Prisa desactivó el viernes por la mañana una bomba que preocupaba a uno de sus accionistas. La compañía española anunció a los mercados (CNMV) que Vivendi había desistido de incrementar su participación en su accionariado, para lo que había pedido permiso al Gobierno de Pedro Sánchez.
Los altos directivos de Prisa sabían esta noticia desde principios de 2022, que fue cuando la multinacional del entretenimiento francesa tomó la decisión de retirar su propuesta, que le hubiera permitido crecer hasta un máximo del 29,9% en la editora de El País y la Cadena SER. Sin embargo, decidieron no hacerlo público hasta que se cumplieran seis meses desde que se formuló la petición.
Fuentes de Prisa apuntan a que Vivendi 'reculó' debido a dos factores: por un lado, la falta de interés de los actuales accionistas por deshacerse de su participación, algo que se explica, entre otras cosas, en que la acción ha caído el 35% en el último año y una venta en este momento sería perjudicial para su inversión.
Por otro lado, la compañía francesa se mostró sorprendida ante los requerimientos de información que le pidió el Gobierno para autorizarle a crecer por encima del 10% en Prisa, algo que sus directivos consideraron excesivo.
Prisa, una empresa 'protegida'
Hay que tener en cuenta que el gabinete de Pedro Sánchez impulsó a principios de la pandemia una normativa provisional que obligaba a obtener el visto bueno del Consejo de Ministros a los interesados en comprar participaciones significativas en las empresas estratégicas españolas. Lo hizo para evitar que los fondos de inversión y los gigantes internacionales lanzaran operaciones hostiles contra los buques insignia de la economía española en un momento de enorme debilidad.
Vivendi entró en Prisa a finales de 2020 tras comprar el 9,9% de las acciones que mantenía el HSBC en el grupo y, el pasado octubre, expresó en Moncloa su interés por crecer en la empresa fundada por Jesús de Polanco. El propio consejero delegado de la empresa, Arnaud de Puyfontaine, transmitió a Pedro Sánchez en aquellos días su intención de crecer en el mercado hispanohablante.
Durante los últimos meses, De Puyfontaine ha visitado varías veces Madrid y ha mantenido reuniones con Telefónica, de la que Vivendi aglutina alrededor del 0,9% del capital. En sus más recientes viajes ha podido conversar con José María Álvarez Pallete sobre el negocio audiovisual de Telefónica, explican fuentes conocedoras de los contactos.
Es conocido que Telefónica mantiene un debate abierto acerca del futuro de Movistar Plus ante la pérdida de abonados que ha sufrido durante los últimos tiempos y ante la dificultad para hacer competitivos sus contenidos en un mercado, como el audiovisual, en el que gigantes como Netflix o Amazon ofrecen a sus contenidos grandes catálogos audiovisuales a un bajo precio.
La compañía de telecomunicaciones española -que también es accionista de Prisa- y Vivendi han mantenido contactos en los que han conversado sobre Movistar Plus, pero no ha prosperado, por el momento, ninguna de las ideas que se han barajado. Porque en Telefónica consideran que una venta de su plataforma podría perjudicar sus ofertas convergentes. Y no han alcanzado ningún acuerdo para que la francesa se convierta en su socio industrial.
En los viajes donde se mantuvieron esas reuniones, el CEO de Vivendi también mantuvo encuentros con diferentes responsables de Prisa y mostró su confianza en el plan estratégico del grupo, que se presentó oficialmente en Madrid hace dos semanas, con el que aspira a rebasar la barrera de los 1.000 millones de euros de ingresos en 2025.
En este sentido, De Puyfontaine ha transmitido su intención de mantener su participación en Prisa y de mejorar su posición en el futuro si alguno de sus accionistas decide deshacerse de sus títulos. Es decir, la retirada de la petición que le elevó al Gobierno no significa que desista de sus planes.
Vivendi y Mediaset
Cosa distinta sucede en Mediaset, donde Vivendi y los Berlusconi llegaron hace unos meses a un acuerdo para poner fin a la guerra que habían librado durante el último lustro.
El dueño de la empresa gala, Vicent Bolloré, se había propuesto ganar influencia en el sur de Europa y por eso inició maniobras para crecer en Mediaset. Pero tras una serie de desencuentros y episodios convulsos, con ramificaciones en los tribunales, decidió firmar la paz.
Actualmente, Berlusconi pretende hacerse con el control de la totalidad de las acciones de su filial española (ha lanzado una OPA) para potenciar su proyecto Media for Europe, que tiene su sede social en Países Bajos y que aglutina sus activos en Italia, España y Alemania.
Hay una gran conclusión que se puede obtener al analizar estos hechos; y es que el sector mediático y audiovisual internacional se encuentran en un momento de cambio debido a la transformación tecnológica y la cada vez más elevada competencia. Por eso, los grandes agentes de los mercados se mueven para no perder fuerza y para asegurar su territorio frente a las maniobras de sus rivales.
Prisa se ha visto mezclada en estas maniobras, pues la francesa Vivendi, tras el fracaso de su estrategia para con Mediaset, la consideró como una buena opción para extender su huella en el sur de Europa y en los países de habla hispana. Lo hizo, además, a sabiendas de que el principal accionista de la dueña de El País es Amber Capital (Joseph Oughourlian), con el que llegó a un acuerdo el pasado verano en el país galo para controlar el holding de Lagardère.
El incierto futuro del sector
Es complejo realizar cualquier vaticinio sobre la evolución de los mercados en este contexto de inestabilidad global, pero el capital ha realizado varios amagos y movimientos significativos para crecer o, al menos, para protegerse. Y en este escenario, Prisa ha estado presente. Una vez más.
Lo más llamativo es que Bolloré tiene una ideología conservadora y le han acusado de potenciar al candidato de derecha populista Éric Zemmour de cara a las elecciones francesas. Es decir, ha hecho lo contrario a lo que quisiera el Gobierno de España para Prisa.
Sin embargo, desde la empresa de medios española apuntan a que Pedro Sánchez no ha transmitido en ningún momento su oposición a esta operación de Vivendi. No obstante, son conscientes de que en su partido hay quien mira a Bolloré con recelo.