Opinión

Ser pobre cada vez es más difícil... y el Gobierno dice que ya no hay parias

Los datos demuestran que el discurso sobre el escudo social es engañoso, dado que quienes más han sufrido la crisis que se generó tras la llegada de la pandemia de covid-19 han sido los pobres. Pero es que, además, las medidas gubernamentales han privilegiado a las rentas más altas

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados -

Existe una distancia cada día mayor entre lo que la prensa considera importante y lo que se cuece a pie de calle y afecta directamente al españolito medio. Así que mientras las tertulias ferrerianas invierten decenas de horas en disertar sobre el cambio de sexo de los ángeles y las ocurrencias propagandísticas que transmite el Gobierno, los ciudadanos han estrenado 2023 con la sensación de que el agua -que ya les llegaba al cuello- amenaza con alcanzar la altura de los ojos y encharcar sus pulmones. Moncloa se empeña en transmitir lo contrario, pero usted, señor o señora mileurista, cada vez paga más caros los productos básicos y la electricidad; tiene más dificultades para adquirir un vehículo y moverlo por la gran ciudad; y debe trabajar más años para adquirir el bien que diferencia las civilizaciones del nomadismo: la vivienda. Todo ha subido de precio, pero a usted le pagan igual. O menos.

La decadencia de un Estado podría medirse en el precio de las prostitutas y las cenas del 'tito Berni' y compañía, dado que la corrupción explica decisiones políticas y judiciales infames, iniciativas legislativas aberrantes -sobre la malversación, por ejemplo- y la huida del mercado de empresas que llegan con afán de competir, pero, al ver el percal, huyen despavoridas hacia lugares con una mayor seguridad jurídica, donde quizás no hagan falta tantos favores ni renuncias para mejorar su cifra de negocio.

Todos estos indicadores son válidos, pero el verdadero declive de un Estado se produce cuando es incapaz de generar riqueza o, directamente, dificulta esta tarea a la población con decisiones erróneas o arbitrarias. El último informe económico -que es excelente- de la empresa Freemarket Corporate Intelligence ofrece una perspectiva sobre el fracaso de las medidas económicas del Gobierno y sobre cómo sus políticas equivocadas de redistribución de la riqueza han afectado especialmente a los ciudadanos con unas rentas más bajas. Algo en lo que abundaba Juan Delgado en este artículo.

Los datos demuestran que el discurso sobre el escudo social es engañoso, dado que quienes más han sufrido la crisis que se generó tras la llegada de la pandemia de covid-19 han sido los pobres. Habrá quien piense que el incremento del gasto público en época de vacas flacas genera beneficios extraordinarios en la sociedad. La realidad es que obliga a contraer unas deudas cuya amortización afecta más a quienes menos recursos tienen. ¿Qué dice el estudio sobre la situación actual?

Más desigualdad

La 'tasa de riesgo de pobreza después de transferencias sociales' es en España del 21,7% . En la Eurozona se ha mantenido prácticamente estable en los últimos años, según Eurostat, e incluso en países como Irlanda y Alemania ha descendido. En nuestro país ha aumentado desde 2019. También lo ha hecho la 'tasa de riesgo' de pobreza (del 25,3% al 26,4%), que es aquella que mide las dificultades de los hogares para adquirir los productos de la cesta de la compra, adquirir un automóvil, una lavadora o pagar una semana de vacaciones al año o un imprevisto de más de 650 euros.

Los efectos de la inflación -que comenzó a escalar antes de la guerra de Ucrania, pese a lo que sostiene el relato gubernamental- han golpeado más a la población con menos recursos (11,3%) que a las rentas más altas (9,7%); y le ha obligado a modificar de una mayor forma sus patrones de gasto (Banco de España). Por otra parte, las políticas de rebaja del IVA del gas y la electricidad han beneficiado más a los 'ricos' (2.055 millones de euros) que a los 'pobres (1.484 millones), lo que se explica en que los hogares con mayor renta gastan más en estos bienes en términos absolutos.

Algo similar ocurre -en términos de Impacto Presupuestario Total (IPT)- con la rebaja del IVA de los alimentos, que ha generado un mayor efecto en las casas con más recursos económicos (240 millones) que en el resto (142 millones). Además, los hogares con una renta más alta se beneficiaron el 192% más que los 'desfavorecidos' de la bonificación sobre el precio de los carburantes.

Freemarket también recoge los resultados de las encuestas de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística y se centra en una variable muy reveladora, como es la de aquellos hogares con una baja intensidad del trabajo. Cuando Pedro Sánchez entró en el Ejecutivo, esta tasa se situaba en el 10,8%, mientras que en 2022, en el 11,8%. Sobra decir que la tasa de paro (INE) ha aumentado en el ciclo 2018-2022 del 12,3 al 12,9%, mientras que en la Eurozona (Eurostat) ha descendido desde el 7,9 al 6,6%.

Abajo parias de la tierra

La conclusión que extrae el informe, tras analizar estas variables, es rotunda: “Las diversas medidas puestas en marcha por el Gobierno para paliar el impacto de la crisis primero y del alza de la inflación después no se han focalizado sobre los hogares que están en una posición de mayor vulnerabilidad, sino que han tenido un alcance generalizado. Esto significa que sus efectos redistributivos, es decir, su impacto no se ha concentrado en las familias con niveles de renta situados en los deciles inferiores de la distribución de la renta”.

Sobre la escasa eficiencia del gasto público expansivo y del escudo social del Gobierno para corregir las desigualdades sociales, se ofrece luz a partir de las estadísticas de la OCDE: “las transferencias recibidas por los individuos y las familias ubicadas en los quintiles inferiores de la distribución de la renta están 12 puntos por debajo de las percibidas por quienes ocupan esa misma posición en la media de la UE, mientras las obtenidas por los situados en los tramos superiores están 12 puntos por encima de las logradas por sus homólogos en el promedio europeo”.

Entre medias, España se ha convertido en el país europeo donde más se ha reducido la renta disponible desde el inicio de la pandemia (-7,4%, según la OCDE) mientras ha aumentado el precio de los productos básicos de la cesta de la compra y las mensualidades de las hipotecas con interés variable se han encarecido. No ayuda a paliar este efecto el hecho de que el salario medio en España haya aumentado desde 2019 en menor medida (2,4%) que en Alemania (4,7%), Francia (3,4%), Italia (3,5%) y Portugal (10,9%).

Actualmente, el español medio debe trabajar más horas que en 2018 para pagar la cesta de la compra mensual, la electricidad, una vivienda... o una noche de hotel.

Así que cuando Pedro Sánchez habla del Gobierno de la gente y de la corrección de la desigualdad en España, podría decirse que está pronunciando una de sus mayores mentiras. Quizás no generen tanto escándalo como sus renuncios políticos, pero si se analizan los datos disponibles, resultan igual de penosas.

Es cierto que la pandemia y la crisis geopolítica mundial han generado fuertes distorsiones en las economías en los últimos años, pero también lo es que la eficiencia de las medidas de la coalición PSOE-Podemos ha sido menor que en otros países del entorno.

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