Motor

Jeep recupera el Cherokee, un todoterreno rival directo del Land Rover Freelander

No está siendo, de momento, un buen año en cuanto a ventas para la marca norteamericana, que ha bajado este año casi un 5% sus matriculaciones. La llegada al mercado del nuevo Cherokee puede suponer un pequeño impulso, un verdadero todo terreno de similares características al Land Rover Freelander.

  • Al igual que el Cherokee, el Freelander 2 juega la baza de un diseño muy personal y unas cualidades de todoterreno superiores a la media.

No es un segmento, el de los todo terreno diseñados y desarrollados como tales, especialmente activo en cuanto a ventas se refiere, pero son todavía modelos con cierto tirón entre quienes buscan modelos con los que afrontar con garantías salidas off-road. Y uno de los modelos tradicionalmente mejor dotado para ello es el Jeep Cherokee, modelo que siempre ha gozado de cierta admiración por su fuerte personalidad pero al que la marca americana dejó en el olvido hace tres años. Ahora, lo recupera manteniendo esa personalidad que siempre le ha caracterizado, aunque adaptado a su tiempo.

Estéticamente es sin duda todo un Jeep, con un aspecto de auténtico todo terreno al igual que sucede en el Freelander2, un verdadero Land Rover que trata de ofrecer, como el Cherokee, un producto diferenciador. Eso sí, mientras que el primero puede llevar reductora, el Freelander carece de ella. En ambos, hay posibilidad de versiones de tracción delantera, para quienes busquen por encima de todo diseño, aunque son las variantes de tracción total las que sin duda les aportan esa distinción de todo terreno.

Por dentro, el salto dado en calidad y diseño por el Cherokee es evidente a simple vista, con materiales agradables al tacto y un equipamiento ya muy completo, que incorpora elementos como el detector de ángulos muertos, el aviso de cambio involuntario de carril, el programador de velocidad activo o el sistema de aparcamiento automático. Mucho también mejoró el Freelander2 en su última puesta al día, con un salpicadero de diseño cercano a los Range Rover que, visualmente, resulta tan atractivo como el propio Cherokee.

Pero además de diseño, ambos muestran interiores sobre todo amplios y confortables, con plazas traseras de generosas cotas y, en el caso del Cherokee, la posibilidad de regular la posición de la banqueta trasera en casi 15 centímetros, ofreciendo un plus frente al Freelander en cuanto a versatilidad. Más maletero cuando hace falta, amplio espacio de piernas en todo momento. Si valoras mucho lo primero, mejor servido va el Cherokee con sus 500 litros de volumen máximo, casi 100 más que el modelo inglés.

En lo que han ido ambos mejorando con el paso del tiempo es en la eficacia y el confort que ofrecen sobre el asfalto. De ser modelos diseñados sobre todo para brillar en campo han ido ganando en refinamiento para convertirse en modelos perfectamente adaptados a los más largos desplazamientos en carretera –el Cherokee cuenta por primera vez con suspensión independiente en las cuatro ruedas-, pero a la vez han sabido mantener un gran compromiso en cuanto a eficacia en conducción off-road. En este sentido, las opciones del nuevo Cherokee son mucho más amplias que las del Freelander, con diferentes variantes dentro de la gama cada una con mayores aptitudes para circular por campo. Tracción total, tracción total con reductora o tracción total con reductora y bloqueo trasero del diferencial, estas últimas con mayor altura libre incluso al suelo, permiten optar al Cherokee que más convenga a cada uno.

El comportamiento de ambos en carretera resulta bastante similar en términos absolutos. La dirección de uno y otro no resulta especialmente rápida, con un tacto no tan preciso como los actuales SUV o todo caminos. La suspensión del Cherokee resulta ligeramente más firme que la del Freelander, ofreciendo un confort de marcha muy razonable al mantener un balanceo de carrocería menos acusado. En cambio, sobre pistas o caminos en mal estado, absorben mejor las suspensiones de este último.

Mucha igualdad en lo que a motores se refiere, con respuestas suaves y agradables y una rumorosidad en marcha mitigada por el ruido aerodinámico propio de este tipo de carrocerías. En ciudad, responde mejor desde bajo régimen el motor del Freelander, de mayor cilindrada que el del Cherokee, pero en carretera el ritmo que permiten mantener es muy parejo. Eso sí, los consumos del nuevo Cherokee son sensiblemente más ajustados que los de su rival inglés. Más moderno en su desarrollo y con menor cilindrada, logra en general un rendimiento más satisfactorio.

FICHA:

   DATOS COMERCIALES:
  Modelo: Land Rover Freelander2 / Jeep Cherokee
  Versión: TD4 2.2 S 4x4 / 2.0 Diesel Longitude 4x4
  Precio: 31.980 / 36.270 euros

  DATOS TÉCNICOS
  Motor: 4 cil. en línea / 4 cil. en línea
  Cilindrada: 2.179 / 1.956 cm3
  Potencia máx.: 150 CV a 4.000 rpm / 140 CV a 4.000 rpm
  Par máximo: 420 Nm a 1.750 rpm / 350 Nm a 1.750 rpm
  Tracción: Total permanente / Total permanente
  Caja de cambios: Manual de 6 vel. / Manual de 6 vel.
  Dimensiones: 4,50 / 1,80 / 1,74 m // 4,62 / 1,86 / 1,67 m
  Peso: 1.860 / 1.921 kg
  Depósito de combustible: 68 / 60 litros
  Capacidad del maletero: 405 / 500 l.

  PRESTACIONES
  Vel. máxima: 181 / 189 km/h
  Acel. 0 a 100 km/h.: 11,7 / 12,0 seg
  Consumo en recorrido de pruebas: 8,1 / 7,0 l/100 km
  Autonomía en carretera: 839 / 857 km.

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