Apabullante en tecnología y dimensiones, el nuevo A8 da un paso más al frente en todos los aspectos, bajo un formato sin embargo muy continuista respecto al modelo anterior. Un diseño elegante y en cierto modo sobrio que esconde una de las berlinas más sofisticadas del momento. Todos los A8 tienen de serie suspensión neumática con cuatro alturas a elegir, amortiguadores de dureza variable y tracción total. Una configuración que puede modificarse con un sistema de dirección a las ruedas traseras y un diferencial trasero activo.
La carrocería es más larga y alta que la del anterior A8, casi cuatro centímetros en el primer caso y casi dos en el segundo, con una distancia entre ejes también ligeramente superior. Aluminio, acero, magnesio y plástico reforzado con fibra de carbono están presentes en chasis y carrocería, con un 24 % más de rigidez torsional que la carrocería del modelo anterior.
Por dentro, la amplitud que ofrece está acorde a las dimensiones exteriores, y sus casi 5,2 metros de largo se traducen en un espacio interior de primera clase. Junto al confort de los asientos y el mucho espacio disponible, el nuevo A8 brilla sobre todo por la comodidad que ofrece a los ocupantes mientras rueda sobre el asfalto. Y es que además de la suspensión de serie neumática con amortiguadores de dureza variable, el A8 se puede equipar ahora con un conjunto de motores eléctricos capaces de actuar sobre los brazos de la suspensión –Audi lo llama «suspensión activa Audi AI»–, que permite reducir los movimientos de cabeceo y balanceo de la carrocería y también contrarrestar algunas imperfecciones del asfalto dado que es capaz de reconocerlas mediante la información que procesa de las imágenes captadas por una cámara y ajustar previamente la suspensión. Un nivel de dinamismo sin duda extraordinario. Eso sí, a sus mandos queda todo tan filtrado que conduces a un ritmo elevadísimo sin darte apenas cuenta. Porque como buen Audi, el confort no está reñido con la eficacia y, aunque enorme de dimensiones, te mueves entre curvas casi como si de un A4 se tratase. Muy ágil en zonas viradas, sólo en trazados muy estrechos no se siente plenamente a gusto. En cualquier otro, por rápido y virado que sea, el A8 se mueve a ritmo endiablado. Sobre todo si monta el sistema opcional de dirección a las ruedas traseras, que favorece a una mayor agilidad de reacciones todavía.
Las opciones en cuanto a motores, de momento, son dos V6 de gasolina y diésel, con 340 y 286 CV respectivamente, ambos con cambio automático de ocho velocidades. El diesel, denominado comercialmente 50 TDI quattro tiptronic, arranca en 97.500 euros. Más adelante, los habrá de ocho cilindros —4.0 TDI de 435 CV y 4.0 TFSI de 460 CV— y de doce —W12 de 585 CV—. Los V6 ofrecen ya suficientes prestaciones para disfrutar de una conducción muy dinámica, y los niveles de rumorosidad son, sorprendentemente, muy parecidos por lo bajo de los mismos. La mayor diferencia está en el consumo, más sensible en el gasolina a circular a ritmo elevado, que pueden significar alrededor de unos tres litros más que en el diésel.
Mucho equipamiento en el nuevo A8
Entre los sistemas de ayuda a la conducción sobresale el asistente en atascos, un sistema evolucionado que llega hasta un nivel 3 de conducción autónoma, lo que permite desatender los mandos del coche y estar solo atento a las señales emitidas por el coche para que retome la conducción cuando lo requiera. Eso sí, hasta que las leyes de tráfico no se actualicen no será legal, pues de momento en España no está permitido soltar el volante mientras se conduce y, mucho menos, estar realizando otra actividad como leer o utilizar el móvil.
También será posible aparcar el coche en una plaza automáticamente, tanto desde el interior como desde fuera a través del teléfono móvil. A través de una app, pulsando un comando desde el móvil el A8 avanza y gira por sí mismo hasta realizar la maniobra de aparcar de forma completamente automática.
Novedad también es la ausencia del tradicional mando rotatorio del MMI. Ahora, en el salpicadero hay tres pantallas, una el cuadro de instrumentos, otra que muestra la información del navegador y del equipo de sonido, y una tercera que se usa para ajustar la climatización, además de mostrarse el acceso directo a distintas funciones programadas por el conductor.