El movimiento antivacunas es tan antiguo como los primeros experimentos de inoculación de Edward Jenner con el niño James Phipps. El médico rural vio como las recolectoras de leche del sur de Inglaterra enfermaban de una especie de viruela bovina leve al estar en contacto con el ganado. Esta enfermedad debilitada luego les protegía de la versión humana. Ni corto ni perezoso el médico inoculó la variante bovina al joven James para comprobar si la tesis era cierta. De esa idea nacieron las vacunas de Pasteur.
La tribu Antivacunas. pic.twitter.com/EdibnWtRuC
— Prostituto Converso (@PERROJOROBADO) November 30, 2017
-------------
Esta experimentación a base de prueba y error fue muy criticada por el dogmatismo de la Iglesia incluso antes de los trabajos de Jenner. La viruela y todas las enfermedades eran un castigo divino y cualquier injerencia humana en el juicio y voluntad de Dios era considerado un trabajo diabólico que había que rechazar sin importar las vidas que se pudieran salvar.
Este adoctrinamiento acientífico basado en la emoción, la religiosidad y la fe del siglo XVIII ha sido completado con los subterfugios del derecho moderno y la libertad individual. Los antivacunas lo llaman 'Health freedom' o movimiento de liberación de la salud. Nadie tiene derecho a obligar al tipo de tratamiento sanitario que uno se puede administrar. Y tienen razón, pero solo en parte.
Bajo el epígrafe de 'vacunación como práctica de riesgo' para esa libertad individual se esconde un argumento falaz utilizado incluso por eurodiputados sin escrúpulos. Atragantamiento, indigestión, alergias,... comer sano es más peligroso que vacunarse una y mil veces.
Uno puede hacer un testamento vital para no ser reanimado en caso de enfermedad terminal pero no puede pasar el ébola en el salón de su casa sin tratamiento.Tu libertad sanitaria acaba cuando infiere en la del colectivo
La legislación tiene mecanismos para garantizar esa libertad individual sin interferir en la del colectivo para poder asegurar la convivencia. "Tu libertad acaba donde empieza la de los demás", se podría resumir. Uno puede hacer un testamento vital para no ser reanimado en caso de enfermedad terminal pero no puede pasar el ébola en el salón de su casa sin tratamiento. Del mismo modo que uno puede negarse a una transfusión por ser Testigo de Jehová no debería negarse a la vacunación si hay una epidemia grave declarada. El límite de la legislación está claro.
La Ley 41/2002 sobre los derechos y obligaciones del paciente dice explícitamente:
"Todo paciente o usuario tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley. [...] Los facultativos podrán llevar a cabo las intervenciones clínicas indispensables en favor de la salud del paciente, sin necesidad de contar con su consentimiento cuando existe riesgo para la salud pública a causa de razones sanitarias establecidas por la Ley."
Por eso es obligatorio también vacunar a tu perro. Para evitar el contagio de enfermedades a terceros. El abogado Miguel Diéguez Díaz @dieguez_miguel nos explica la sutil diferencia jurídica:
No se trata de dejar desprotegido al bebé sino que se ve desde otro punto de vista. Un animal si no se vacuna puede transmitir enfermedades como la rabia. Un bebé no muerde ni ataca,... todo ello se regula con el Reglamento de Ejecución (UE) nº 577/2013 de la Comisión europea.
Si un perro no se vacuna puede transmitir una enfermedad mortal a un hombre. Si un niño no se vacuna puede hacer lo mismo. El mecanismo para que esto suceda se basa en inmunidad de grupo. Cuando un número significativo de ciudadanos deciden libremente no vacunarse y los inmunizados bajan del 90-95% la epidemia vuelve a propagarse, es lo que ha pasado recientemente en Portugal.
Si un perro no se vacuna puede transmitir una enfermedad mortal a un hombre. Si un niño no se vacuna puede hacer lo mismo. La ley solo nos protege del primero.
La inmunidad de grupo protege a los que no se pueden vacunar y a los recién nacidos (muchas vacunas no se pueden administrar hasta pasados unos meses). Si decides libremente no vacunar a tu hijo puede contagiar y matar al de tu vecino, ya lo hemos contado por aquí otras veces.
Un gráfico sobre las vacunas que habla x sí solo. #lasvacunassalvanvidas pic.twitter.com/AstGWoLvrT
— AlbertSR (@sarrio13) April 27, 2017
-------------
Las redes sociales, acelerantes de las Fake News, la información falsa y los bulos, han favorecido los movimientos conspiranoicos basados en el miedo y la ignorancia. La masa no comprueba datos ni estadísticas sino que prefiere dejarse llevar y subirse al carro original de las teorías contra el establishment de lo políticamente correcto. El caso de Portugal no es una excepción. Hay todo un mapa de enfermedades resucitadas por los antivacunas. La saludo pública mundial está amenazada por la ignorancia del que se cree libre para ser estúpido. ¿Debería ser obligatoria entonces la vacunación para salvaguardar la integridad del colectivo en detrimento de la libertad individual?
El debate se ha abierto en países como Alemania y Francia y es interesante porque no hay consenso ni entre los acérrimos defensores de las vacunas.
En Francia se van a imponer multas a aquellos padres que decidan no vacunar a sus hijos. En Alemania han optado por una vía más pedagógica. Aquellos padres que no presenten la cartilla de vacunación deberán hacer una especie de cursillo para conocer las consecuencias de no vacunar a sus hijos. Algo así como la instrucción obligatoria posterior a una infracción de tráfico con retirada de puntos. En Italia van más avanzados. La ley ya es efectiva. Multas de 7500€ por no vacunar a tu hijo.
Nosotros hemos preguntado a varios especialistas para que nos den su opinión sobre ello. Médicos, biólogos y abogados especialistas en el tema proponen vías para evitar el colapso de un sistema que ha evitado millones de muertes.
Para Julio Mayol, cirujano, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid y director Médico del Hospital Clínico San Carlos está muy claro:
"Si una vacuna se ha demostrado efectiva y segura, la vacunación debería ser obligatoria porque las enfermedades transmisibles no nos afectan individualmente, afectan a toda la población. No vacunarse es un acto que pone en peligro la propia vida y la de otros."
Pero no parece tan sencillo imponer una obligación entre aquellos que no son capaces de entender lo que es la inmunidad de grupo y mucho menos son capaces de ser solidarios para con sus semejantes. Toda prohibición conlleva un movimiento de repulsa que puede agravar aún más el problema.
De esta opinión es el pediatra José Ramón Fernández [@jramonfernandez]:
"La vacunación obligatoria no se ha demostrado eficaz en países con buena cobertura vacunal como el nuestro, por tanto tengo que estar en contra. Es una estrategia que en situaciones puntuales de peligro para la salud pública, como el brote de sarampión que hubo en Granada podría estar justificada. Pero con las coberturas actuales, que son muy buenas, lo que la ciencia nos aconseja es no imponer. Imponer genera más rechazo y puede conseguir el efecto contrario al deseado."
La cuestión es entonces si debería legislarse, por ejemplo, un coeficiente de mínimos dentro de la inmunidad de grupo para emprender planes de vacunación obligatoria y tener controlado el riesgo epidemiológico. Esto es, predecir cuando tu libertad individual está perjudicando la del grupo por tu falta de información debido a la infoxicación de medios y redes.
El abogado y divulgador científico, Fernando Frías [@FerFrias] es partidario de acotar la Ley precisamente por la paradoja que supone que los efectos de las vacunas hagan olvidar las consecuencias de no administrarlas.
"Cuando la sociedad era consciente de los beneficios de las vacunas y la peligrosidad de las enfermedades que previenen no hacía falta obligar, pero hoy en día lo hemos olvidado (gracias a las vacunas, paradójicamente). Nuestra legislación se orienta a la protección de los más débiles y en especial de los menores, y todos los datos muestran que las vacunas son seguras, eficaces y necesarias para protegerlos. Si las tasas de vacunación voluntaria disminuyen habrá que instaurar su obligatoriedad para que los menores sigan protegidos"
El biólogo Vicente Prieto [@jvicenteprieto] Presidente del Círculo Escéptico da la vuelta al debate generando la pregunta contraria para evitar esa posible 'rebelión de los ilegales' sometidos a una obligación.
"La pregunta podría ser al contrario ¿No debería el Estado asegurar un espacio lo más seguro posible para los estudiantes? Para matricular a un niño en un colegio público, se debería exigir que estén vacunados de determinadas enfermedades.
Hay niños que tiene algún problema que les impide vacunarse, dependen de la protección que le otorga el grupo. Si están todos vacunados está protegido ¿No es un acto de egoísmo e insolidaridad no vacunarse y arriesgar la salud de sus compañeros?
Parece más inteligente encauzar las medidas para asegurarse la salud pública del colectivo que satanizar al ignorante con obligaciones. Aunque solo sea por una cuestión práctica. Invertir en educación y en programas que eviten casos como el de Pau, un niño que murió de difteria por culpa de unos padres que se declararon luego engañados y manipulados por los colectivos antivacunas; es mejor que crear nuevos mártires del sistema.