Borja Escalona ha desplazado por unos días a Putin como supervillano y enemigo público Nº1 con un vídeo en el que humilla a una camarera. Las redes sociales se han convertido en un nido de sociópatas y a veces sólo Forocoches puede reconciliarte con internet. Sus usuarios se han organizado para tumbarle las cuentas de Twitch y Youtube, enviarle una tonelada de estiércol a casa y para promocionar a otro Borja Escalona, un cantante con pinta de haber trabajado en orquestas de verbena y no haber pasado el primer cásting de OT. El objetivo es que cuando la gente busque ‘Borja Escalona’ en Google encuentren al Borja bueno y no al malo. Hay hasta un hilo para llevar al Borja Escalona pachanguero a Eurovisión 2023 como ya hicieron en 2008 con Rodolfo Chiquilicuatre. Así que cuando el año que viene veamos a Borja Escalona actuar en Sebastopol ante unos eurofans defendidos por el batallón Azov, mientras las tropas rusas avanzan para impedir la celebración de un festival gay, sabré que estoy ante la cima de la postmodernidad. El momento que cambia una era.
Al Borja Escalona malo hay que reconocerle haber unido a toda España, algo que no veíamos desde el Mundial de Sudáfrica o el bofetón al Caranchoa. Todo un hito en una sociedad cada vez más dividida como demuestra el último estreno de Marvel, Abogada Hulk (She Hulk), que sólo está cosechando unos y dieces en sus puntuaciones en IMDB. La protagonista es una una abogada empoderada que te pregunta tus pronombres y tiene marcado ‘Sólo sexo’ en Tinder, un nuevo campo de batalla cultural. En España, el hostelero marbellí ‘antirrojos sigue haciendo gira por los platós contando que no encuentra camareros por culpa del Gobierno y un poco también porque debe dar miedo trabajar en un restaurante mientras a tu jefe aparece en ‘Espejo Público’ llamando vagos a los trabajadores a los que debe dos nóminas en negro. Otro que no encuentra currantes es el Manchester United y eso eso que paga bastante por encima del convenio.
Hoy en Tuitopía hay tweets del streamer sociópata, de Chicote opinando a la gastronomía estadounidense, de la inflación y de la sumisión química.