Ocurrió en 1985 y muy pocos historiadores y columnistas han recuperado aquella lección que nos deja la jurisprudencia histórica para instruir a los fanatismos que vienen.
Todo empezó con las ideas de David McCalden (1951-1990), miembro del Frente Nacional británico de principio de los setenta y cofundador del Instituto para la Revisión Histórica; una organización antisemita cuya única misión durante décadas ha sido fabricar y distribuir propaganda negacionista. Todavía hoy cuenta con millones de fans.
David McCalden, de origen irlandés, era un neo-fascista de extrema derecha especializado en publicaciones antisemitas difundidas bajo un falso disfraz de inglés intelectualoide. Siempre defendía que su conversión revisionista se produjo tras leer el popular panfleto de Richard Verrall "¿De verdad murieron 6 millones?" Un documento negacionista donde se pretendía demostrar que las muertes en los campos de concentración eran resultado de enfermedades o inanición, pero nunca de la política exterminadora nazi.
Tras el fracaso de su campaña en Inglaterra en 1978 David McCalden emigró a Estados Unidos donde conoció a otro gran negacionista, Willis Carto. Juntos levantaron en California el famoso instituto difamador. McCalden se despegó de su pasado adoptando el seudónimo de Lewis Brandon para así dar una segunda oportunidad a sus soflamas.
El instituto creció al abrigo de la teoría conspiranoica de neonazis y extremistas. Organizaba convenciones anuales con delegados revisionistas venidos de Francia, Suecia, Alemania, Italia, Australia y América Latina. Tenía varias publicaciones de éxito, entre ellas el Journal of Historical Review, publicado ininterrumpidamente de 1980 al 2002.
En la convención de 1979 Lewis Brandon se vino arriba. Durante uno de los discursos de las jornadas ofreció una recompensa de 50.000 dólares a todo aquel que pudiera demostrar que al menos un judío había sido gaseado en una cámara de gas.
No solo eso, para demostrar que no era solo un discurso interino de fuerza populista, envió una carta a varios supervivientes de los campos de concentración. Un alarde que al final le costaría caro.
Uno de esos destinatarios fue Mel Mermelstein, un húngaro de origen judío que en mayo de 1944 fue enviado por los nazis a Auschwitz junto con toda su familia. Sólo sobrevivió él. Mel Mermelstein había llamado la atención del Instituto porque había escrito una carta al Jerusalem Post contando su historia de supervivencia y criticando a la asociación.
Esta fue la carta que recibió:
Estimado Sr. Mermelstein:
Su carta reciente en el Jerusalem Post indica que puede demostrar que los Judios fueron gaseados en cámaras de gas de Auschwitz.
En nuestra Convención revisionista de 1979 anunciamos una recompensa de 50,000 dólares por una prueba de esta afirmación. Hasta la fecha, nadie ha dado un paso adelante, y en la Convención de 1980 suspendimos la recompensa y la reemplazamos con otra de 25.000 por la prueba que demostrara que el diario de Ana Frank es auténtico, y otros 25.000 por la prueba que demostrara que los Judíos fueron convertidos en pastillas de jabón por los nazis.
En estas circunstancias, vamos a volver a abrir la recompensa de 50.000 para que usted pueda aprovecharla. Incluyo los formularios de solicitud necesarios.
Tenga en cuenta que la pruebas serán juzgados por las normas de la Corte Criminal de EE.UU y no según las normas de los juicios de Núremberg.
Si no tenemos noticias de usted, nos veremos obligados a dibujar nuestras propias conclusiones, y dar a conocer este hecho a los medios de comunicación, incluyendo el Jerusalem Post.
Espero saber de vd muy pronto.
Sinceramente,
Lew Brandon
Director. [fuente]
Mermelstein tomó dos decisiones inteligentes. La primera fue la de no responder a la Institución para la Revisión Histórica sino enviar copia antes del reto y sus pruebas a los editores de Los Ángeles Times, haciendo público el desafío a una audiencia más sensibilizada y provocando que el caso saltase hasta la televisión.
Mel Mermelstein tenía algo más que una historia que contar. Tenía un acta notarial de su ingreso y de su experiencia en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau y el de Buchenwald junto con declaraciones de otros testigos visuales y científicos.
Fue entonces cuando Mel Mermelstein tomó su segunda decisión acertada. En vez de denunciar por lo civil a la Institución y ante las dificultades que tendría un juicio donde se comprometiese la sagrada libertad de expresión de la Primera Enmienda; decidió aceptar el reto y esperar el rechazo de su testimonio como prueba para denunciar a la asociación por incumplimiento de contrato.
Y así fue. En julio de 1985, el Tribunal Superior de Los Ángeles —presidido por el juez Thomas T. Johnson— ordenó al Instituto revisionista que pagase al demandante los 50.000 dólares del reto más otros 40.000 dólares por daños y perjuicios tras un acuerdo de ambas partes para evitar un juicio civil por incumplimiento. Conociendo la ley los revisionistas se dieron cuenta que los gastos del posible juicio sumario serían mayores.
El fallo del Tribunal quiso destacar:
“[...] este tribunal toma nota judicial del hecho de que los Judíos fueron gaseados hasta la muerte en el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia durante el verano de 1944 y es un hecho que entra dentro de la lista 452 del código de evidencias de California.
No es razonable el objeto de controversia. Se puede determinar de forma inmediata y precisa a través de fuentes de razonamiento de una exactitud indiscutible. Es simplemente un hecho."
El juez Johnson obligó también a la institución a firmar una carta pública de disculpas:
“Cada uno de los acusados por la presente contestación oficial piden formalmente disculpas al señor Mel Mermelstein, un superviviente de Auschwitz-Birkenau y a todos los demás supervivientes de Auschwitz por el dolor, la angustia y sufrimiento que él y todos los demás han padecido en relación a nuestra oferta de recompensa de 50.000 dólares a todo aquel que pruebe que los Judíos fueron gaseados en cámaras de gas en Auschwitz". [fuente]
El Caso Mermelstein fue llevado al cine en la película "Never Forget" (1991) con el actor Leonard Nimoy (Sr. Spock en Star Trek) interpretando el personaje de Mel Mermelstein.