El discurrir de los acontecimientos políticos en España nos está ofreciendo la lastimosa sumisión del presidente del Gobierno ante la jauría de socios que el propio Sánchez se ha buscado, siendo en especial lacerante su humillada conducta ante Puigdemont y sus huestes. Como suele ocurrir, un refrán popular refleja certeramente lo que sucede, y le sirve de título a esta pieza viene a describir la posición que ha asumido Sánchez. No solo se deja profanar por el prófugo, es que además paga él la cama en la que es profanado. Lo malo es que no lo paga con recursos propios sino cargándonos los costes a todos los españoles.
Un coste especialmente lacerante de entre los que Sánchez nos está repercutiendo es la sucesiva alteración de nuestra arquitectura jurídica para redefinirla según el interés y la conveniencia de Junqueras y Puigdemont. Además del proyecto de alterar nuestro ordenamiento constitucional -la futura amnistía- con la cooperación necesaria de Conde Pumpido y otros cómplices, han conseguido ya alterar el penal -supresión del delito de sedición y rebaja del castigo a la malversación-, el tributario -en varias cuestiones- y el pasado miércoles han forzado a Sánchez para que sean también alterados el ordenamiento mercantil -regulación de la domiciliación de empresas-, y el social -competencias sobre migración-. En fin, que a poco que avance la legislatura nuestro ordenamiento jurídico global va a acabar siendo el que quieran los dos líderes independentistas.
Como mera ilustración de la gravedad de lo que está sucediendo, vamos a detenernos en las sombras que hoy amenazan al ordenamiento tributario español. Sin haberse descartado por el Gobierno de modo explícito la exigencia de Junts para introducir elementos que restrinjan la libertad de domiciliación de una empresa, aparece ya como confirmado que el Gobierno va a cumplir el mandato de Puigdemont para condicionar su ejercicio. Se haga del modo en el que se acabe haciendo constituirá una agresión al principio de libre empresa, pilar fundamental del mercado único adaptado por la Unión Europea, institución de la que somos parte. Está también escrita y suscrita la obligación asumida por Sánchez de aumentar la autonomía financiera de la Generalitat, mandato que amenaza peligrosamente con futuras concesiones de privilegios a una sola Comunidad Autónoma.
Lo pactado entre el Gobierno y los secesionistas permite ir quebrando paulatinamente el orden fiscal instaurado en la Constitución hasta reconvertirlo en el horizonte ya definido -escrito y suscrito- por el independentismo
Además, la voluntaria ambigüedad con la que está formulada la obligación asumida -aumentar la autonomía- permite dar cobertura a cualquier paso conducente al horizonte que ya ha sido definido -escrito y suscrito- por el independentismo catalán y que no ha sido rechazado por Sánchez: que la Generalitat gestione y recaude todos los impuestos que se pagan en Cataluña. En definitiva, lo pactado entre el Gobierno y los secesionistas permite ir quebrando paulatinamente el orden fiscal instaurado en la Constitución hasta reconvertirlo en el horizonte ya definido -escrito y suscrito- por el independentismo. La reconversión será una operación de tracto sucesivo que irá materializándose conforme Sánchez vaya necesitando en el Congreso los votos de los secesionistas, tal y como hemos podido comprobar el miércoles pasado. Pero el final parece ya escrito y no será otro que el deseado -escrito y suscrito- por Puigdemont y Junqueras. Veremos a Cataluña con un modelo fiscal especial más próximo al dispuesto por Navarra y las provincias vascongadas que al establecido constitucionalmente para las Comunidades de régimen común.
Otro sí digo, veremos a la Generalitat Imbuida del poder que da el control tributario sobre los contribuyentes de Cataluña. Y dada la escorada acción de Gobierno desarrollada por los independentistas ¿duda alguien que el reseñado poder será utilizado como un instrumento más para el apartheid aplicado a los que no comulgan con el objetivo de la independencia?
La imagen del secuestrado feliz
Con el escenario político y parlamentario que hemos reseñado en el que obligadamente se mueve el Gobierno y pese al final al que conduce, llama poderosamente la atención el alborozo con el que Sánchez y sus muñecos -M.J. Montero, Bolaños y Pilar, la Alegría del grupo- celebraban el resultado de la votación parlamentaria del miércoles. Escenificaban fidedignamente el papel del secuestrado que, afectado por el síndrome de Estocolmo, celebra y agradece de modo sumiso que sus secuestradores le sigan manteniendo con vida. La realidad es que no había actuación alguna y lo que sucede es que sí, que además de tener que prostituirse Sánchez asume feliz y alborozado su sumisa relación con el independentismo catalán. París bien vale una misa, dijo un Rey francés, Moncloa bien vale mi desfloración parece decir Sánchez, aunque los españoles debamos pagar la cama utilizada para llevar a cabo el acto.
Cozumel
Amen con fotos seria mas ameno España es un estado comunista