De mi infancia recuerdo un programa que se llamaba “Por Tierra, Mar y Aire” el que se informaba de las actividades de nuestras Fuerzas Armadas, bien en forma de reportajes, bien en forma de entrevistas. Personalmente me gustaba ver desfilar a la Legión o tirarse en paracaídas a los miembros de la BRIPAC. Como mi padrino servía ahí yo me fijaba a ver si lo podía distinguir. Mi padre, en cambio, que había sido cabo en el primitivo buque Dédalo en el desembarco de Alhucemas, gustaba más de las noticias relacionadas con la Armada. Yo no era el único chaval del barrio que lo veía.
Todos jugábamos con soldados – la casa Comansi sacó uno de soldados y vehículos motorizados que se llamaba igual que el programa – y nadie se mataba por las esquinas ni nadie ha salido después un genocida. Imagino que también pesaba en nuestro ánimo que haríamos la mili y nos despertaba curiosidad ver de qué iba lo del ejército. Nunca me pareció que nadie me comiera el coco y vistos algunos de esos programas ahora de adulto me siguen pareciendo inocuos y sin voluntad de aborregar al telespectador, lo que no puedo decir de Intxaurrondos, Wyomings, Buenafuentes, Évoles y demás harka. Vamos, que Don Ángel Losada, que Dios tenga en su Gloria, a la sazón presentador del programa, era mucho más prudente, ponderado e informativamente riguroso que los mencionados.
Eso no significa que fuese un programa realizado durante el franquismo y bla bla bla. Pero también estudié los conjuntos, las ecuaciones de primer, segundo y tercer grado, el latín, las matemáticas, la literatura del Siglo de Oro, la historia del mundo, los lepidópteros y las dicotiledóneas, el máximo común denominador, el teorema de Pitágoras, leí La Guerra de las Galias, El Buscón, El Quijote, La Divina Comedia, Los cuentos de Calleja, descubrí la pintura de Velázquez y muchas otras cosas que los chavales de hoy ni conocen. Eso sí, todos son anti militares.
¿Es el público consciente de que se la ha encomendado la redacción de un plan de protección para evitar futuras catástrofes?
Hay cosas ajenas a los políticos que deben tener presencia en los medios de titularidad pública. De ahí que uno se pregunte ¿por qué se ha desterrado a la milicia? Es una cuestión ideológica, evidentemente, y quienes así la practican creen, los muy bobochorras, que no hablando de algo, esto desaparece. Pero la realidad, tozuda mano del Destino que siempre acaba por imponerse, les fuerza a mencionar al ejército, y a por qué en Valencia no se lo hizo acudir desde el minuto cero, y surge el nombre de mi Teniente General José Gan Pampols, recién nombrado vicepresidente para la Recuperación de Valencia por el presidente Mazón. ¿Saben quién es mi Teniente General, que lideró buena parte de la reconstrucción de Afganistán como coronel jefe de la misión española en el 2007 o que fue, poca coña, Director del Centro de Inteligencia de las FFAA?¿Saben que ha desempeñado varias misiones de la ONU y la NATO, dirigió la Academia Militar de Zaragoza o que es un catalán nacido en Figueras?¿Se ha dicho que tendrá la abrumadora misión de reconstruir más de setenta municipios?¿Es el público consciente de que se la ha encomendado la redacción de un plan de protección para evitar futuras catástrofes?
Son datos relevantes pero pocos los recogerán porque, ¡ay!, mi Teniente General lleva uniforme y ya se sabe, a quienes nos gobiernan solo les gustan los militares venezolanos, cubanos, norcoreanos, chinos y tal. Para evitar el analfabetismo intencionadamente sesgado en materia de Defensa, servidor propondría que se volviera a emitir un programa en horario competitivo que informase – informase, no adoctrinase – acerca de nuestros uniformados. Que igual hay alguno, pero lo tienen muy tapadito, no sea que…