Opinión

Atraco en Badalona

A Albiol lo he calificado alguna vez como el gigante bueno porque, en primer lugar, es más largo que un día sin pan y, segundo, porque conozco su bonhomía y

  • Xavier García Albiol.

A Albiol lo he calificado alguna vez como el gigante bueno porque, en primer lugar, es más largo que un día sin pan y, segundo, porque conozco su bonhomía y su sincero deseo de servir a Badalona. No debo ser el único que lo piensa, porque es siempre el candidato más votado en las municipales de su ciudad, teniendo casi tantos concejales como el resto de la banda de perdedores que no pueden ni verlo. Si el sistema electoral fuese más razonable, como el de primera y segunda vuelta, Albiol haría años que sería alcalde sin interrupciones tartarinescas y se acabaría jubilando con la vara de mando en sus rodillas.

Sucede que ni PSOE ni PP han querido tocar jamás esa ley electoral que, por ejemplo, permite a grupos filoetarras o golpistas disponer de unos cuantos diputados en el congreso con los que decidir desde su minoría el destino de toda la nación. En Badalona han tenido que unirse todos los nocivos, los vendedores de humo, los hacedores de ruina y los antisistema para volver de nuevo a desbancar a Albiol de la alcaldía. Recordemos que volvió cuando el edil socialista Alex Pastor tuvo que dimitir al ser detenido conduciendo borracho en pleno confinamiento.

Albiol haría años que sería alcalde sin interrupciones tartarinescas y se acabaría jubilando con la vara de mando en sus rodillas.

Eso es lo que hay en la cosa izquierdosa en Badalona. Unas CUP que no pagaban a proveedores ni se ocupaban de la limpieza de las calles ni del orden público ni de la seguridad. Unos Junts que solo estaban para convocar manifestaciones en pro de los presus pulítics, lo mismo que sus cofrades de Esquerra. Unos podemitas que se ocupaban del género sin reparar que en su bloque anti Albiol hay gente que lleva velo. En fin, una armada Brancaleone sin más norte que impedir por todos los medios que quien gana limpiamente elección tras elección ocupe el lugar que democráticamente le toca.

Con la complacencia de las direcciones de todos esos partidos, mezquinos y perfectamente descriptibles, el cordón sanitario forjado en aquel infame pacto del Tinell se cumple una vez más. Ni agua al PP. Bueno, ni a C’s en su día ni ahora a VOX. Todo lo que no sea el abrevadero de ganado en el que ha devenido la generalidad no tiene lugar en la Cataluña arcoíris, ecológica, sostenible, feminista y republicana de la que tanto disfrutamos los catalanes. Porque ocuparse de que el alumbrado público funcione, de que los vecinos no tengan que soportar la inseguridad y el ruido que supone tener okupas al lado de casa, aumentar el dispositivo de policías locales para combatir la delincuencia, ayudar al pequeño comercio minorista o pensar a lo grande con proyectos de ciudad más que prometedores es muy, pero que muy facha.

Y como a Albiol se le vincula con los papeles de no sé qué en los que tiene una sociedad que jamás ha estado operativa ni ha movido un solo euro y sin estar acusado ni investigado ni siquiera telefoneado por nada, hala, a la hoguera con él,  que hay que defender la dignidad de la alcaldía. Manda carallo que eso lo diga Salvador Illa, el mismo que nos engañó con comités que no existían o no da información acerca de las compras de material en plena pandemia. Porque un tal Guijarro, que es quien ahora hará ver que es alcalde, es inocente dada su militancia, al igual que Illa, que las CUP, que los separatas, que los comunistas. Ellos son buenos, son generosos, están por encima de toda sospecha y, si por un casual, alguno cae, la culpa será siempre de otros o, mucho mejor, el asunto quedará como un caso aislado al que la prensa amiga ya se ocupará de echar tierra oportuna y rápidamente.

No me extraña que la banda del empastre que se ha juntado para expulsar al mejor alcalde que ha tenido jamás Badalona lo odie con una visceralidad que pocas veces he visto en política, porque es sacar el nombre de Xavier y todos sacan espumarajos por la boca. Cuanto odio, por Dios. Y digo que no es extraño porque una de las principales obsesiones de Albiol ha sido siempre la seguridad en las calles y perseguir al delincuente. Claro. ¿Cómo carajo va a gustarle a quienes practican con tanta soltura el atraco político?

Pero el gigante bueno es mucho gigante para estos enanos, enanas y enanes. Estoy seguro de que volverá a ser alcalde. Vaya si volverá. Y esta vez con mayoría absoluta. Al tiempo.

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