Mémesis

¡Camarero, hay una estafa en mi cuenta!

 

  • Las redes sociales destapan los timos, abusos o trucos más comunes de algunos hosteleros para inflarte la cuenta.
  • Otras veces los tiques y facturas solo nos muestran los escandalosos precios que podemos llegar a pagar por no ser lo suficientemente previsores.

  • Una de las prácticas abusivas de algunos hosteros

Una coca-cola de medio litro puedes encontrarla en cualquier comercio a menos de 80 céntimos. La misma bebida puede llegar a cuatro euros en muchos cines de España. Sin hielo, sin tapa de acompañamiento,... la misma botella cinco veces más cara.

No se trata del transporte, ni de los impuestos, es simplemente la manera que tiene el libre mercado de recordarnos que somos muy vagos y perezosos.

Y funciona. Porque esos cines hacen más caja con el bar que con la taquilla. Y, desde 2003, podemos llevarnos nuestra coca cola o palomitas desde casa y meterla en el cine sin que nos pongan ninguna pega.

Lo mismo puede pasar con una botella de agua en un aeropuerto. No es tanto un ‘atraco’ sino un vendedor oportunista. La gente reconoce su improvisación cuando la paga.

¿El agua más cara de España? foto de @NoemiMoleo

Pero otras veces el precio no viene marcado por la necesidad de llamarnos holgazanes sino por la codicia o ganas de engañar al personal del hostelero. La libertad de precios por encima de la honestidad de tu negocio. Los primeros en picar, los turistas.

Muchas veces a este abuso de 'inflar los precios' se le une una calidad de producto pésima. Es entonces cuando tenemos un viral contagiando a todos los medios

 

Hace unos meses las facturas de un chiringuito en Formentera se hicieron virales en redes sociales. Unos turistas desprevenidos fueron ‘crucificados’ por el libre mercado de un pescado a precio de tinta de impresora. La trampa de los ingenuos.

El desconocimiento de la norma nos hace ser demasiado condescendientes con cierto tipo de abusos. Total, son unos céntimos de nada por unos hielos.

...a veces hay que hacer la resta para ver el tongo:

https://twitter.com/hdcarrefour/status/638301254540750848

 

Curiosamente que te cobren más caro el café con hielo es una práctica normalizada, pero si te pides una coca-cola sin él nunca se aplica un descuento.

No es raro, tampoco, que algunos negocios te cobren por calentar la bebida del niño. ¿Se puede ser más ruin?

Cobrar por una pastillita para el dolor de cabeza es otra práctica ilegal. No viene en la carta y, además, necesitas licencia. El Bar-Farmacia es un concepto que todavía no existe.

https://twitter.com/PabloMarbanFM/status/643858531020591105

El colmo del hostelero avaro es inventarse un suplemento para la carne muy hecha. ¿Harán rebaja por pedirla al punto? ¿El tartar crudo será gratis?

https://twitter.com/ikguallas/status/631108978156666880

La ley dice que el precio no marcado o anunciado en los menús no es legal aplicarlo porque el cliente siempre tiene que tener claro a lo que se enfrenta. ¿Os imagináis al camarero cobrándote un millón de euros por una Maniobra de Heimlich. “¡Ah!... te he salvado la vida” —Te diría. Por eso las raciones o ese vino fuera de carta que te recita de memoria el maître son solo una estrategia para inflar tu cuenta sin que te enteres.

Tampoco es legal cobrarte por los cubiertos, aunque te los lleves, o por esa jarra de agua del grifo con el aroma de una piscina clorada. Únicamente si el precio de todo esto está claramente especificado en carta pueden desglosarlo en la factura. Pero ¿Alguién ha visto alguna vez el precio de un vaso de agua en el menú?

Algunos de estos pequeños ‘incidentes’ se mueven en la frontera de lo legal y lo ético. Casi siempre perjudicando al más débil. Todo por unos míseros céntimos.

Porque lo que debería ser parte del servicio se convierte en un gesto muy feo que espanta a la clientela. ¿Cobrar por los sobres de Ketchup? En muchas franquicias americanas lo hacen desde hace tiempo.

Si hay una vara de medir esta ‘cultura del sablazo’ esa es la caña de nuestra cerveza. El verano pasado el Bar Ambrosio de San Sebastián se hizo famoso en redes por la denuncia de un usuario en Twitter. Cañas a 5 euros. Aproximadamente el precio de cuatro litros de cerveza en el supermercado de tu barrio.

...tanto fue el bochorno que el establecimiento se vio obligado a reducir el precio de la caña tan solo una semana más tarde. Para que luego digan que las ‘denuncias de sofá’ no sirven para nada.

Cobrar por lo que debería ser gratis no es patrimonio del avaro. También de una crisis mal entendida. Vasos de agua del grifo a 10 céntimos.

Algunas denuncias olvidan que las normas las suelen fabricar los poderosos más en su beneficio. El consumidor importa menos que el negocio. ¿Sabías que el redondeo de esos céntimos de IVA en el tique en favor del establecimiento es absolutamente legal?

Es en este menudeo, mini-timos o mala fe donde muchos bares y restaurantes hacen caja a costa del sufrido turista o del ingenuo cliente que desconoce la ley. La organización de consumidores FACUA ha dedicado parte de su esfuerzo a intentar convencernos que la falta de información es parte del problema.

Otra estrategia del hostelero sin escrúpulos consiste en desglosarte el producto final para cobrarte hasta la nube de leche templada del café ¿O es el tiempo que ha tardado en hacerlo?

Tengan cuidado ahí fuera no os vayan a cobrar hasta por daros las “Buenas Tardes”

     

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