Opinión

La carta del Monopoly: quedas libre de la cárcel

La mayor ironía es que tenemos a Sánchez y a Ábalos, los dos protagonistas de una moción de censura por corrupción contra el anterior presidente, marcados a fuego con la palabra corrupción en la frente

  • Pedro Sánchez y José Luis Ábalos. -

Tras hacerse público el informe de la UCO, en el que ya se menciona una investigación hacia una organización criminal, ya no se debería hablar del caso Koldo, el caso Ábalos, el caso Barrabés, el caso Armengol, el caso Illa, el caso Delcy, el caso Aldama, el caso Begoña, el caso del hermano de Sánchez, el caso de las bolsas de dinero entrando en la sede del partido socialista o el caso de los lingotes de oro... Deberíamos hablar del caso PSOE.

Que aquí está pringado hasta el último mono, lo sabemos todos. Los menos inocentes lo único que estamos conociendo ahora son los detalles de cómo se llevaban el dinero de todos a manos llenas, mientras nos encerraban en casa y la gente se moría sola en los hospitales. Cada día un detalle nuevo, solo para confirmarnos que estamos gobernados por delincuentes sin escrúpulos a los que poco les importa España ni los españoles.

Lo que me resulta más curioso de todo esto es la capacidad que tiene siempre el PSOE para dividir a la sociedad. Llevamos 6 años dividiendo a España entre los poseedores de la verdad y de la moral y los fascistas, los españoles y los extranjeros, los LGTBI y los heterosexuales, los hombres y las mujeres... Y, finalmente, cuando crees que ya debería acabarse toda esta pantomima de la división y el enfrentamiento entre nosotros, resulta que no, que seguimos estando divididos.

Que aquí está pringado hasta el último mono, lo sabemos todos. Los menos inocentes lo único que estamos conociendo ahora son los detalles de cómo se llevaban el dinero de todos a manos llenas

Aunque ahora esa división es muy diferente. Me atrevería a decir que ya no hay dos grupos, sino tres. Por un lado, están los de siempre, los acérrimos defensores y amantes del socialismo, de la izquierda y del PSOE, que se aprietan la venda en los ojos más fuerte y que, aunque vieran al guapérrimo de Pedro Sánchez merendarse un bebé en directo en la Puerta del Sol, lo defenderían con argumentos del tipo: “Es que hay muchos niños, los niños solo dan gastos, nos está haciendo un favor...”

A esos en realidad no hay que hacerles mucho caso. Tampoco hay que tenerles pena ni compasión. Me podría extender mucho más, pero creo que todo se puede resumir con una expresión que, espero que me perdonen, pero suelo utilizar mucho cuando tengo a un tonto esférico incansable dando la murga hasta el agotamiento: “vete a la mierda que han puesto columpios”.

Lo realmente destacable es los otros dos grupos que nos quedan. No es que estén violentamente enfrentados, pero sí es cierto que sus expectativas se encuentran en polos opuestos: tenemos a los que están convencidos de que veremos al presidente del Gobierno de España en la cárcel, seguido de toda su tropa, y tenemos a los que están seguros de que todo esto se quedará en agua de borrajas y que no servirá para nada.

El fango de verdad

Les reconozco que tengo mis dudas a la hora de posicionarme en uno u otro grupo. Si bien es cierto que tanto hablar de fango, ahora está saliendo, el de verdad, hasta debajo de las alfombras de Ferraz, no puedo olvidarme de que no es el primer presidente en este país sobre el que recaen acusaciones muy graves de corrupción y no puedo dejar de recordar que tenemos, aún hoy en día, a esos señores paseándose como si nada por nuestras calles, con sus fortunas en países de Sudamérica, y dando entrevistas y charlas a diestro y siniestro, donde pretenden sentar cátedra y dar lecciones de ética, responsabilidad y política. Y ojo, que les aplaudimos. Eso es lo peor de todo.

Quizá por eso se envalentonó nuestro amadísimo líder y ha trabajado duro para pasar a la historia como competidor directo de Al Capone, convencido de que en España nuestros amadísimos líderes tienen la tarjeta del Monopoly que les libra de la cárcel. Y quizá tuviera motivos más que suficientes para pensarlo.

Excusas y mentiras

Pero es que la sobrada de nuestro bonito de cara favorito ha sido monumental. Y ahí le tenemos, sin presupuestos, sin capacidad para sacar adelante cualquier proyecto, con sus amenazas a jueces y periodistas y contándonos cada día una versión distinta de lo que pasó con Delcy y aquel avión. Hemos pasado de ver al PSOE aplaudir fervientemente a Ábalos en el Congreso, por salvarnos a todos de una tremenda crisis diplomática con Venezuela, a digerir que la entrevista se canceló o que el avión tuvo que hacer una parada técnica “por propio descanso del personal que llevaba el avión”, como ha manifestado Pilar Alegría, que no se debe de haber enterado de que los pilotos de los aviones no paran para hacer un pis.

La mayor ironía de todo esto no es la que yo estoy poniendo entre estas líneas. La mayor ironía es que tenemos a Sánchez y a Ábalos, los dos protagonistas de una moción de censura por corrupción contra el anterior presidente, marcados a fuego con la palabra corrupción en la frente.

No se le perdona ni una

Y yo sigo sin decidirme a qué grupo integrarme. Quizá esto dice mucho, para bien o para mal, de la poca fe que tenemos en la Justicia, a pesar de que somos conscientes de que al ciudadano de a pie no se le perdona ni una y mejor no meterse en líos, como, por ejemplo, disparar a quien entra en tu casa y te amenaza con tu motosierra, liarse a guantás con los okupas que no te dejan entrar en tu propia casa o retrasarte o equivocarte en los pagos a la Seguridad Social o a Hacienda, porque con nosotros, los simples mortales, la Justicia sí que es implacable y feroz.

Debe ser por la cartita esa del Monopoly, que a nosotros nunca nos toca.

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