Se puede confirmar que las manifestaciones contra el gobierno han sido un éxito por el berrinche elitista de los tertulianos de izquierda, reflejo exacto de aquel enfado y desorientación de los periodistas prosistema el 15 de mayo del 2011. Elizabeth Duval, hasta hace poco una de las voces más dinámicas y fiables del progresismo, se autorretrata en La Sexta al intentar reducir la revuelta a un movimiento de derecha y hacer afirmaciones tan delirantes como que no es legítimo gritar “Pedro Sánchez, hijo de puta”.
Con esa vara de medir, deberíamos rechazar el 8-M, el Primero de Mayo y cualquier manifestación de izquierda donde se coree “Machirulo muerto/ abono pa’ mi huerto”, “Obrero despedido/ patrón colgao” o el ya clásico “A galopar, a galopar/ hasta enterrarlos en el mar”. Que una analista antaño fresca y viva como Duval tenga hoy incorporados los tics de Victoria Prego, María Antonia Iglesias y Esther Palomera habla bien a las claras de lo rápido que envejece el discurso progresista.
El sanchismo calcula, con sobredosis de optimismo, que las manifestaciones de estos días le convienen, por eso las estamos viendo en bucle en sus terminales mediáticas de TVE1, La 2, La Sexta, Cuatro y 24Horas. La realidad es que la inmensa mayoría de los españoles estamos contra la secesión de Cataluña, contra la del País Vasco y por supuesto contra los miles de millones en regalos fiscales que se van anunciando, a medida que avanzan las negociaciones. El gobierno infravalora el efecto que está teniendo el dato de los 15.000 millones de peaje a los “indepes”’, encajados por una población con dificultades para llegar a fin de mes. El PSOE no quiere repetición electoral por temor a una debacle electoral definitiva.
Defender lo nuestro
¿Qué clase de país sería España si nadie se hubiera echado a la calle con la rojigualda para defender la integridad nacional? Uno donde no merecería la pena vivir, totalmente domesticado por el progresismo globalista y sus apologistas del desarraigo. Uno en que la Unión Europea y Pedro Sánchez podrían manejar como un solar para sus fiestas y sus negocios. Hay quienes exhiben un servilismo grotesco invocando el editorial del Financial Times en favor de la amnistía como prueba definitiva de que debemos ceder ante ese chantaje. El columnista Hughes llamó a estos analistas “papagayos de lo foráneo”, una expresión certera para quienes piensan que España es un menor de edad que necesita tutela de Inglaterra, Estados Unidos o la Unión Europea. Las manifestaciones de estos días piden soberanía, unidad y fraternidad, la piden porque hace demasiado que las echamos en falta. "España no se vota, España no se vende, España se defiende", gritaban miles de manifestantes.
Cada español que sale a protestar estos días pide una vuelta a la calma, la concordia y la cordura
A partir de ahora, cualquier presidente que quiera sacar beneficio personal negociando con la integridad española sabe que va a tener enfrente a quienes se manifestaron con rabia en Madrid, Jaén, Valencia, Valladolid, Oviedo y otras ciudades de España. Se pudo ver en Ferraz a veinteañeras que iban a su primera manifestación y volvieron a casa rociadas con gas lacrimógeno, convencidas para siempre de que sobran a este Gobierno feminista; se pudo ver también a jóvenes abogados que protestaban por la distancia entre el Derecho que estudian y el que aplica Sánchez; por supuesto, no faltaron un montón de jubilados que pasan el día leyendo Historia de España y se aferran al último vínculo colectivo que les queda, puesto en peligro por el sanchismo y sus aliados. El CIS no se atreve a preguntar cuántos millones de españoles defienden la unidad nacional, la igualdad fiscal y el cumplimiento de las sentencias del Procés. No se atreve porque todos sabemos la respuesta, más todavía después de presenciar la intensidad de las manifestaciones que nos han salvado de parecer un rebaño en vez de una nación. Cada español que sale a protestar estos días pide una vuelta a la calma, la concordia y la cordura.
k. k.
La única forma de defender hoy España es sacando de ella a sus enemigos. Es decir, echando fuera a Otegi, a Puigdemont, a Ortúzar, y a sus votantes y vecinos, los que han otorgado durante cuarenta años mayorías absolutas a PNV, CIU. La secesión es el único camino que queda. Catalanes y vascos, ¡largo!. No os vais vosotros, os echamos nosotros. Este tenía que haber sido el discurso desde hace muchísimo tiempo. Y que estamos haciendo. Darles una partida de millones para que al día siguiente se independicen. Lo siento, pero somos gil...as Esto es lo único bueno que va a hacer Sánchez, permitir el referéndum. Al día siguiente el socialismo desaparecerá de nuestro nuevo país, limpio de mi.....a
vallecas
Ya no se que pensar de usted D. Víctor. Me parece tan fiable como Sánchez.