A varios kilómetros de altitud, cerca de la tropopausa, hay unas estrechas zonas en las que el viento fluye a mayor velocidad hacia el este y que los aviones utilizan a menudo para acortar los tiempos de viaje. Estas corrientes en chorro (jet streams, en inglés) tienen un papel fundamental en la circulación general atmosférica y en la dinámica estacional de las borrascas y anticiclones, pero de cuando en cuando colapsan y provocan fenómenos atmosféricos inesperados y hasta cierto punto impredecibles. Esta fue la causa, por ejemplo, de la letal ola de calor que sufrió Europa en 2003, la supertormenta Sandy de 2012 y la sequía en California de 2014, que se desataron después de que todos estos sistemas atmosféricos dejaran de fluir subidamente hacia el este.
Aunque los científicos conocen estos bloqueos desde hace décadas- desde que Carl-Gustaf Rossby describiera la formación de estos ríos en el cielo en el siglo XX - el motivo por el que se detenían periódicamente seguía siendo una incógnita. Ahora, los investigadores Noboru Nakamura y Clare Huang anuncian en la revista Science que han elaborado un modelo matemático que describe su comportamiento y que guarda un sorprendente parecido con la forma en que se atascan los coches en las autopistas. “El bloqueo es especialmente difícil de predecir, en buena parte porque no hay una teoría convincente sobre cuándo se forman y por qué”, asegura Nakamura. Tras trabajar en un modelo matemático que analiza los desvíos de estas corrientes, el investigador constató que las ecuaciones eran casi idénticas a las desarrolladas por los ingenieros de transportes cuando analizaban los atascos de tráfico.
"La corriente de chorro tiene una cierta capacidad para albergar “tráfico meteorológico”, igual que una autopista”
“Resulta que la corriente de chorro tiene una cierta capacidad para albergar “tráfico meteorológico”, igual que una autopista tiene una capacidad para un número de coches, y cuando se supera, el bloqueo se manifiesta como una congestión”, resume Huang. Igual que los coches ralentizan su marcha cuando se juntan varias vías, la velocidad del viento se reduce cuando encuentra obstáculos como montañas y costas. Además, los efectos del cambio climático están aumentando el número de bloqueos dado que las corrientes de chorro están circulando más cerca del límite de su capacidad. Los autores del modelo aseguran que servirá para predecir el comportamiento de estos “atascos” atmosféricos a largo plazo y ayudará a entender todavía mejor por qué se producen.
Referencia: “Atmospheric Blocking as a Traffic Jam in the Jet Stream” (Science)