Opinión

Cualquier resultado será malo

Pronosticar resultados electorales es siempre una actividad de alto riesgo, y si no que se lo digan a las casas de encuestas de opinión. Sin embargo, sospecho que, en esta ocasión, en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio

  • Zapatero con Teresa Ribera en campaña -

Pronosticar resultados electorales es siempre una actividad de alto riesgo, y si no que se lo digan a las casas de encuestas de opinión. Sin embargo, sospecho que, en esta ocasión, en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio, el resultado es más fácil de aventurar que nunca porque salga lo que salga va a ser malo. Así que, cuando alguien me pregunta qué pienso que va a pasar el próximo día 9 en las elecciones le respondo, que cualquier resultado será malo.

Las campañas electorales al Parlamento Europea suelen pasar más inadvertidas que el resto de las campañas. Además, estoy convencido de que hay votantes, ejercientes o abstencionistas, que con tanta convocatoria y tan mala formación política como hay hoy en día, piensan que siempre están votando lo mismo: PSOE sí, PSOE no. Algo así como si estuviéramos en un permanente reality show político en el que el público con sus llamadas va volcando los favoritos que aparecen en pantalla.

No debatimos ya sobre la situación de España, y mucho menos la de Europa, sino sobre la del PSOE.  Los otros temas, los importantes, se tratan de refilón. Lo importante es cómo está el PSOE

Estos votantes realmente no saben si están eligiendo al presidente del gobierno o al de la comunidad de vecinos, pero, eso sí, sea lo que sea, están votando sí o no al PSOE. Coca Cola o Pepsi para todas las ocasiones: da lo mismo en el desayuno que en la cena. Porque el PSOE, la formación ensimismada, ha conseguido ser el centro del debate político en España. No debatimos ya sobre la situación de España, y mucho menos la de Europa, sino sobre la del PSOE.  Los otros temas, los importantes, se tratan de refilón. Lo importante es cómo está el PSOE. Porque, si está bien, todos lo estamos y lo demás da lo mismo. No estamos en el PSOE state of mind, como con acierto ha dicho algún opinador, sino en el PSOE state of welfare. Aquí lo importante es que el PSOE esté bien. Lo demás no importa.

Porque el PSOE, único partido que sobrevive de los grandes partidos socialistas que hubo en el sur de Europa, se ha convertido, lo ha logrado, en el único tema de debate en España. La formación política partitocéntrica, convencida de la suerte que tiene España de que exista, está dirigida, a su vez, por un sujeto convencido de que los que han tenido suerte de verdad son el partido y España.

Un escenario previsible

Lo terrible es que muchos de los que vinieron a combatir esta deriva, que viene de largo en la política española, sólo critican por envidia, porque lo que de verdad les gustaría, ahora que han gustado de la política, es ser el PSOE y Sánchez. Esta deriva ha concluido, de momento, en un escenario que era muy previsible, desde que alguien nos convenció de que lo importante es que el PSOE estuviera bien y ya lo estaríamos los demás por añadidura, porque lo que es bueno para el PSOE lo es para España.

Estamos en los caprichos del niño que dirige el PSOE, que antes tenía que ocultar sus malas notas y ahora sus fechorías. Y aquí nos encontramos todos operando para que esté tranquilo, porque hemos asumido que, cuando lo está, todos lo estamos. Mientras tanto, los niños torpes que vinieron a combatir esta deriva nos recuerdan que están ahí, y que quieren ser como Sánchez.

Así que, al margen del despiste general, ¿para qué votamos ahora? Ya no queremos ni el mal menor, sino que no chillen. Y con eso nos conformamos. Por eso digo, que salga lo que salga, el resultado será malo. Tras las elecciones, lo único que importará, de nuevo, es si el PSOE está a gusto.

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