Que el petróleo tiene fecha de caducidad es algo que llevamos oyendo desde hace décadas, y por ello la búsqueda de combustibles y fuentes de energía alternativas se ha convertido en uno de los grandes desafíos del siglo XXI, un desafío al que casi todas las marcas de automóviles se han apuntado, con caminos muy diversos. Audi, lleva tiempo trabajando en un nuevo combustible, el e-diesel, inaugurando recientemente una nueva planta en la localidad alemana de Dresden dentro de la actividad de la marca de los cuatro aros en el marco de su programa de desarrollo de combustibles alternativos con emisiones neutras de CO2.
La planta produce diesel a partir del agua, CO2 y electricidad generada de forma sostenible. El dióxido de carbono se extrae directamente del aire utilizando una tecnología de captura directa desarrollada por la empresa suiza Climeworks, uno de los socios de Audi en este proyecto. En un proceso independiente, una unidad de electrolisis alimentada con electricidad obtenida de forma sostenible divide el agua en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno se hace reaccionar con el dióxido de carbono en dos procesos químicos que se llevan a cabo a una temperatura de 220 grados y con una presión de 25 bares, para producir un líquido compuesto por hidrocarburos que recibe el nombre de "Blue Crude" ó petróleo azul, un proceso que alcanza una eficiencia de hasta un 70 por ciento.
Tal y como está planteada actualmente, la planta puede producir aproximadamente unos 160 litros diarios de este "petróleo azul", del cual casi el 80 por ciento puede transformarse en Audi e-diesel, un combustible diesel sintético libre de azufre y compuestos aromáticos. El Audi e-diesel así producido también tiene un alto número de cetano, lo que significa que se inflama con facilidad. Sus propiedades químicas permiten que pueda utilizarse como un combustible convencional, por lo que puede mezclarse con el diesel fósil convencional en cualquier proporción.
Audi combina dos innovadoras tecnologías en este proyecto para la producción de combustible sintético, financiado en parte por el Ministerio Federal Alemán de Educación e Investigación, y precedido por una fase de preparación e investigación previa de dos años: la captura del CO2 del medio ambiente y el proceso "power-to-liquid". Una novedosa planta que se une a otras ya en funcionamiento como la de e-gas en Wertle, Baja Sajonia, que produce metano sintético (Audi e-gas) de forma similar, un combustible del que ya se benefician los clientes de la marca en el Audi A3 Sportback g-tron.
Al mismo tiempo, Audi también está llevando a cabo investigaciones para la producción de Audi e-gasolina en colaboración con la empresa francesa Global Bioenergies. Y también está en marcha un proyecto conjunto con la compañía estadounidense Joule para producir combustibles sintéticos Audi e-diesel y Audi e-etanol con la ayuda de microorganismos.