La historia de muchas de las grandes multinacionales está llena de anécdotas, curiosidades y/o datos turbios que son arrinconados convenientemente por su departamento de márketing en la actualidad para no lastimar el poder de su marca frente a la competencia. Este pasado aparece hoy sorprendente con el rescate anónimo de alguno de los productos que paradójicamente posibilitaron su supervivencia. ¿Sabías que Mazda fabricaba antes corcho, Mattel cuadros y Colgate velas?
Colgate fabricaba velas y jabones antes de ser líder en limpieza bucal. Fuente
Durante la guerra muchas de estas grandes empresas —sobre todo norteamericanas— que hoy dominan el mercado sobrevivieron fabricando y vendiendo material militar para la única industria potente del momento. Adaptarse o morir. Ley de vida del capitalismo.
Es el caso de IBM. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial Thomas J. Watson, su director general, puso a disposición del gobierno todas las fábricas de la compañía para la producción de rifles automáticos Browning, carabinas M1 y visores de bombarderos. Hoy esta historia solo merece un párrafo en la web de IBM. Mientras, esas armas y sus piezas son muy cotizadas por los coleccionistas.
IBM M1, un rifle fabricado por la multinacional que hoy se subasta por 850€. Fuente
En nuestro país este fenómeno también se produjo durante la guerra aunque con otras consecuencias. Con la crisis de postguerra la empresa de bicicletas ORBEA se escindió en dos para dedicarse al negocio de las armas y munición. Así se fabricó el revólver 'Hermanos Orbea'.
Revólver Hermanos Orbea, del fabricante de bicicletas. Fuente:Wikipedia
A Nokia, la compañía finlandesa de telefonía móvil, le costó cien años encontrar su hueco en el ramo de las telecomunicaciones. La compañía nació como una empresa de pasta de papel en 1865, más tarde vendería caucho y zapatos, electricidad generada con molinos y hasta tuvo su coqueteo con las armas cuando en los años 60 adquirió la compañía SAKO, un fabricante finlandés de armas de fuego. No es la única multinacional de las telecomunicaciones que se mueve en el mercado militar. SAMSUNG sigue hoy vendiendo tanques... sí, has leído bien. Puedes comprobarlo en su web.
Parte del catálogo de artillería de SAMSUNG. Fuente
Esta estrategia de lavado de imagen no siempre funciona (es imposible renegar de sus orígenes). Hay compañías que no pueden desprenderse de un pasado demasiado indigno aunque pidan perdón mil veces. Es el caso de Hugo Boss, la firma de lujo alemana fue fundada por un ferviente nazi para fabricar los uniformes paramilitares del Tercer Reich y que, además, mantuvo esclavizados en su fábrica de Metzingen a 180 prisioneros de guerra.
Anuncio para promocionar los uniformes nazis de Boss y patrón de las famosas 'camisas pardas'. Fuente:Wikipedia
Otra multinacional que nació con la flor y el talento de un solo hombre y la suerte —o la desgracia— de una demanda criminal fue Nintendo. Su fundador, Fusajirō Yamauchi, creó una baraja de cartas que se hizo tremendamente popular en su país entre la yakuza o mafia japonesa. Las llamadas cartas “hanafuda”. Tan popular que tuvo que ampliar el chiringuito para satisfacer la demanda lo que le permitió crecer hasta encontrar el modelo de negocio que le llevaría al éxito. No fue fácil porque antes de ser una potencia mundial en videojuegos Nintendo fue una compañía de taxis, vendía arroz instantáneo e incluso patentó el “Hotel del Amor”; un sitio para que los japoneses diesen rienda suelta a sus instintos.
Las cartas que empezó vendiendo Nintendo. Fuente: Wikipedia
Pero no siempre es así. Otras marcas simplemente son multinacionales —sobre todo asiáticas— que pertenecen a grandes e históricos conglomerados empresariales —los llamados Chaebols— y que han destacado y triunfado con el tiempo con uno de sus artículos. Dejando atrás un pasado de productos menores que hoy nos resulta muy extraño. Yamaha, por ejemplo, es conocida mundialmente por sus motos pero empezó y es también líder mundial en la venta de pianos, armonios y todo tipo de instrumentos musicales —de ahí los tres diapasones de su logo—. También fabrica productos tan dispares como semiconductores, muebles o robótica industrial.
Pero lo normal es que la evolución de estos fabricantes sea orgánica. Mattel, la multinacional de juguetes por ejemplo, comenzó vendiendo marcos de fotos pequeños, tan pequeños que valían para las casas de muñecas. Esta demanda le hizo que también fabricara muebles para estas casitas y que se metiera sin querer en un mercado que ya nunca abandonaría.
O como Avon, la empresa de cosméticos. Su fundador, David H. McConnell, era un vendedor ambulante de libros que engatusaba a su clientela femenina regalándoles perfumes que le preparaba un amigo farmacéutico. Al final tuvieron más éxito que los libros y dirigió su negocio a la cosmética.