Cada momento político está dominado por un tipo de política y de sociedad. ¿Cuál es la nuestra? La política de un lodazal sentimental. La causa de la actual polarización no se encuentra solamente en el auge de los populismos y los movimientos identitarios, sino en la falta de principios, valores y estrategia del centroderecha, en un momento en el que todos los partidos apuestan por una política con sustancia ideológica. Estaría bien que España tuviera líderes políticos de la talla de Mario Draghi y Angela Merkel, dedicados a la gestión y los números, sin apriorismos ideológicos o derivas identitarias. Que gobernasen como si fuésemos una estirpe milenaria y un país con futuro. Pero todo eso es wishful thinking. Debemos precisar la situación en la que nos encontramos: los problemas de nuestra sociedad, que cada vez cuenta con más ciudadanos que han sido ganados por el populismo y sus variantes, pertenecen mayoritariamente al ámbito de las guerras identitarias. Incluso la política económica está, en gran parte, subordinada a esas refriegas.
Si seguimos exhortando a las personas a trascender completamente su identidad y sus raíces podemos generar un discurso enlatado, desconectado de la ciudadanía
Hoy el centroderecha parece vivir un periodo de irreversible decadencia y de un notorio declive de liderazgo político. Tan solo un puñado de políticos y líderes de opinión se hacen cargo de ello. El problema es pensar que pueden gobernar España eludiendo hacer política identitaria. Su discurso político enlatado no sirve a la hora de abordar una serie de temas que ellos subestiman y cuyos adeptos han ido creciendo en los extremos, sin que nadie pueda modificar esta agenda. Es necesaria una estrategia política que tenga en cuenta esta realidad.
Democracia, civilización, raíces, defensa de la nación, la cultura y las instituciones. Si seguimos exhortando a las personas a trascender completamente su identidad y sus raíces podemos generar un discurso oxidado, desconectado de la ciudadanía. Esta circunstancia le reconocería implícitamente a nacionalistas y populistas la facultad de representar y dotar de contenido al concepto huérfano del Estado-nación y así como a una identidad de país frustrada.
Las afecciones identitarias han llegado para quedarse. España se encuentra entre los países donde se registra una mayor polarización afectiva del mundo. La debacle del PP y de Cs en Cataluña es tan descomunal que amenaza con convertir a estos partidos en trastos anacrónicos. Vox seleccionó una serie de temas identitarios, tradicionalmente subestimados por el centroderecha, y los electores le premiaron en las urnas. Si la sociedad está más polarizada e ideologizada que nunca, si el ciudadano se percibe desenraizado en su propio país, ya no percibe la utilidad de votar a un partido que carece de un proyecto o de ideas claras en temas tan sensibles como la defensa de la lengua, de la cultura democrática española, la soberanía, la unidad territorial, el respeto a los jueces, etc.
Otro tipo de política
Ahora que ya hemos asumido que el partido guau guau es progresista y el centroderecha es fascismo moderno, en este país no hay medias tintas. Vienen las modas identitarias y se impone una uniforme estandarización de las conductas. La cultura woke se opone a la España tradicional, y esto unido a las dinámicas populistas que propician la polarización juega a la contra de cualquier tipo de centrismo moderado. En los baldíos y polvorientos eriales del centroderecha no saben representar a una ciudadanía que rechaza las alianzas con secesionistas y con extremistas que denigran la calidad democrática y las instituciones. Y si el centroderecha no consigue votos en Cataluña, ¿lo va a hacer en una España que se ‘catalaniza' a pasos agigantados? Quizás hay que apostar por otro tipo de política, una que propicie el sentimiento de pertenencia de la ciudadanía, y por extensión, su participación política, su voto.
De las fuerzas centrífugas de los nacionalismos y la izquierda identitaria puede quedar una España dividida, sin futuro como país. Solo un centroderecha que reivindique ese proyecto de lo común puede alejar ese escenario. La defensa de la identidad nacional implica construir un proyecto de “patriotismo cívico”, en el que el ciudadano no sea vaciado de su propia historia, de sus raíces o del sentido de pertenencia. "Vamos a mantener el rumbo”, decía Pablo Casado. Quizás el problema es mantener el mismo rumbo de siempre, tomarse a broma la política identitaria. España ha cambiado. El cambio no es solo lo que hacemos o aquello a lo que aspiramos, el cambio es lo que nos ocurre. Lo que nos ocurre, lo que nos azota de frente, es ese auge irresistible de lo identitario que nos hace replantearnos algunas de las cosas que dábamos por incuestionables.
mariano
a buenas horas mangas verdes...
Insurrectod
La derecha, la izquierda o de canto da igual, al desmantelar la nación como sujeto constituyente pierdes el lado ideológico, las fuerzas dominantes impondrán su hegemonía, regresaremos al medievo, el poder dominante no vendrá de fuentes políticas, será el "Señor de la guerra" el más fuerte el que imponga su poder. En ello están. Taluego.
Insurrecto
La derecha, la izquierda o de canto da igual, al desmantelar la nación como sujeto constituyente pierdes el lado ideológico, las fuerzas dominantes impondrán su hegemonía, regresaremos al medievo, el poder dominante no vendrá de fuentes políticas, será el "Señor de la guerra" el más fuerte el que imponga su poder. En ello están. Taluego.
mazarino
La izquierda está desdibujando y enrareciendo el concepto de España,de lo español,de nuestras esencias porque ahora le conviene entonar ese exabrupto:PERO LA DERECHA ACOMPLEJADA QUE PERDIÓ LOS 11,5 MILLONES DE VOTOS DE RAJOY ahuyenta a la gente que no sabe a qué carta quedarse:ESTÁN ECHANDO EN BRAZOS DE VOX A LOS ESPAÑOLES
Antonia Tobajas
Creo que se equivoca quien suponga que el PP o Ciudadanos no se han apuntado a las "políticas de identidad": ambos han abrazado con entusiasmo las "políticas de género", cuyo más claro representante es la vigente "ley de violencia de género", donde no sólo las penas, sino hasta el tribunal dependen de los órganos genitales de las partes implicadas. Lo que sucede es que el PP y Ciudadanos se han apuntando a las mismas "políticas de identidad" que la extrema izquierda generó con el propósito declarado de terminar de una vez por todas con el "heteropatriarcado capitalista". En este sentido, lo único extraño es que no se haya hundido antes esa supuesta derecha tan absolutamente desorientada como para apuntarse al carro de los que tienen como objetivo exterminarlos.
Derondat
CASABÓN, es ud de lo mejorcito del medio. Excelente artículo!!!!
Tony01
Como dice Pío, que no se hayan cargado la cagada del Madrid Central que ha sumido al centro en una pobreza extrema tiene narices, y encima dicen que van a por el Madrid 360, que todavía es peor ... Votar al PP es tirar el voto a la basura, los catalanes se han dado cuenta.
Tony01
La pobre Cayetana tiene trabajo .... el PP es un erial y solo mantiene las mafias regionales/provinciales que componen las redes clientelares de las CCAA. El PSOE se ha podemizado y sus votantes son los más de 8 millones de personas que viven del parasitismo del sector privado. Esto no tiene retorno ni vuelta atrás. España está venezuelizada y solo cabe esperar a que la pandemia arrecie y emigrar.
maripepa
Diga 33 y bajando.
Gwyddno
Podríamos empezar por el momento y lugar en el que se hizo patente la ausencia: 20 de abril de 2008, en Elche. Desde entonces no hay noticia.
Pio Foncillas
El gran problema de nuestra España es la dejación que, la derecha, ha hecho de la oposición. Es más, aparte de las barbaridades y mezquindades del gobierno, que son muchas, pero no por ello esperables, es que la derecha o les ha apoyado (Decretos de Pandemia), o les ha salvado (moción de censura), y parece que así va a seguir siendo (acuerdos CGPJ). En primer lugar ha faltado el valor para hacer públicos los textos que derogarían la Ley de Educación, la Ley Trans, la Ley del Aborto, la de memoria, la del divorcio, etc, etc En segundo lugar les ha faltado entereza para derogar Madrid Central, o suprimir subvenciones o chiringuitos donde podían, y en Madrid se siguen dando subvenciones a espuertas a todo tipo de comadrejas políticas, para nadie sabe qué. Lo del gobierfno era previsible, lo de l aoposición es el fracaso del sistema.