Opinión

Alejo Vidal-Quadras, decíamos ayer

Amb aquests cognoms vosté hauria de seure amb nosaltres, no amb ells” ("Con estos apellidos, usted debería sentarse con nosotros, no con ellos”). Esto le dijo Jordi Pujol a

  • Alejo Vidal-Quadras. -

Amb aquests cognoms vosté hauria de seure amb nosaltres, no amb ells” ("Con estos apellidos, usted debería sentarse con nosotros, no con ellos”). Esto le dijo Jordi Pujol a Alejo Vidal-Quadras, incapaz de contener el resentimiento que le producía ver al mejor representante posible de la gran burguesía catalana liderando la oposición del PP en el Parlament de Cataluña. Y es que Alejo era todo lo que Pujol envidiaba, incluida una gran cabeza magníficamente formada y un catalán mucho mejor que el suyo. Aquel período feliz, en el que estuvimos representados por el mejor político posible, tuvo un abrupto final.

El pacto del Majestic, la primera de tantas traiciones del Partido Popular, se llevó su liderazgo por delante. Nunca más tuvimos al Mejor. Nunca volvió el Partido Popular a tener tantos votos. Duele recordar que una vez pudimos votar por alguien de su calibre, pero jamás perdimos su liderazgo moral, porque Alejo siempre ha estado ahí,  en el Parlamento europeo, en los inicios de Vox, en la lucha por la unidad nacional. Sus discursos y textos, de palabras medidas y sopesadas con la precisión del científico que es, han dado argumentos y peso moral e intelectual a la resistencia. Si Alejo estaba con nosotros, con su sabiduría risueña y rigurosa, había una esperanza.

Si en algún momento lo hemos necesitado en el esplendor de su lucidez es este, y tenerlo entre nosotros es un regalo y una suerte infinita


Decía mi padre que la bondad es la forma suprema de la inteligencia. En la columna que, fiel a su cita de los domingos, publicó este último, ambas cualidades morales, la bondad y la inteligencia reflejo y consecuencia de esa bondad, brillan de forma nueva. Desde el propio título, “El terror y el amor”, sabemos que vamos a leer algo trascendente. Las palabras de alguien que, de forma providencial, y uso la palabra 'providencial' con todo el peso de mi fe, se ha escapado de una muerte segura para seguir viviendo desde un plano más alto, defendiendo con más fuerza si cabe sus ideales que son los nuestros, agradeciendo el amor incondicional de su familia y la abnegada entrega de los servicios médicos que le salvaron la vida. Hay una serenidad y una luz em sus palabras que nos reconfortan. Si en algún momento hemos necesitado a Alejo Vidal-Quadras en el esplendor de su lucidez es este, y tenerlo entre nosotros es un regalo y una suerte infinita.

Un catalán, un español de primera

En una magnífica columna que dedicó en su día al gran compositor y artista inimitable Alfonso de Vilallonga, otro catalán extraordinario y genial, cuya relectura les recomiendo, Alejo escribió,  “Cataluña ha dado al mundo una serie de figuras notables, Feliu de la Penya, Gaudí, Álbeniz…y tantos otros, que han trascendido los asfixiantes límites de un nacionalismo impostado y rastrero para proyectarse hacia la universalidad. Ninguno de ellos, como es lógico, ha vivido de la identidad  ni le ha rendido culto, sino que la ha dado por supuesta, con la naturalidad y la espontaneidad del que no necesita demostrar nada más allá de la excelencia de su obra”. Sin querer, porque es persona modesta, Vidal-Quadras estaba definiéndose de la forma más exacta a sí mismo. La excelencia, en todas sus facetas laboral, personal y cívica, es la regla de su vida. un catalán de primera, y  por ello, un español de los mejores. De los que luchan por una España en la que todos seamos iguales, siendo él tan superior a tantos en tantas cosas.
Compartir cabecera con él tira hacia arriba de todos los que tenemos la suerte de escribir en Vozpópuli. Que bueno volver a leerte en tu casa, Alejo. Bienvenido de vuelta.

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