La depresión económica producto de la pandemia ha puesto de manifiesto lo peor de un sector que fue relativamente bien hasta principios de la década de 1990, cuando se superó la necesidad secular de banca pública y llegamos a tener una de las mejores bancas minoristas del mundo; lamentablemente, a partir de entonces, políticos y banqueros entraron a saco en las cajas llevándonos al sector que hoy tenemos. Conocidos esos malos antecedentes y dada la degradación del estamento político, existen serios riesgos de volver al pasado estatal, tema que abordaremos empezando por las causas de las nacionalizaciones, para luego repasar algunos errores graves de gestión que pesan sobre todos, especialmente sobre ahorristas y trabajadores.
Causas de nacionalización
Las cinco razones principales por las que se producen nacionalizaciones, totales o casi totales, del sector bancario, son las siguientes:
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Razones dogmáticas. Aquí habría teóricamente dos grupos que dicen tener un sistema alternativo al actual: por la extrema derecha, grupos residuales, tipo Falange, enemigos jurados (como casi todos) de la usura y de los abusos bancarios, y por la extrema izquierda, otro, de mucha mayor envergadura, que son los comunistas o neocomunistas, lo que ocurre es que viendo la cantidad de comunistas millonarios, más bien estarían en el siguiente grupo.
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Luchas de poder en el establishment político y económico. El ejemplo más claro de esto fue la nacionalización bancaria realizada por Mitterrand. Luego estaría el caso de los comunistas, que encaja más en una lucha de poder global utilizando sus lacayos locales para arrasar un país, algo muy visto en Latinoamérica y África donde es común su simbiosis con banqueros globales para expoliar al país que tiranizan.
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Mala supervisión y pánico bancario. Producto de mala gestión, corrupción y burbujas de crédito, la crisis consecuente genera un fallo sistémico de tal envergadura que no se puede parar a medias, como sí se pudo con Bankia o los casos británicos recientes, surgiendo el debate sobre estatización y nacionalización, si la gestión es política o no. Lo normal es que el pánico empiece en los mercados mayoristas, como el mercado de repos, y de grandes clientes (¿caso Popular?), para contagiar luego a los clientes minorista.
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Mala supervisión y shock externo. Que sería el caso actual, donde tras promoverse un mal indicador de tipos de los préstamos, el euríbor, que llevó a la pasada burbuja por no haber sabido "atar en corto a bancos". Persistentes en el error, ahora, con la depresión de la pandemia, dañan tanto el activo como el pasivo, encaminándose a un proceso que les llevará a una insuficiencia de capital, deteriorando el valor bursátil e incapacitándoles para cumplir los ratios legales, no pudiendo acompañar las fuertes necesidades de crédito del crecimiento económico tras la pandemia, y todo en un entorno con los inversores más que escaldados, donde el IBEX35 es de los peores.
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La guerra. Situación en que hay que movilizar todos los recursos al esfuerzo bélico, sea por conflicto civil o externo. No lo descarten a futuro, dada la "Nueva Geopolítica".
Daño en el activo
El daño en el activo del balance de los bancos lo hemos visto con mucho detalle a lo largo de estos años, desde la comparación con el desastre japonés a la "Mala gestión económica y morosidad crediticia", o la relación entre paro y morosidad, hasta la última intervención o en los análisis macro de países de los que se ha internacionalizado mal o, ya más recientemente, con la crítica a la persistencia del modelo de ajuste que destruye negocio, expulsa capital humano valioso y obvia el verdadero problema: la mala fijación de los tipos de los préstamos que daña la rentabilidad del activo.
Por supuesto que semejante error, que no se acepta, se "enmienda" de aquella manera por otras vías, como usando hipotecas IRPH o a interés fijo, o aumentando el margen sobre el Euribor, pero el tema de la contratación de los prestamos con tipos variables, un producto indispensable, sigue sin hacerse con un indicador correcto. Súmenle el diluvio del BCE y terminas con un sector zombi del que De Guindos, en una de sus conferencias privadas, decía que el 75% de los bancos europeos no es rentable y que el sector tendría difícil hacer las provisiones correspondientes. Y siguen cavando.
Daño en el pasivo
Que es la parte del balance del sector bancario donde están los depósitos de los ahorradores, principales paganos de la mala gestión general que se está haciendo de la economía para tener contentitos a los deudores, especialmente a los señoritos del establishment político y económico que no saben hacer la "o" con un canuto.
Como saben, producto de la necesaria digestión de la burbuja crediticia alentada por políticos, reguladores y supervisores, se ha producido una fuerte reducción del endeudamiento total. Para solucionar el problema de ingresos que eso causa (más bien causaba), en vez de empezar por calcular bien los tipos, se ha optado por las fusiones -engendrando un enorme oligopolio-, por una tremenda reducción de oficinas e intentando imponer tecnología a los clientes para que hagan el trabajo de los empleados bancarios, además de la intolerable idea de querer eliminar el efectivo.
Sin embargo, cuando se estudia el crédito por oficina, lo que se ve es que, antes de la pandemia, el crédito por oficina había aumentado de forma importante. Si a eso le añadimos que, de no ser por este gobierno, el sector estaba listo para la normalidad con el crédito al borde de tasas de crecimiento positivas, la insistencia en esa forma de restructuración que hacen solo se explica desde la malas prácticas de un oligopolio depredador mal gestionado; un tema más que estudiado, por cierto.
Explotación oligopólica
Empeorando aún más las cosas, y al parecer aprovechando el confinamiento por la pandemia, el oligopolio se ha lanzado, unilateralmente y sin negociación posible, a machacar a los clientes con comisiones claramente abusivas, incluso en cuentas con saldos importantes (más de 50.000 euros), que llegan a costar, por poner un ejemplo, más que el impuesto de matriculación del coche medio, un despropósito intolerable. Para colmo, al ahorrista, que ya padece un gravísimo deterioro de los servicios bancarios por las imposiciones tecnológicas, cierre de oficinas y reducción de plantillas, se le obliga a contratar productos y servicios que hacía con terceros, con lo que el sector se gana dos enemigos: el ahorrista y las pymes, normalmente autónomos. "Que se vaya a otro banco". Imposible, pues lo han hecho todos casi al mismo tiempo y eso, en economía, tiene una calificación punible: colusión de precios. ¿Son conscientes de lo que están haciendo? ¿De verdad el Banco de España quiere más de lo mismo? ¿Hay alguien que defienda a los "consumidores" de los oligopolistas, o acaso piensan, como los políticos, que somos ganado a esquilmar?
Progresistas retrógrados
Ante esta explotación oligopólica siempre hay un listillo que responde que "en Suiza te cobran"; ya pero Suiza es una país pequeño donde todo el mundo quiere llevar el dinero y el Banco Nacional Suizo, su banco central, tiene que hacer locuras para que el franco no reviente la economía, mientras que aquí el dinero se va, sobre todo tras las idioteces fiscales de Montoro y sucesores. "Pues usaremos al BCE", momento en que ya no habrá intermediación ahorro-inversión, ni buen cálculo económico de las inversiones, produciéndose una economía zombi, para, tarde o temprano fijarse administrativamente comisiones y tipos, cierres de oficinas, porque lo hacéis mal y por querer tener contentos a los deudores, retrocediendo en desarrollo financiero unos 40 años.
Pero se puede retroceder aún más, pues luego está la morosidad por la actual crisis, crisis a la que podría hacerse un paréntesis con una enorme redistribución desde los perceptores de rentas altas de "lo público" que no atienden la pandemia, ni están en situación de enorme dependencia, hacia las víctimas de la plaga, sobre todo pymes y autónomos, que son lo que, como principales empleadores, generan contribuyentes netos, bajan la tasa de paro y con ello la morosidad. ¿Pero cómo va a hacer eso la casta si, por ejemplo, pasado aparte, el vice chavista tiene 26 operaciones opacas con proveedores y el filósofo de "famiglia" tiene tres cuartos de lo mismo con su lío Hongkonés?
Así las cosas, entre unos y otros, vamos camino del escenario Nº4, en el que también podría aparecer un agente externo y, dado el nivel de corrupción, se dé primero el Nº2, donde trocearían las entidades globales aprovechando la debacle del IBEX35, para luego dejarle la morralla del oligopolio zombi a los pobres españoles. Así de lamentable es la situación a la que nos han llevado la servidumbre voluntaria y las "elites" que padecemos, ambos ya en la degeneración típica del fin de un ciclo generacional.