“Con Casado no hablo desde la moción de censura, en octubre del año pasado. Con Ayuso sí mantengo interlocución”. Así resumía Santiago Abascal en una entrevista en Vozpópuli hace diez días su nula relación con el líder de la oposición, presidente del PP y, no hace tanto, compañero de partido e incluso conocido con trato cercano.
Una relación inexistente desde que, hace un año, precisamente en esa moción de censura y desde la tribuna del Congreso, Casado hiciera lo que Vox entendió como un ataque ‘ad hominem’, censurado por algunos políticos del propio Partido Popular como Esperanza Aguirre y que dinamitó todos los puentes en una relación que, hasta ese momento, no era ni mucho menos mala. Quizá, por esa misma cercanía, Abascal entendió aún menos ese ataque “personal”.
Desde que el líder de Vox reconociera en este medio que no se hablaba desde hace un año con Casado, las cosas no han hecho más que empeorar. Ni en la convención del PP ni mucho menos en el Viva21 de Vox, Casado o Abascal han dado la menor muestra de acercamiento. Al contrario. El uno, en Valencia, sin nombrarle, envió un mensaje rotundo a Abascal y a Vox: “Los que vinieron a sustituirnos se han ido quedando por el camino. El PP es mucho PP”.
El otro, este fin de semana pasado en Ifema, tampoco ahorraba en críticas a Casado a quien, enardecido, tildó de “gris”, "no vale para nada" con su “ideología progre" y le auguró que ”no llegará a ningún Gobierno porque a los españoles no se les puede mentir", al tiempo que se mofaba del “gafe” del presidente del PP tras la imputación de Nicolas Sarkozy y la dimisión del canciller austriaco Sebastian Kurz, dos de los participantes en la Convención del PP en Valencia.
Los sondeos son tercos. No hay otra fórmula posible, ante la desaparición inexorable de Cs, para que la derecha sea alternativa a Pedro Sánchez: Casado y Abascal no tienen más remedio que entenderse
La encuesta que hoy publica Vozpópuli –la primera de las que cada mes irá publicando este medio- muestra que Casado necesita a Abascal para llegar a La Moncloa. Los sondeos son tercos. No hay otra fórmula posible, ante la desaparición inexorable de Cs, para que la derecha sea alternativa a Pedro Sánchez.
Pero es que si Casado necesita a Santiago Abascal, éste –cuando llegue el momento que anticipan todas las encuestas y deba 'retratarse' tras unas elecciones generales- no podrá negarse a darle su apoyo: ¿le perdonarían sus votantes que fuese el ‘no’ o la abstención de Vox las que garantizaran la continuidad de Sánchez, con su Gobierno apoyado en Podemos o como se llame el ‘frente amplio’ de Yolanda Díaz, en los independentistas y en Bildu?
Casado, Abascal... y Ayuso
Ambos están condenados a entenderse, que nadie lo dude. Y aquí es donde puede entrar a jugar la supuesta gran ‘enemiga’ de Casado, Isabel Díaz Ayuso. Abascal reconoce abiertamente que la interlocución que no tiene con Casado desde hace un año, la mantiene con la presidenta de la Comunidad de Madrid, investida con el apoyo de Vox.
Cuando llegue el momento, desde Génova tendrán que recurrir a cualquier fórmula para intentar tener el apoyo de Abascal. Y la presidenta madrileña puede tener la llave. Una paradoja que la que muchos insisten en dibujar como la gran rival de Casado -por mucho que ella insista y repita que su sitio está en Madrid y que será fiel a su presidente- puede ser quien tenga que hacer de puente. Los guiones de la política se escriben a veces con renglones torcidos.