Amargas Navidades para Susana Díaz y Pedro Sánchez, éste último ha preferido ir a Mali a visitar a las tropas españolas desplegadas en el lugar que quedarse en casa a presenciar la gran derrota del PSOE en Andalucía. Susana tenía que estar. Pedro debe querer que todo esto pase rápido para llegar vivo a las generales. Fin de los casi 40 años de gobiernos socialistas en Andalucía, una situación inédita, esperemos que la instauración de la derecha sirva verdaderamente para mejorar la vida de los andaluces. La derecha o la unión de los constitucionalistas como prefieren llamarse, pero perdonen que hay uno que, de constitucionalista y autonomista bien poco, es decir nada. Vox, la extrema derecha, a quién ningún partido quería ver cerca ahora es visto con buenos ojos, de hecho, ha sido necesario su apoyo para que la mesa del Parlamento esté presidida por Ciudadanos. Los de Ciudadanos dicen tener claro que el gobierno lo formarán PP y Ciudadanos, pero Vox ya tiene un pie dentro de las instituciones y va pisando fuerte. Evidentemente, nadie se presenta a las elecciones para no tener influencia, la quieren, quieren ejercer poder como todos. Se erigen en estos momentos como los árbitros en Andalucía, veremos la carrerilla que cogen de cara a las generales. Todos las tienen presentes, Andalucía ha sido la antesala de lo que creen que sucederá en las elecciones generales. Pero primero se está ya preparando el próximo inquilino de San Telmo, el popular Juanma Moreno que este año sí que le ha tocado el Gordo.
Sorprende que en el contexto andaluz se defienda el poder hablar y negociar con todos los partidos incluso con la extrema derecha y hace pocos días los mismos que defienden hablar con cualesquiera de los representantes públicos elegidos por los ciudadanos, como debe ser lo normal en cualquier democracia que se preste poco menos que criminalicen a Sánchez por reunirse con el señor Torra, cuando hacen lo que deben de hacer: hablar, dialogar, negociar y devolver la estabilidad a Cataluña. La política siempre sorprende porque al final la hipocresía, la mediocridad y la falta de profesionalidad y de ética está a la orden del día. No hay duda, queda sobradamente demostrado que cuando se trata de obtener poder y no perder ninguna silla se habla hasta con el diablo.
Sorprende que en el contexto andaluz se defienda el poder hablar y negociar con todos los partidos incluso con la extrema derecha
Ahora seguiremos con el pasteleo, seguiremos con el reparto de consejerías, vamos a ver si este tan sonado cambio pedido por PP y Cs funciona. Como cambian las cosas, ¿verdad señor Montilla? Ahora tiene que ver como su tierra, su querida Andalucía, aunque siempre ha defendido sentirse catalán -no sé cómo ven esto los vecinos del bonito pueblo cordobés de Iznájar en el que nació-, va a ser gobernada gracias al PP y a Vox, por el partido naranja. Aquel en el que, en su día, corría el 2010 en una habitual sesión de control a su gobierno, cuando tan solo tenían tres tristes diputados en el Parlament de Catalunya y usted era el presidente de la Generalitat, en un ataque de ira y ante la rebeldía de un aún inexperto político Albert Rivera le espetaba que él y su formación estaban condenados al fracaso, a la desaparición. Mal análisis político senador Montilla, el naranja va conquistando terreno mal que pese a muchos.