Una vez más, muy al pesar de la gran mayoría, aflora de nuevo la figura del 'especulador bajista'. Se definen las posiciones bajistas como aquellas operaciones bursátiles en las que un inversor, convencido de la segura caída de una cotizada, toma a préstamo, títulos de su 'victima' para venderlas y posteriormente, cuando, en efecto, el valor ha caído lo esperado para sus 'sórdidos' intereses particulares, recomprarlas. El fruto de la operativa nos es otro que embolsarse el diferencial.
Algunos, quizá excesivamente bienintencionados, consideran que tales operaciones pueden ser identificadas como 'ángeles' sobre la base de que, de alguna manera, dan liquidez al mercado y ayudan a la eficacia de este. Pero lo cierto es que la mayoría del mercado opina que son 'demonios'. Las denominan 'trileras' considerando que su finalidad es exclusivamente especulativa y que presionan a los empresarios en la toma de decisiones temiendo el desplome de la cotización.
Las posiciones cortas pueden ser utilizadas por todo tipo de inversores, pero los grandes actores de esta operativa son los hedge fund que abusan de ellas, especulando y perjudicando a las compañías en dificultades, apostando en su contra, precipitando su caída y produciendo una extrema volatilidad en los mercados.
Caídas de la cotización
Y aunque el Reglamento de la UE que las regula ha tratado de imponer una mayor transparencia y restricciones, e, incluso, en determinadas circunstancias, llegar a prohibirlas, son muchos sus detractores, entre los que me incluyo, pues cada día son más especulativas y perversas justificándose su prohibición de forma y manera permanentes. Estas operaciones están sumamente apalancadas y conducen a caídas de cotización importantes en empresas del mundo financiero, los seguros y la construcción, últimamente sector objetivo. De repente aparecen en el mercado noticias con la misma rapidez que desparecen. Y estos ataques brutales perjudican enormemente a los patrimonios mobiliarios.
Por otro lado, la CNMV ha adoptado una posición sumamente conservadora en el tratamiento de estas operaciones y aunque las ha suprimido temporalmente, en excepcionales ocasiones, no acaba de prohibirlas.
A la vista de todo lo comentado, ¿son 'ángeles o son demonios'? Como en más de una ocasión he podido manifestar, dejo el juicio al arbitrio de los lectores, permitiéndome la licencia de dudar si somos tontos, o tenemos el enemigo dentro de casa, o, quizá, a lo mejor las dos cosas.