La guardia civil ha detenido, de momento, a nueve separatistas radicales acusados de planear acciones violentas. Pero el separatismo acusa a España de montaje policial. Así están las cosas.
Torra los animó cuando dijo "Apreteu, apreteu" y los CDR le han hecho caso. Porque los detenidos por la Benemérita son miembros de los CDR, los más violentos cuando hay manifestaciones son los CDR, los acosadores que han intimidado al juez Llarena, a Albiol, a Arrimadas, son los CDR. Fiscalía sospecha que iban a organizar algún tipo de atentado con motivo de la sentencia por el 1-O, sospecha que se reafirma al haberse incautado a los detenidos abundante material susceptivo de ser convertido en explosivos. Según informes del Instituto Armado, los detenidos se habían “formado” con personas pertenecientes al movimiento anti sistema internacional. Se les ha encontrado, además, planos de algunos cuarteles de la Benemérita sitos en Cataluña. En fin, blanco y en botella. Es la acción directa propugnada en no pocas manifestaciones por los radicales, insatisfechos ante lo que consideran traición por parte de los dirigentes procesistas.
Una vez más ha tenido que ser la acción conjunta de la justicia y de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad la que destape la realidad catalana. De Laura Borrás a Puigdemont, de los podemitas de Colau, de Esquerra a las CUP o a los hiper alimentados del proceso, todos han coincidido en que “primero se detiene a la gente y luego se les pregunta” o que todo es “un montaje policial más dentro de la escalada de represión”. Han sido repugnantemente unánimes en criticar a los que han evitado males mayores, así como en acusarlos de provocadores, fascistas y mentirosos. Han traído de nuevo a la palestra el nombre de la CDR Tamara Carrasco, a la que se detuvo en su momento bajo la acusación de incitar al sabotaje y que luego fue puesta en libertad provisional.
Por cierto, se habló de que poseía planos de algunos edificios particularmente interesantes como, casualidad, el de un cuartel de la Guardia Civil. Coincidirán conmigo en que esta dictadura terrible y fascista que reina en España es, como poco, rara, ya que ofrece todas las garantías legales a quienes pretenden cargársela. No me imagino a Franco o, ya puestos, a un juez franquista, discrepando de Fiscalía, que acusaba a Carrasco de rebelión y terrorismo y poniéndola en libertad.
Desde la pseudo izquierda autocomplaciente se han sumado, de manera sibilina y sesgada, como es marca de la casa, a la tesis de Torra"
A estos explosivos físicos nos han llevado los separatistas con sus hiperventilados discursos del Sí o Sí, de la desobediencia a las sentencias, de destruir el orden democrático constitucional, del Puta Espanya. Porque las sustancias explosivas deben disponer de un detonador para cumplir su función, y ese detonador, esa mecha, hace tiempo que fue prendida por quienes ahora se empecinan en seguir con la tesis de la represión, como decía Torra en un tuit que ha sido su única y vergonzosa reacción hasta el momento. Habla del relato españolista, pero jamás un relato ha hecho el mismo daño que la goma dos. Claro, dos de sus hijos pertenecen a los CDR y a la familia hay que defenderla siempre.
Incluso desde la pseudo izquierda autocomplaciente se han sumado, de manera sibilina y sesgada, como es marca de la casa, a la tesis de Torra. No se puede juzgar a todo un movimiento por cuatro exaltados, dicen. O, esta es buena, que los CDR son, mayoritariamente, gentes de bien, abuelitos, padres y madres de familia o jóvenes universitarios. Miren ustedes, ETA se nutría de esa misma gente, los casheros que los protegían en el monte, los paisanos que les pasaban información, los que aprobaban aquella violencia en aras del mal menor, terrible concepto que nos ha llevado a tantos y tantos desastres a lo largo de la historia. No eran marcianos, eran personas como ustedes y yo y he ahí lo más siniestro del asunto. La abducción de buena parte de la sociedad, tanto catalana como española, es total.
Es evidente que de la inflamación política nace el explosivo inflamable"
Hace solo dos días, el ex militante socialista y ahora furibundo separatista Jaume Sobrequés escribía en el diario El Punt-Avui: “La historia pone de manifiesto de manera inequívoca que la liberación de los pueblos y de las naciones oprimidas por un estado colonial suele ser inseparable de la violencia legítima”. Estaba citando a quien se tiene por el principal historiador catalán contemporáneo, Josep Fontana.
Es evidente que de la inflamación política nace el explosivo inflamable. No nos hagan luz de gas, por favor, que ya somos mayorcitos para saber de dónde beben los dinamiteros. De aguas siempre turbias.