Ante aquellas personas que se han estremecido al escuchar a Héctor López Bofill, conspicuo separatista y ex pareja de Meritxell Batet, que "el proceso resurgirá cuando exista una mayoría del PP y de VOX, solo que con más mala leche” y “Los algoritmos nos permiten vaticinar con precisión…la cantidad de vidas que debemos sacrificar” se impone la calma.
La independencia –locos aparte, que los hay– nunca fue otra cosa que un inmenso negocio en el que entrar pobre y garrulo para salir rico y más garrulo si cabe. Lo hemos visto con todos los que se aferran a su poltrona porque saben que no encontraran mejor chollo, léase Gabriel Rufián, que no se va del Congreso ni siendo alcaldable por ERC en Santa Coloma, o Pilar Rahola, que a la que le regularon su omnipresencia en TV3 poco menos que organizó la revuelta de La Fronda para ir a lamerse las heridas a una televisión mediocre y pequeña de presupuesto abundantísimo en la que han recalado separatistas pata negra como el ex director de TV3 Vicent Sanchis o el hombre del patinete, el ex portavoz de Junts, Eduard Pujol, amén del mismo Rufián, Artur Mas o el indultado Rull.
Claro que mucho mejor se lo ha montado otro ex preso, el alpinista de automóviles de la Benemérita Jordi Cuixart, que acaba de abrir una sociedad offshore en Suiza con el modestísimo capital conseguido a base de recibir ayudas públicas de España, según nos informan nuestros compañeros de 'El Debate'.
El monto asciende a 5,4 millones de euros. Casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Instalado en la bella y pacífica ciudad de Neuchâtel, aquel hombre que parecía volverse loco cuando agarraba el megáfono y enardecía a las masas; el ídolo de la peña separata junto con el otro Jordi, el Sánchez; el protagonista de camisetas, pancartas, posters y demás parafernalia que nos hemos tenido que tragar sí o sí durante años quienes vivimos en este rincón de España dejado de la mano de Dios y del estado, ahora vive en Suiza tras el indulto dispuesto a disfrutar del pastizal recibido de esa España fascista, represora y genocida.
Es ese mismo Cuixart que, ante el indulto, escupía en la cara de Sánchez diciéndole que lo volvería a hacer – el intento de golpe de estado – y añadiendo “¿Qué se han creído? No aceptaremos ninguna humillación. Ni arrepentimiento ni indulto
Es ese mismo Cuixart que, ante el indulto, escupía en la cara de Sánchez diciéndole que lo volvería a hacer – el intento de golpe de estado – y añadiendo “¿Qué se han creído? No aceptaremos ninguna humillación. Ni arrepentimiento ni indulto. La defensa de la democracia no admite chantajes”. Pero se acogió a la medida de gracia porque demagogo sí, pero tontico de baba no. Dice que se ha ido a Suiza para “internacionalizar mejor la independencia catalana”. Ah. Pero no dice que, desde que Sánchez llegó a Moncloa, las subvenciones a su grupo empresarial aumentaron como la espuma vía ministerio de Economía, de Industria, de Ciencia y el omnipresente Instituto Catalán de Finanzas.
Casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano. Instalado en la bella y pacífica ciudad de Neuchâtel, aquel hombre que parecía volverse loco cuando agarraba el megáfono y enardecía a las masas
Digamos que muchos de estos viáticos los recibió estando en la cárcel con las masas de Walking Lazis salmodiando canciones delante de Lledoners. Nota curiosa: mucho de aquel dinero se definía como “Medidas para paliar el efecto de la COVID”. Tus impuestos van para la sanidad, dicen.
No hay nada que hacer, nosotros hemos nacido para trabajar y pagar, mientras que los elegidos, enarbolando un trapo pintarrajeado con un estrellita, saben forjarse un patrimonio. Los tontos siempre somos los mismos.
unidospode0S
¡Manuel, que algunos -cada vez menos- echamos mucho en falta tus -buenas- ocurrencias!
nidiosniamo
De vender telas va el tema, para enriquecerse, unos venden banderas, y otros mascarillas, con solo levantar el teléfono del alcalde, y, llevarse unos milloncejos, o por ser hermano de Ayuso.
nidiosniamo
El PP no consigue sacudirse el problema estructural que tiene con la corrupción política. La mudanza -más que liderazgo- de Alberto Núñez Feijóo a Génova no ha cambiado sustancialmente la estrategia del malogrado Pablo Casado de pensar que no hablar del tema haría que desapareciera. El último escándalo de Marbella vuelve a poner a los populares en los focos con nuevas tramas que se suman a las que ya en el pasado le valieron el calificativo de banda criminal por parte de la judicatura. La alcaldesa de Marbella, María Ángeles Muñoz, ha resucitado en el PP los fantasmas de la corrupción institucionalizada en el partido. Si bien es cierto que en un principio parecía que únicamente salpicaría a su hijastro, procesado por narcotráfico, la mancha de las prácticas mafiosas ha terminado por emponzoñar al PP. Las adjudicaciones que ahora salen a la luz por valor de más de 600.000 euros al testaferro del hijastro desprenden un hedor a corrupción que recuerda a otras tramas por las que dirigentes populares dieron con sus huesos entre rejas y por las que aún existen causas abiertas. De nuevo, el ladrillo como telón de fondo, ese que a la mínima de cambio los conservadores quieren revitalizar, quizás, porque es la vía más rápida para enriquecerse bajo cuerda. Si lamentable es este nuevo caso de corrupción, aún peor es el silencio del presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que tras conocerse la ratificación del Tribunal Supremo de la sentencia de los ERE afirmó que sería la última vez que Andalucía volviera a sonar por la corrupción. Evidentemente, se equivocó, porque aunque él calle, los hechos están ahí y resuenan al norte de Despeñaperros. De hecho, ya antes de que afirmara tal cosa en un vano intento de sacudirse las actividades delictivas de los populares la corrupción era un hecho en Andalucía. El pasado de mes de julio era detenido el alcalde de Igualeja, Francisco Escalona (PP), como presunto autor de los delitos de malversación, prevaricación, cohecho y falsedad documental. Moreno Bonilla no quiere agitar el avispero a unos pocos meses de las elecciones municipales en Andalucía, pero su silencio empeora gravemente la situación. Los hechos, además, salpican a Génova directamente, no sólo por la dimensión del delito sino porque Elías Bendodo, coordinador general del PP Nacional, ha sido durante 14 años el presidente del PP en Málaga -cedió el testigo a finales de septiembre-, es decir, que fue durante su mandato cuando se produjo la presunta corrupción. Para quienes conocen al personaje, no sorprende en absoluto, pues Bendodo siempre ha defendido que el fin justifica los medios y así lo ha transmitido al resto de dirigentes populares que tenía bajo su paraguas, promoviendo oscuros pactos de gobiernos municipales o manteniendo en el poder, incluso, a un concejal condenado por malos tratos a una ciudadana en Rincón de la Victoria. Mientras Isabel Díaz Ayuso y el propio Feijóo en Latinoamérica se aferran a las peores prácticas trumpistas de dinamitar nuestra democracia, calificándola de dictadura y acusando al presidente de querer "matar a la oposición", en las filas del PP parece que no pierden el gusto de llenarse los bolsillos a costa del erario público. Taparlo con el silencio o, como hace la presidenta de Madrid, generando más ruido con acusaciones infundadas no resuelve el problema de una ciudadanía empobrecida que ve cómo el dinero de sus impuestos no recala en los servicios públicos, sino en las cuentas de los servidores públicos. El PP no ha conseguido extraer de su ADN la corrupción; la opacidad y el negacionismo no hacen más que fijarlo aún más en su seno, en una clara invitación a las nuevas generaciones a mamar corruptelas desde sus más tiernos inicios, primeramente enchufando al personal en plantillas de refuerzo o servicios subcontratados y, posteriormente, disfrutando de jugosas mordidas.
Talleyrand
Ho tornarem a fer...... quan se'ns acabi la pasta.
Viriato
Qué manera artística de definir lo que es la sociedad catalana y el resto de España
Franz Chubert
Cómo