Los mercados de acciones están viviendo una situación excepcional en la que confluyen elementos políticos de primera magnitud inéditos hasta fecha. Nunca antes un presidente de Estados Unidos había tratado de modificar radicalmente la localización global de la producción y los flujos de comercio internacional como lo está haciendo Trump al tiempo que promueve un cambio de orden global e impide que China les siga depredando.
A todo lo anterior habría que añadir la encarnizada batalla política del Establishment que se beneficia del viejo orden, aún presente, disfuncional, conflicto que ya tratamos en "Trump y el pánico del Establishment", allá por mayo de 2016, cuando nadie creía que ganaría las elecciones. El ambiente es tan enrarecido que algunos de estos poderes incluso desean una recesión y un crash bursátil que expulse al presidente para poder seguir con sus privilegios.
Así las cosas, ante la complejidad del tema y estando próximos al siempre peligroso mes de septiembre, he pensado que nos centremos hoy en el corto plazo, dejando temas de estrategia bursátil para otra ocasión; pero antes veamos los antecedentes y como los mercados han doblegado a la FED.
Doblegar a la FED
Ese es el deseo de cuantos sueñan con manipular el sistema económico, ya sea para enriquecerse a costa del ciudadano, caso del Establishment actual, y/o aplicar sus experimentos psicóticos sobre la población, solo que en esta ocasión, el sometimiento de la voluntad de la FED no ha venido de ninguna cábala o grupo reducido y organizado, sino de las fuerzas del mercado bursátil y sus millones de agentes. ¿Cómo es esto posible, que pasó con aquello de "don't fight the FED"?
En un resumen muy apurado de 35 años de banca central, podríamos decir que los criterios principales de la política monetaria moderna, o actual, se forjan a partir del abandono de Bretton Woods y de la relación entre el dólar y el oro, siendo sus principales actores Volcker, Greenspan y Bernanke. Cuando Paul Volcker asume la presidencia de la FED (1979-1987) tuvo que afrontar, entre otras cosas, una espiral inflacionaria, y lo hizo con una dura represión financiera contra consumidores e inversores forzando unos tipos de interés reales (descontando inflación) altísimos. Su sucesor, Alan Greenspan (1987-2006), asume una situación muy cómoda, de des-inflación, lo que le permitió reducir tipos (y represión); su mayor error fue no oponerse a la mala liberación financiera de Clinton y sus socialdemócratas (supresión Glass-Steagal, etc.), con lo que el invento, tras tener que subir tipos, dio un primer golpe en el crash punto-com. Luego, Ben Bernake (2006-2014) asume el cargo y sigue la política de subida de tipos de Greenspan pero le explota el invento de la mala reforma anterior con el crash de las sub-prime; ante el pánico y la crisis de iliquidez, hace tres expansiones cuantitativas (QEs), evita el naufragio, coopera en la "contrarreforma" y deja, en general, un buen legado (lo vimos) con un "taper" para la normalización.
Una FED sin criterio
Al anterior le sustituye Janet "Calamity" Yellen (2014-2018), "miembra" como Draghi del clan Fischer, que aplica el "taper" de Bernake, pero luego, tras ganar Trump (Nov. 2016), añade a la subida de tipos una contracción cuantitativa (o QT, anunciado en Junio 2017, empezado en Nov. 2017), una idiotez que pretendía quitar casi 4,5 billones de dólares (van 0,7) a un sistema que tiene unos 14 billones en depósitos (también lo vimos), cosa que nos llevo a preguntarnos por "¿El crash de Yellen?", en el que explicábamos ese error. No le dio tiempo a liarla, pues Trump, que no la quería (¿visto lo anterior?), la sustituye, equivocadamente, por el cenizo Jerome Powell (2018-¿2022?), caso paradigmático de la generación sociópata y que tiene menos credenciales de banquero central que Christine Lagarde (las vimos), que ya es decir.
El abulto de Jerónimo abrió la boquita a finales del 2018, cuando tenía tipos de interés reales en el bono del Tesoro a diez años, y los jefes de estrategia bursátil, acostumbrados a evaluar directivos, se dieron cuenta de inmediato que aquel arribista, ejemplo de intrusismo profesional, carecía del buen criterio mínimo de un banquero central; empezaron ventas masivas que casi se comen las ganancias habidas desde que Trump accedió a la presidencia, en un mercado (siguiente gráfica), que en los previos, ya venía corrigiendo por el conflicto con China. El susto fue tal que los mercados y la comunidad financiera doblegaron a la FED, obligándola a dar un giro de 180 grados, pasando de subir tipos a anunciar y ejecutar bajadas de los mismos y limitar el QT al próximo septiembre.
Yo diría que Jerónimo, otro señorito del Establishment, no se ha hecho un número de estos temas y que cree que lo suyo es comunicar lo obvio. Tenemos de jefe de la FED a un tipo con nivel de trol, que no difama pero rebuzna y cocea desde las alturas, creyendo, por analogía, que hay que hacer como Volcker y demostrar que es un duro para tener credibilidad, o como Greenspan y Bernanke, según convenga. Ahí estará enchufado, salvo renuncia o "caída" en la bañera, hasta 2022 y, obviamente, no puede hacer pedagogía de lo que no sabe; además, está promocionando, en los distritos, a presidentes de los bancos centrales federados que creen que su oficio va de dar conferencias de refritos, lucir el palmito en Jackson Hole, el Club Económico de Nueva York o similares y a los que solo les falta alguna referencia a Star Wars para explicitar aún más su infantilismo. Lleva razón Trump al decir que Powell es tan peligroso como China.
Más madera mediática
Lógicamente, el bandazo ha tenido sus consecuencias, a las que, además, se han unido los de otros actores, como China y el BCE, con lo que se ha afectado la curva de tipos americana (línea azul siguiente gráfica), poniéndose en negativo temporalmente, tema importante que vimos y al que hay que seguir. Por supuesto, los Mass Media, en su guerra anti Trump, aprovecharon para meter miedo y volvieron con su "todos a los botes, etc." tan del gusto de los adictos al crash.
Lo que sí es de interés es que estos bandazos han aumentado el riesgo empresarial (que vimos), medido por el diferencial entre el tipo bancario a clientes preferentes y el tipo del bono a diez años (línea roja siguiente gráfica) y que hoy, al superar el 3,2%, indicaría recesión, pero para eso faltaría entre uno y dos años; es decir, para después de las elecciones.
Crecimiento actual y futuro
La situación no es boyante y, tras el impulso fiscal de Trump, hoy el crecimiento real de EE.UU. está en torno al 2,3% anual (línea roja, siguiente gráfica), con una inflación implícita en torno al 2%, dando signos de enfriamiento.
Apostar por una recesión en un año de elecciones al Congreso y presidencia en 2020 es extremadamente arriesgado. También es cierto que Europa y otras áreas tienen problemas y, aunque EE.UU. depende poco del comercio exterior, todo se contagia, por ello veremos los indicadores adelantados (siguiente gráfica) y, lo que nos dicen es que, de aquí a entre 4 y 8 meses, la tendencia al enfriamiento en EE.UU., Francia e Italia, cambia (España y Alemania no); un cambio de tendencia en el que será muy importante hacer seguimiento a Reino Unido. Según el CLI de julio tampoco hay recesión americana antes de las elecciones, pareciéndose, hoy, 2019 a 2015-2016.
Análisis técnico
Hasta hace un año, el mercado alcista de la bolsa estadounidense tenía un tratamiento relativamente fácil, pues la media de cincuenta sesiones (línea roja, siguiente gráfica) era un buen indicador de techo temporal o resistencia, mientras que la media de doscientas sesiones (línea verde) lo era de suelo temporal o soporte; ambas tenían pendiente positiva y todo era relativamente sencillo, hasta que se acabó el impulso. Ahora toca prepararse para liquidar inversiones (dejar de estar "largo") en bolsa.
Adicionalmente, el hecho de que piense que el mercado alcista que empezó en 2009 ha terminado no significa que, de inmediato, tengamos un mercado bajista en Estados Unidos; yo diría que eso vendrá tras las elecciones. Hasta allí, creo que lo más sensato es trabajar, dicho todo, como siempre, con la debida reserva legal, bajo el supuesto de una traslación lateral hasta las elecciones, situación ideal para la distribución (soltar morralla) y el trading, no para construir o aumentar una cartera de inversiones, aunque tampoco estamos en una situación para salir urgentemente de la bolsa americana. Que eso significa "excesos" de tesorería, pues tienen el mismo problema que Warren Buffett.
Así que, hasta las elecciones estadounidenses, manda el corto plazo y la única manera de que Trump pierda es que, salvo sorpresa, cometa algún error de bulto. Instrumentos para fuegos artificiales y darle hilo a la cometa tiene, desde supeditar los intereses del país a China (no sería el primero) a una rebaja fiscal en plusvalías (la ha anunciado) o, como informa Zerohedge, más expansión cuantitativa (QE4) y, entre todos, que incluso el S&P500 consolide por encima de 3.000 para la traca final. Tema muy distinto es Europa hoy y/o "el después" de las elecciones estadounidenses, pero eso ya son temas de estrategia bursátil que, como dijimos, lo veremos en la próxima ocasión. Hasta entonces pues.