelantarse a todas sus competidores pero no tiene ni idea de cómo hacerlo. Y es que la lucha, ahora mismo, es encarnizada. Ya no sirven los tiempos y las formas de antaño. La sociedad ha evolucionado mucho y lo que ayer nos parecía imprescindible -véase Miley Cyrus-, hoy os aburre hasta la saciedad. Y puede que a Madonna ya le haya pillado de vuelta de todo.

¿Asumirá Madonna que los adolescentes ya no la conocen o se marcará un dueto con Ariana Grande para volver a la actualidad?

Aun así, nos queremos aferrar a los sueños y confiar en la profesionalidad de quién lleva triunfando cuatro décadas. Madonna siempre será Madonna, por mucho que se empeñe en tratar de triunfar como directora de cine -tiene la espinita del Oscar clavada en lo más hondo de su corazón- o nos ofrezca aburridas portadas de revistas con un photoshop casi sobrehumano -llegando a aparecer más joven que la propia Katy Perry, veintiséis años menor que ella-. Madonna siempre será la reina del pop, la provocadora, la que consiguió ofender al Vaticano, la que quiso ligarse a Antonio Banderas, la que popularizó los conos puntiagudos a forma de sujetador. ¿Pero hasta cuándo le va a durar? ¿Será capaz de convencer a las nuevas generaciones o lo ha dejado por imposible? ¿Asumirá que los adolescentes ya no la conocen o se marcará un dueto con Ariana Grande para volver a la actualidad? Los caminos de Madonna son inescrutables -¿o era insostenibles?-. Aunque puede que ahora tan sólo sean aburridos...

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