Cabe preguntarse si organizar unos Juegos, como tantas veces venden las candidaturas, es algo realmente conveniente. El obvio empuje en publicidad y el dinero que pueda dejar ser la capital del mundo durante tres semanas debe compensar la inversión que supone tener a punto una ciudad, que no se circunscribe sólo a las infraestructuras deportivas sino que exigen cambios profundos y radicales en el concepto urbano.
Este martes el Chicago Tribune, principal diario de una de las ciudades perdedoras, relata los problemas que está teniendo Río para cuadrar tiempos y presupuestos en su esfuerzo olímpico –que se suma, además, al esfuerzo del Mundial de fútbol–. Se teme, por ejemplo, de la calidad del agua, veinte veces inferior a la recomendada en las ciudades de Estados Unidos. "Para ser francos, estamos muy preocupados. No están preparados en muchos, muchos sentidos", afirmaba hace pocas semanas John Coates, vicepresidente del COI.
El Tribune recuerda que también los Juegos de Sochi fueron precedidos por el pesimismo y la falta de control, pero también comenta que Río no tiene ni petróleo para agarrarse ni un líder como Putin al que le de igual cualquier gasto con tal de que su faraónico proyecto no falle. Será difícil rentabilizar los Juegos y la historia recuerda que también hay ciudades que entraron en depresión por organizarlos, como Montreal o Atenas. No es oro todo lo que reluce.
La furia de la candidaturas también ha descendido. El gobierno de coalición que dirige Noruega ha anunciado que no aceptará financiación pública para organizar los Juegos de invierno de 2022 y la ciudad de Toronto rechazó en referendum la posibilidad de llevar a cabo los de 2024.
Mientras tanto, en Madrid se juega esta semana el Abierto de tenis, una de las pocas herencias que quedan de las candidaturas de la ciudad a los Juegos. Es la única semana en el año en la que la Caja Mágica tiene uso, y habría que ver si el torneo sigue siendo rentable para la ciudad ahora que ha dejado de aspirar a la gran cita universal. Para la empresa organizadora, comandada por Ion Tiriac, nunca ha dejado de serlo pero, ¿se puede decir lo mismo de la ciudad?