Opinión

¿Bienvenido, Mr Jagger?

Ustedes lo que buscan es una zahurda en la que retozar expresando lo que de más bajo y repugnante tiene el ser humano

  • Mr. Jagger durante un episodio de La Resistencia


Nadie podrá decir que los directivos de la Espantosa carezcan de buen corazón y se nieguen a fomentar la reinserción social desde sus enmoquetados despachos, sus enmoquetados sueldos y sus no menos enmoquetados corazones. Ahí tienen ustedes al último fichaje que pagaremos con nuestros impuestos: el influencer conocido en los ambientes como Mr. Jagger. Seguramente muchos de ustedes se preguntarán quién carallo es el tipo este, pero es que no están al día y, encima, pertenecen a la fachoesfera. Les cuento. El tal Mr. Jagger es un señor que en las RRSS se ha despachado con un sinnúmero de lindezas que, no nos cabe duda, lo han hecho acreedor a figurar como colaborador de un programa todavía sin estrenar, “Al cielo con Ella”.

Lo va a producir Jordi Évole -el que se hace fotos con Otegui- y lo presentará Henar Álvarez, que igual les suena algo más. Baste decir que suele estar siempre rodeada de excelentes compañías como Buenafuente, Quique Peinado -el que le dijo a Irene Montero que tenía el coño como la mesa en la que la estaban entrevistando-, Bob Pop, Leticia Dolera o Marc Giró. En fin, todos del mismo palo zurdo y compartiendo mismas consignas, mismos prejuicios, casi mismos medios y una total aversión a la derecha, a saber, a todo lo que no sean ellos y sus ombligos.

No dudamos que el tal Jagger encajará en el formato como guante de plástico en mano de urólogo. Y como nosotros creemos que hay que ser pedagógicos y no se debe criticar ni alabar sin conocimiento de causa, he aquí algunas de las perlas que este espectacular fichaje de la televisión pública nacional ha desgranado en su cuenta de Tuiter: “Las mujeres son como los tazos, no importa la fuerza con la que les pegues mientras te pertenezca”, “Cuando vea a un grupo de niñas escuchando Cigaro o New Faith las violo”, “¿Estará Marta del Castillo en Rapture?” -una ciudad imaginaria que está bajo las aguas-, “Ola k ase? Marta al Guadalquivir o k ase?”, “Soy un violador en potencia”, “¿Cuál es la diferencia entre un bebé negro muerto y uno blanco? Diez minutos de horno”, “¿Cuántas mujeres se necesitan para cambiar una bombilla? Solo una que me la chupe mientras la cambio yo”, “Creyentes o no nadie me podrá negar la belleza de una iglesia ardiendo”, “¿Qué es negro y no puede darse la vuelta en un pasillo? Una monja con una lanza atravesándole la cabeza”, “ETA ¿cuándo volverás?” y, por no extenderme y para finalizar, la que entiendo que es resumen, compendio y síntesis de su pensamiento -si lo hubiera o hubiese-: “Estoy diarreándome por la boca”.

A este cerebro privilegiado lo verán ustedes gracias a sus impuestos porque es indiscutible que alguien que atesora tan sublimes pensamientos y nos concede la gracia misericordiosa de compartirlos debe tener un lugar preeminente en la tele pública

Ahora, lógicamente, el susodicho dice que total, por tres tuits de mierda, textual, cuando era menor de edad vaya la que se ha liado. Pues bien, a este cerebro privilegiado lo verán ustedes gracias a sus impuestos porque es indiscutible que alguien que atesora tan sublimes pensamientos y nos concede la gracia misericordiosa de compartirlos debe tener un lugar preeminente en la tele pública. Un personaje como este que llama “zorras” a las mujeres dicen que atraerá al público joven consiguiendo “aupar a este formato a la cima de la diversión más comprometida”. Miren, váyanse a hacer puñetas, porque la juventud, o al menos buena parte de ella, se ha ido a Valencia con botas y palas y no tiene nada que ver con ese descerebramiento patológico en el que se ha instalado la zurdería española.

¿Saben? Ustedes no buscan atraer al público joven. Ustedes lo que buscan es una zahurda en la que retozar expresando lo que de más bajo y repugnante tiene el ser humano. Pero mentiría si les dijera que me sorprende. A este paso veremos programas gastronómicos para caníbales. Capaces son.

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