Análisis

Psicosis en Francia: el terrorismo islamista instaura una escalada del terror

El tiroteo islamista contra la sede del satírico francés Charlie Hebdo al grito de "vamos a vengar al profeta" es el cuarto de los perpetrados en Francia en los últimos días. Forma parte de una estrategia del terror.

  • El atentado contra el semanario francés Charlie Hebdo forma parte de una estrategia islamista del terror.

El tiroteo contra la sede del semanario satírico francés Charlie Hebdo al grito de "vamos a vengar al profeta" llevado a cabo este miércoles en París ha sido el más grave, pero no el único cometido por islamistas en Francia en estas navidades: ya hubo otros tres más que crearon una auténtica psicosis en el país vecino. Es decir, todo parece indicar que se trata de unas acciones previamente establecidas por la estrategia yihadista en su lucha contra Occidente. De confirmarse este hecho, lo de las caricaturas de un Mahoma desnudo no sería ni siquiera una excusa, una justificación de algo injustificable.

Desde antes de Nochebuena, la psicosis estaba instalada en Francia: los servicios de información galos sabían que se estaba preparando algo y los temores habían saltado a las calles. Todos los transeúntes, paseantes o compradores de los regalos navideños estaban a la expectativa ante la posibilidad de ataques islamistas. Las fuerzas de seguridad francesas preveían atentados y, de hecho, durante esas fiestas se produjeron tres ataques demenciales, aunque no tan mortíferos como el de París.

El primero fue el 20 de diciembre, sábado, cuando un joven de color, con barba al estilo islamista, entró en una comisaría de la ciudad de Tours al grito de "Allah Akbar" (el conocido y lamentable “Alá es grande” que estos criminales gritan antes de asesinar impunemente) y la emprendía a cuchilladas contra los presentes: consiguió herir a tres policías antes de ser abatido por un tiro.

Tan sólo un día después, el domingo 21 de diciembre, un hombre de raza blanca vestido con la típica chilaba magrebí embestía con su automóvil a los paseantes que iban por la acera de una calle de Dijon: en ese atentado –así fue calificado por la policía gala-, el criminal islamista se llevó por delante a trece personas, hiriendo de forma muy grave a dos de los atropellados.

Finalmente, el lunes 22 de diciembre, mientras miles de ciudadanos ultimaban sus compras navideñas y hacían los preparativos para la cena de nochebuena, en una plaza donde se instalan los tradicionales puestos de Navidad en Nantes una camioneta arremetió contra los presentes y atropelló a trece personas. Según dijo la policía, algunos testigos afirmaron que el chófer pisó el acelerador y después de su acción gritó el inefable "Alá es grande" antes de proceder a apuñalarse dos veces en el pecho y quedar herido. Como resultado de este atentado criminal, una persona murió y otras cuatro quedaron gravemente heridas.

Así las cosas, lo de este miércoles contra el semanario satírico francés no es un hecho aislado, y parece que lo de menos es que hayan utilizado la imagen de Mahoma en su forma satírica: es parte de una estrategia criminal para llevar el terror a países occidentales o con intereses en las regiones en conflicto, ya sea Siria o Irak. La excusa puede ser tanto unas caricaturas de un Mahoma al desnudo como la nueva novela del escritor francés Michel Houellebecq, que salió a la venta precisamente este miércoles y en la que sitúa a un partido islamista en el Palacio del Elíseo en 2022, tras haber derrotado en unas elecciones presidenciales al ultraderechista Frente Nacional (FN).

A la policía no le ha pasado desapercibido el modus operandi en los tres anteriores atentados: son muy similares a los que se llevan a cabo en Oriente Medio, y especialmente en Israel, con el uso de vehículos y armas blancas. Parecen tener un origen y un fin comunes: aterrorizar a la población civil. En esa estrategia del terror, el gobierno francés quiso desvincular los anteriores ataques de una estrategia de terrorismo islamista, pero ahora, con la acción de este miércoles, ya no puede ocultarlo más: la psicosis se ha instalado en Francia. Y ahora la duda es: ¿aprovecharán esta locura los grupos racistas, xenófobos, de extrema derecha que están agazapados a la espera de una oportunidad?

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